Asociaci¨®n de ideas
Esta fotograf¨ªa dice tanto de s¨ª misma que resultar¨ªa ocioso comentarla. El papa Francisco, de otro lado, se retrata en ella con tal naturalidad que nos deja mudos. En cuanto al grupo de mujeres, se las ve tan felices que para qu¨¦ amargarles la fiesta. El problema de tener en la pared un corcho en el que vas clavando las im¨¢genes que te llaman la atenci¨®n es que un d¨ªa, tras leer lo de Pensilvania, levantas la vista y se produce un clic dentro de tu cabeza.
Clic.
Hablaba el peri¨®dico de 1.000 v¨ªctimas, 300 sacerdotes abusadores y 70 a?os de complicidad criminal por parte de las altas instancias, incluido el Vaticano. Casi todo prescrito. Y nos referimos solo a un trocito del mundo, pues la pederastia ha prosperado en la Iglesia como los hongos en el esti¨¦rcol. La red corrupta estaba tan organizada que dispon¨ªa de un manual donde al manoseo no se le llamaba manoseo, ni a las penetraciones anales penetraciones anales, ni al sexo oral sexo oral. La jerarqu¨ªa, que sab¨ªa lat¨ªn, hab¨ªa elaborado una lista de eufemismos para que las cosas no parecieran lo que eran. Algunos obispos alegaron en su defensa que los ni?os provocaban mucho.
Que en una organizaci¨®n cerrada haya sexo nos parece normal, incluso si se trata de una organizaci¨®n que lo proh¨ªbe. Lo raro es su calidad. ?C¨®mo es posible tal grado de perversi¨®n entre quienes abominan de ella? Esa es la pregunta todav¨ªa sin responder por quienes, frente a la evidencia, condenan ya sin subterfugios. Pero observen atentamente esta foto y quiz¨¢ dentro de su cabeza se produzca un clic semejante al que se produjo en la m¨ªa.?
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