Candidatos de relumbr¨®n
Las formaciones electorales empiezan a dise?ar sus estrategias ante los comicios municipales, auton¨®micos y europeos de mayo
Faltan todav¨ªa ocho meses para los comicios municipales, auton¨®micos y europeos y ya se respira aire de precampa?a. El paso adelante de Manuela Carmena y de Ernest Maragall o las enigm¨¢ticas fotograf¨ªas colgadas por el ex primer ministro franc¨¦s Manuel Valls en una red social evidencian que los partidos empiezan a mover ficha. Las formaciones electorales dise?an sus estrategias y aquilatan listas con fichajes de relumbr¨®n.
Alrededor de los partidos pol¨ªticos se crean c¨ªrculos conc¨¦ntricos que vienen a definir el grado de solidaridad de sus seguidores con las siglas. En los distintos anillos se van ubicando simpatizantes, militantes o propagandistas, aunque en algunas formaciones estas clasificaciones se resumen en una: inscritos. ?Qui¨¦n es miembro de un partido?, se preguntaba el soci¨®logo Maurice Duverger. No hay una respuesta universal, observaba.
En EE UU, la expresi¨®n ¡°miembro de un partido¡± no designa nada, mientras que en otras democracias tal denominaci¨®n abarca a los militantes integrados en la m¨¢quina, los simpatizantes que la refuerzan durante las campa?as electorales, los participantes en las primarias o los ciudadanos que votan por los candidatos del partido en unos comicios. Sin miembros, el partido se parecer¨ªa a un profesor sin alumnos, apuntaba Duverger.
Algo as¨ª le ocurre a algunas formaciones espa?olas. A falta de una base amplia de militantes con la que confeccionar las listas que se avecinan, para reclutar candidatos con ciertas garant¨ªas de ¨¦xito hay varias f¨®rmulas. Una pasa por atraer estrellas. La otra, por movilizar al departamento de Recursos Humanos y poner en marcha un proceso de selecci¨®n de ¡°los mejores¡± sin que importe demasiado los valores ideol¨®gicos. Es el trabajo de los buscadores de talentos, una pr¨¢ctica que en su d¨ªa emplearon Emmanuel Macron en Francia y Mauricio Macri en Argentina.
Trasladar a las listas mecanismos de captaci¨®n al estilo de los consorcios empresariales o emulando los multitudinarios castings de Operaci¨®n Triunfo no garantiza que no vaya a haber ranas entre los elegidos. Los partidos son maquinarias dise?adas para alcanzar el poder, pero conviene que los pol¨ªticos sientan los colores y defiendan con convicci¨®n compromisos ¨¦ticos y sociales en favor de los ciudadanos.
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