Mejor, m¨¢s despacio

El alarmante repunte en el n¨²mero de v¨ªctimas por accidentes de tr¨¢fico en Espa?a obliga a tomar medidas dr¨¢sticas. No podemos resignarnos a recorrer al camino inverso al seguido durante m¨¢s de una d¨¦cada hasta que en 2013 se cort¨® en seco la tendencia a la baja. La implantaci¨®n del carn¨¦ por puntos y otras medidas aplicadas a partir del 2000 permitieron reducir las muertes en m¨¢s un 70%. Pero desde hace cuatro a?os la siniestralidad ha vuelto a incrementarse de manera que hemos pasado de 1.680 muertes en 2013 a 1.830 en 2017. Hasta el 3 de septiembre este a?o se hab¨ªan registrado 816 v¨ªctimas, 29 m¨¢s que en el mismo periodo del a?o anterior.

Entre las medidas que baraja el nuevo director general de Tr¨¢fico figura la de reducir la velocidad en las carreteras secundarias. La decisi¨®n puede ser impopular, pero hay razones para considerarla: tres de cada cuatro accidentes se producen en este tipo de v¨ªas, donde ahora se puede circular a 100 y 90 kil¨®metros por hora, seg¨²n tenga o no separaciones y arc¨¦n. Francia limit¨® a partir del 1 de julio a 80 kil¨®metros la velocidad permitida en estas v¨ªas y en el tiempo transcurrido se ha reducido un 5,5% la siniestralidad. Pa¨ªses como Suiza, Noruega, Holanda, Francia, Finlandia o Dinamarca aplican tambi¨¦n el l¨ªmite de 80 kil¨®metros por hora y han reducido el n¨²mero de accidentes. Tr¨¢fico ya propuso hacerlo durante el mandato de Rajoy, pero finalmente predomin¨® el miedo a los efectos electores. Entonces se estim¨® que la medida permitir¨ªa evitar unas 350 muertes anuales y miles de heridos.

En todo caso, no ser¨ªa la ¨²nica medida a tomar. Hay que saludar que se vayan a destinar 250 agentes m¨¢s a tareas de vigilancia y control, pero es insuficiente: todav¨ªa habr¨¢ 500 agentes menos que en 2011, cuando comenzaron los recortes. Hay que reforzar los controles de droga y alcoholemia y perseguir uso de m¨®viles al volante. Esta ha pasado a ser ya la primera causa de accidente.

Reclamar m¨¢s efectivos, m¨¢s controles y la mejora de las v¨ªas no significa que se haga recargar todo el peso de la responsabilidad sobre la administraci¨®n. Los ciudadanos tenemos gran parte de culpa, pues muchos de los accidentes se deben a distracciones o al hecho de conducir sin las condiciones f¨ªsicas adecuadas. Es preciso insistir en las campa?as de educaci¨®n viaria y de concienciaci¨®n, de manera que la sociedad interiorice, como una regla de oro, que el que conduce no bebe y no se droga. Pero mientras llegan los resultados de esa concienciaci¨®n, hay que insistir en medidas disuasorias.