El negocio de jugar con fuego
Diecisiete a?os despu¨¦s del 11-S ha crecido la distancia entre un Occidente que se cierra y un mundo musulm¨¢n que nos ve como parte del problema
El v¨ªdeo del camar¨®grafo Mark La Ganga, grabado en los minutos posteriores al doble atentado contra las Torres Gemelas, dado a conocer hace unos d¨ªas, es estremecedor. Recuerda la dimensi¨®n humana de la tragedia. Estamos tan zarandeados por cifras y declaraciones que a menudo se nos olvidan las personas.
Son im¨¢genes emocionantes. Recogen la lucha desesperada de bomberos y polic¨ªas por salvar vidas, la conmoci¨®n de los protagonistas y el respeto a un periodista que filma y pregunta. Fueron 2.977 muertos directos y m¨¢s de mil posteriores en enfermedades causadas por los atentados. No hablamos solo de c¨¢ncer; el dolor, tambi¨¦n mata.
Han pasado 17 a?os y muchas cosas en un mundo que vive su momento m¨¢s peligroso desde 1945, con focos regionales que podr¨ªan desencadenar un conflicto mayor, o un nuevo colapso burs¨¢til. No hemos entendido el 11-S ni lo ocurrido en Lehman Brothers. O quiz¨¢ s¨ª, pero el negocio sigue siendo jugar con fuego.
La invasi¨®n de Irak en 2003 fue un efecto colateral del 11-S basado en mentiras: Sadam Husein no ten¨ªa nada que ver con Al Qaeda. Hablamos mucho de las fake news de Donald Trump, pero olvidamos que el embuste y la inmoralidad son parte esencial de la propaganda, y del poder. El problema es que hoy son de transmisi¨®n masiva.
Han sido 15 a?os de guerra: cerca de 200.000 civiles muertos, seg¨²n Iraq Body Count, cifra que la revista m¨¦dica brit¨¢nica The Lancet, elev¨® a m¨¢s 600.000. Irak se hundi¨® en una guerra civil sectaria entre sun¨ªes (Arabia Saud¨ª) y chi¨ªes (Ir¨¢n). Del caos naci¨® el ISIS, un grupo m¨¢s violento y peligroso que Al Qaeda, que desestabiliz¨® Irak y Siria.
En este pa¨ªs, los muertos superan los 450.000 tras siete a?os y medio de guerra civil. Y faltan los de la ofensiva de Idlib. Entre desplazados y refugiados, m¨¢s del 50% de la poblaci¨®n siria ha tenido que dejar su casa. Son v¨ªctimas que deber¨ªamos sumar a las del 11-S. Lo son del fanatismo y la incompetencia. Como los de Afganist¨¢n.
Diecisiete a?os despu¨¦s ha crecido la distancia entre un Occidente que se cierra, carcomido por un discurso xen¨®fobo, incluso en la idealizada Suecia, y un mundo musulm¨¢n que nos ve como parte del problema, no como la soluci¨®n. Somos sin¨®nimo de vallas, muros y armas.
Yemen es un ejemplo de esta doble moral: la UE devuelve migrantes, huyan del hambre o de la guerra, pero es el segundo exportador de armas a Arabia Saud¨ª, el gran desestabilizador. De las 400 bombas y de las fragatas ya hablaremos otro d¨ªa. A las noticias falsas hay que sumar los principios falsos, de quita y pon, seg¨²n soplen la realidad y las encuestas.
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