S¨ªsifos
La piedra que los pol¨ªticos ruedan monta?a arriba es la del poder
En su vi?eta de hace dos d¨ªas en esta misma p¨¢gina, el dibujante Peridis representaba al presidente catal¨¢n Torra encadenado a una bola de presidiario que intentaba subir por una escalera sin final a la manera de un S¨ªsifo moderno. Se ve claramente que no conseguir¨¢ su prop¨®sito como tampoco pudo lograr el suyo el personaje de la mitolog¨ªa griega al que los dioses condenaron a subir una y otra vez una piedra a lo alto de una monta?a, pues siempre se le ca¨ªa antes de llegar arriba. En la teor¨ªa solar, S¨ªsifo representar¨ªa al sol, que sale cada ma?ana para volver a caer en el horizonte al final del d¨ªa sin conseguir alcanzar el c¨¦nit del cielo.
En la vi?eta de Peridis, a la figura del presidente Torra se le podr¨ªa a?adir la de Pedro S¨¢nchez intentando subir tambi¨¦n por una monta?a la pesada piedra del di¨¢logo, a pesar de que nunca consigue llegar arriba con ella. Como la piedra de la independencia al catal¨¢n, al presidente del Gobierno espa?ol se le cae la suya, pues en lo alto de la escalera de la vi?eta est¨¢ Puigdemont, y con ¨¦l, una parte de la poblaci¨®n catalana impidiendo que pueda alcanzar la cima con ¨¦xito. As¨ª las cosas, no es extra?o que muchos consideremos la tarea de ambos presidentes una repetici¨®n del castigo divino de S¨ªsifo, y a su perseverancia en ella, una maldici¨®n m¨¢s que una opci¨®n pol¨ªtica.
En v¨ªsperas de una nueva Diada de Catalu?a, que algunos comparan ya con el D¨ªa de la Marmota por la sensaci¨®n que anticipa de d¨¦j¨¤ vu, pues se repetir¨¢n las mismas manifestaciones de los ¨²ltimos a?os, los mismos discursos y proclamas encendidos, bien es verdad que este a?o con el color amarillo ti?endo las im¨¢genes de las televisiones, la met¨¢fora del mito de S¨ªsifo se hace m¨¢s evidente a¨²n, ya que, como interpret¨® el poeta romano Lucrecio, la piedra que los pol¨ªticos ruedan monta?a arriba es la del poder, y tanto la de Torra como la del presidente S¨¢nchez parecen pesar m¨¢s que las de sus antecesores; la del primero porque no podr¨ªa posarla ni siquiera para descansar aunque lo quisiera, y la del segundo porque la sube pr¨¢cticamente ¨¦l solo. Aunque quiz¨¢ la met¨¢fora va m¨¢s all¨¢ y es la de la vida humana, con la que Albert Camus compar¨® la tarea de S¨ªsifo por lo in¨²til del esfuerzo que supone y lo absurdo de su naturaleza. ¡°Todas las grandes acciones y todos los grandes pensamientos tienen un razonamiento irrisorio. El espect¨¢culo del orgullo humano es inigualable¡±, escribi¨® el autor de La peste en su ensayo sobre el mito de S¨ªsifo, que tanto nos sigue representando a todos.
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