Regular el cannabis
El modelo actual es lo que debe ser puesto en cuesti¨®n, no la legalizaci¨®n de la sustancia
La regulaci¨®n del cannabis ha tomado una mayor relevancia en los ¨²ltimos a?os con motivo de un contexto internacional favorable y el aumento de la demanda social que pide un cambio en su tratamiento. Sin embargo, mientras el mundo se mueve hacia una direcci¨®n aperturista, en los ¨²ltimos a?os Espa?a ha involucionado hacia una mayor represi¨®n gracias a la llamada ley mordaza. Esto afecta directamente a millones de personas que, en ausencia de una regulaci¨®n responsable, se ven abocadas a la ilegalidad, con la falta de garant¨ªas de calidad y seguridad que eso puede acarrear. Ante esta situaci¨®n, se plantea el debate sobre si el cannabis debe regularizarse o no y, de hacerse, qu¨¦ se regula y c¨®mo. Seg¨²n la Federaci¨®n de Ayuda a la Drogadicci¨®n, con datos de diciembre de 2014, un 52% de la poblaci¨®n espa?ola apoya su regulaci¨®n para uso recreativo, cifra que se eleva al 63% cuando se les pregunta solo a los menores de 34 a?os.
El debate sobre el cannabis abarca tres grandes temas: el uso medicinal, el recreativo y el productivo. Sobre el uso medicinal parece haber pocas dudas y pocas excusas para seguir impidiendo su acceso legal a tantos enfermos, pero es sobre el uso recreativo y su impacto econ¨®mico donde surgen las dudas. Regular el uso recreativo significa eso mismo: ordenar una realidad existente donde lo que se debate no es si se consume o no, sino en qu¨¦ contexto y bajo qu¨¦ marco jur¨ªdico. En lugar de despilfarrar el dinero p¨²blico en perseguir su tr¨¢fico y el autocultivo, el Estado puede establecer unos est¨¢ndares de calidad y certificaci¨®n p¨²blica para que su venta ofrezca todas las garant¨ªas y se proteja a los menores. Toda vez que la ilegalidad no evita ni reduce su consumo, tampoco entre los menores, y que solo sirve para alimentar el narcotr¨¢fico, criminalizar al consumidor y tirar el dinero, resulta aconsejable hacer lo contrario: respetar las libertades, regular su venta y fiscalizar para aumentar los ingresos y hacer un mejor uso del dinero p¨²blico, donde una parte de los ingresos se pueden destinar a mejoras en los programas de prevenci¨®n e informaci¨®n. En solo un a?o, el Estado de Nevada ha superado en exceso sus expectativas de ingresos p¨²blicos derivados de la regulaci¨®n.
Espa?a es el segundo productor del mundo de opio legal, un negocio cargado de secretismo controlado por una sola empresa, y tambi¨¦n somos el cuarto pa¨ªs de Europa en exportaci¨®n de armas. Sin embargo, resulta m¨¢s adecuado comparar el cannabis con el vino: de manera similar existen cientos de variedades de ¡°cepas¡±, intensidades, catas, rituales y ferias, que hacen del cannabis ¡°un mundo¡± en s¨ª mismo en el que Espa?a se posiciona con un know how puntero. Espa?a tiene un clima privilegiado que puede ayudar a crear un sello de distinci¨®n, donde, a modo de denominaci¨®n de origen, sea reconocido internacionalmente: ba?ada con el sol del Mediterr¨¢neo.
Las posibilidades que abre el cannabis en t¨¦rminos de dinamizaci¨®n econ¨®mica no se reducen a su venta directa, tambi¨¦n implica una serie de externalidades positivas en campos tan dispares como la cosm¨¦tica, el turismo rural y urbano, la investigaci¨®n o los cursos universitarios. La pregunta que tendremos que hacernos m¨¢s temprano que tarde no es si tendr¨¢ impacto econ¨®mico, sino para qui¨¦n lo tendr¨¢ y qui¨¦n saldr¨¢ beneficiado, dado que la gesti¨®n de su venta implica la existencia de redes de producci¨®n, distribuci¨®n y comercializaci¨®n. Una regulaci¨®n integral y transversal tiene que apoyarse en el tejido existente de asociaciones y clubes; aplicar criterios sociales, laborales y ambientales que protejan al peque?o agricultor, distribuidor y a los trabajadores; reforzar el tejido rural y fomentar el desarrollo de las cooperativas, tal y como est¨¢n haciendo en Massachusetts. Una iniciativa p¨²blica que act¨²a a modo de ¡°Estado emprendedor¡±, por usar la expresi¨®n de la economista Mariana Mazzucato, capaz de abrir nuevos escenarios de innovaci¨®n y orientar su desarrollo productivo poniendo especial atenci¨®n a los territorios m¨¢s golpeados por el paro y la precariedad, como pueden ser Andaluc¨ªa o las islas Canarias. El cannabis nos permite ofrecer un producto diferenciado con un valor a?adido propio por el clima, el know how y el menor impacto ecol¨®gico frente a otras alternativas de cultivo interior. Regular el cannabis representa avances democr¨¢ticos y econ¨®micos con respecto a la actual situaci¨®n de ilegalidad que ha resultado ineficaz, injusta y anacr¨®nica. Lo que debe cuestionarse es la funesta vigencia del modelo actual, no su regulaci¨®n.
Jorge Moruno es soci¨®logo.
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