El camarote de La Moncloa no tiene gracia
El Gobierno de S¨¢nchez desgasta munici¨®n al dispararse a s¨ª mismo
El Gobierno puede ser impresionante, forjado por ministras y ministros de fabuloso curr¨ªculum y extraordinarias intenciones, pero de poco servir¨¢ si adem¨¢s de luchar contra la exigua realidad de los 84 diputados, luchan contra s¨ª mismos.
Las contradicciones en las que ha incurrido el Ejecutivo de Pedro S¨¢nchez no s¨®lo son graves, sino que muestran la inc¨®moda convivencia de voces dispares y enfrentadas sin un m¨ªnimo de coordinaci¨®n. No hay coherencia en el camarote de La Moncloa que, a diferencia del de los hermanos Marx, no tiene gracia.
El anuncio del Ministerio de Defensa de bloquear la venta de bombas a Arabia Saud¨ª cumple el Real Decreto de 2014 sobre venta de armas al exterior, s¨ª, pero choca con los intereses de los trabajadores de Navantia, cuyas corbetas no se usar¨¢n precisamente para faenar en aguas tranquilas, sino para bloquear a Yemen. Varios ministerios est¨¢n implicados, miles de trabajadores, perjudicados, y los plomos han saltado. La decisi¨®n de la ministra de Justicia de no financiar la defensa del juez Llarena como si con el Estado no fuera la cosa, priv¨® a Espa?a de la magn¨ªfica posibilidad de meter a Puigdemont un importante gol: era la defensa quien pod¨ªa haber desenmascarado el ama?o de su demanda, en lugar de regalar la iniciativa a unos traductores curiosos a los que S¨¢nchez a¨²n no se lo ha agradecido suficiente. Despu¨¦s tuvo que rectificar.
En la penosa cadena de rectificaciones, la propia ministra de Industria corrigi¨® al presidente cuando ¨¦ste anunci¨® un impuesto al di¨¦sel para 2019. Reyes Maroto lo consider¨® ¡°un globo sonda¡±. Sin olvidar las contradicciones sobre el impuesto a la banca, la fecha de exhumaci¨®n de Franco, la financiaci¨®n auton¨®mica, el destino del Valle de los Ca¨ªdos, o la mano dura o tendida hacia la inmigraci¨®n, una inc¨®gnita a¨²n por desvelar.
El Gobierno tiene escaso margen de maniobra y, a la dif¨ªcil tarea de aunar a Podemos, PNV y los nacionalistas que le apoyaron en la investidura, suma el bloqueo que puede sufrir la mesa del Congreso, dominada por PP y Ciudadanos. No sobran v¨ªas despejadas para S¨¢nchez. Por ello desespera verle perder munici¨®n, no contra los rivales, sino contra s¨ª mismo.
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