Un frente europeo contra la xenofobia

Ahora sabemos que la extrema derecha quiere transformar las pr¨®ximas elecciones europeas en un refer¨¦ndum contra la inmigraci¨®n. Hacer frente a esta pretensi¨®n es vital para sostener un proyecto europeo civilizado, es decir, urge abrir el debate y definir claramente los objetivos. Pues en un contexto en el cual los problemas sociales generados por la crisis de 2008 aun no se han solucionado, la ret¨®rica esquem¨¢tica, basada en los prejuicios y la desafecci¨®n respecto a los pol¨ªticos, podr¨ªa ensuciar prolongadamente la convivencia ciudadana en Europa. Los peligros m¨¢s obvios son que este discurso de temor y odio se extienda a las fuerzas conservadoras tradicionales mientras que las progresistas se limiten s¨®lo a una postura defensiva. Es imprescindible que, desde las fuerzas social-dem¨®cratas y de izquierdas, se afirme un n¨²cleo b¨¢sico de valores en torno de la defensa de derechos humanos solidarios, la humanizaci¨®n de la cuesti¨®n migratoria frente a la guerra de identidades incentivada por la extrema derecha y la reforma del estatuto de refugiado tomando en cuenta los desplazados medioambientales. Y, por fin, que la UE se movilice realmente frente al reto planteado por la articulaci¨®n nueva e hist¨®rica entre crecimiento demogr¨¢fico y demanda migratoria procedente del Sur. Este bloque de tareas deber¨ªa constituir un objetivo esencial de las corrientes social-dem¨®cratas y de las izquierdas europeas.

La segunda dimensi¨®n es estrat¨¦gica: buscar convergencias con las fuerzas conservadoras y liberales arraigadas en la defensa de los valores europeos de solidaridad y tolerancia. Es decir, construir, pacientemente, alianzas para aislar el populismo identitario, castigar los comportamientos delictivos contra los valores europeos y evitar que parte de los sectores conservadores sucumba ante las sirenas electoralistas neofascistas en Europa. Este objetivo se debe conseguir sobre la base de un lema sencillo: no se puede vencer a los partidos de extrema derecha apropi¨¢ndose de su discurso. Hay que combatirlo frontalmente, para que no contamine la identidad europea democr¨¢tica. Pues el programa del populismo xen¨®fobo utiliza el temor a la inmigraci¨®n para clavar una estaca -modo Klu Klux Klan- en el coraz¨®n de Europa. Es su principal objetivo tal y como se ha demostrado manifiestamente en Francia, Italia, Austria y Hungr¨ªa. Estas fuerzas del temor, que ahora unen a algunos gobiernos a la extrema derecha tradicional, constituyen la amenaza m¨¢s letal, desde la segunda guerra mundial, contra la Uni¨®n Europea. Nunca desde aquella ¨¦poca han tenido tanta potencia como hoy.

Ante este peligro, la propuesta avalada el 17 de septiembre por los partidos progresistas, conservadores y liberales en el parlamento europeo de poner en marcha el mecanismo sancionador contra Hungr¨ªa es un giro hist¨®rico y una se?al de esperanza para la Europa de los derechos humanos. Pero las sanciones estatutarias no bastan, habr¨ªa que erigir un verdadero e infranqueable dique de solidaridad europea contra la xenofobia, pues la guerra ideol¨®gica abierta por los partidarios de la regresi¨®n antieuropea, el odio y el nacionalismo rancio no se detendr¨¢ ni r¨¢pida ni f¨¢cilmente.