Carl Schmitt en Catalu?a

No hay palabra m¨¢s repetida en el vocabulario del independentismo catal¨¢n que ¡°democracia¡±. Sirve de se?a de identidad y de arma arrojadiza. Las aspiraciones del movimiento soberanista ser¨ªan la expresi¨®n m¨¢s pura de la democracia, por cuanto tienen por ¨²nico objetivo votar sobre la cuesti¨®n esencial y, frente a ellos, quienes lo rechazan ¡ªel Gobierno de Madrid, los constitucionalistas¡ª son la expresi¨®n de la negatividad pura, franquistas renacidos. Entre ambos polos no cabe posici¨®n intermedia.

La cuesti¨®n es saber en qu¨¦ consiste esa democracia, enfrentada a la Constituci¨®n que votaron ampliamente los catalanes y al Estatut vigente. Su recorte sirvi¨® de coartada para plantear una situaci¨®n pol¨ªtica del todo nueva, donde un sujeto todopoderoso, el pueblo catal¨¢n, no la sociedad catalana en su conjunto, adopta el ¨²nico camino, la independencia.

Desde 2012 nunca se trat¨® de abrir un amplio espacio deliberativo en el que los ciudadanos catalanes expresaran y recibieran opiniones sobre cuesti¨®n tan trascendental. La isegor¨ªa estuvo forzosamente ausente.

Si el Parlament jug¨® un papel de primer orden, ello solo tuvo lugar en las sesiones donde el 6 y el 7 de septiembre se decidi¨® el golpe de Estado, para m¨ª poco posmoderno, aunque eso suene bien, remake de pasados ejercicios de destrucci¨®n de la democracia, singularmente en pa¨ªses totalitarios. Y, como no pod¨ªa ser de otro modo, lo primero que hizo el Govern fue impedir un debate abierto en la C¨¢mara.

A partir de ah¨ª, por muchos que fueran los participantes en el 1-O la democracia aut¨¦ntica dej¨® de existir y dej¨® paso al decisionismo pol¨ªtico basado en la movilizaci¨®n desde arriba del ¡°pueblo¡±. Solo que esto nada tiene que ver con la democracia representativa y s¨ª con la democracia por aclamaci¨®n que teoriz¨® en los a?os veinte Carl Schmitt para el nacionalsocialismo.

Las elecciones se subordinan al acto puntual en el que ese ¡°pueblo catal¨¢n¡±, sujeto previo a toda instituci¨®n, adoptar¨¢ la ¨²nica decisi¨®n l¨ªcita, la independencia. Para asentarla tiene lugar un proceso intensivo de autoafirmaci¨®n y deslegitimaci¨®n del oponente, que ya ni siquiera conserva derecho a manifestarse.

Siguiendo a Schmitt, no cabe aceptar el pluralismo en el trayecto que va de ¡°ocupar la calle¡± al refer¨¦ndum, ya que en la base del proc¨¦s y como objetivo supremo se encuentra la homogeneidad, con su carga excluyente del otro. La puesta en pr¨¢ctica se atendr¨¢ a la distinci¨®n entre amigo y enemigo, con la consiguiente designaci¨®n de chivos expiatorios. M¨¢s sacralizaci¨®n: cruces y lazos amarillos. Balance: un eficaz totalismo, totalitarismo horizontal.

Esto pudo ya preverse en 2012: no era cuesti¨®n de independencia, sino de democracia. Ahora es dif¨ªcil de frenar. Carl Schmitt era un gran estratega del Mal.