El pacificador espa?ol en la tierra de los elefantes asi¨¢ticos
El ec¨®logo Ahimsa Campos-Arceiz dirige un programa que investiga la interacci¨®n entre los paquidermos y las personas e impulsa medidas para proteger la megafauna de Malasia
En un pueblo de Sri Lanka, un grupo de elefantes asi¨¢ticos destroza 20 de las 400 casas menudas y s¨®lidas que forman el poblado. El paisaje de desechos impresiona. Los paquidermos, surgidos del bosque h¨²medo, han derrumbado los muros de ladrillo de los hogares atra¨ªdos por el olor de arroz guardado en sacos. La gente grita mientras unos cuantos vecinos disparan al aire. As¨ª recuerda el ec¨®logo espa?ol Ahimsa Campos-Arceiz, asentado en Asia desde hace m¨¢s de tres lustros, uno de los episodios de la tensa convivencia entre humanos y fauna salvaje. El conflicto entre las explotaciones agr¨ªcolas y la supervivencia de especies en peligro de extinci¨®n como los elefantes es el campo de trabajo de este reconocido investigador de la fauna del sureste asi¨¢tico.
En el enfrentamiento por la vida entre humanos y elefantes, para quien vive en una gran capital, donde el problema queda muy lejos, lo f¨¢cil es empatizar con los segundos. Pero el trabajo de este profesor de la Escuela de Ciencias Ambientales y Geogr¨¢ficas de la Universidad de Nottingham en Kuala Lumpur (Malasia), de origen zaragozano y criado en Galicia, va mucho m¨¢s all¨¢ de las meras buenas intenciones. ¡°Es necesaria mucha empat¨ªa para entender que las personas necesitan beneficiarse de la conservaci¨®n. Si no la ven como suya, nunca funcionar¨¢. Para muchas culturas, los elefantes son como personas, quieren convivir con ellos pero no sufrir las consecuencias de la convivencia. Nosotros ayudamos a mejorarla, haciendo entender que el conflicto es necesario. Este es un ejemplo de c¨®mo funcionan las cascadas tr¨®ficas, y se pueden usar paralelismos con lobos y otros grandes herb¨ªvoros para aplicar medidas similares localmente¡±, subraya.
Conservar significa trabajar con las comunidades, el Gobierno, las organizaciones. Un reto muy complejo para el que nadie nos prepara
Amante de los paquidermos, tan enormes en su envergadura como en su complejidad a la hora de trabajar en conservaci¨®n, Campos-Arceiz, que visit¨® recientemente Madrid para departir sobre su experiencia en una conferencia titulada?El reto de conservar al elefante asi¨¢tico y otra megafauna en el Antropoceno, en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, lleg¨® a Sri Lanka por casualidad, tras una estancia en Jap¨®n. ¡°Un grupo de investigaci¨®n japon¨¦s hab¨ªa conseguido un proyecto muy importante en Sri Lanka y les daba reparo enviar a un estudiante japon¨¦s porque en aquel momento hab¨ªa guerra. Yo estaba disponible y pensaron que, como europeo, grande y fuerte, sobrevivir¨ªa¡±, evoca.
Durante los cinco a?os que pas¨® en Sri Lanka como alumno de m¨¢ster y doctorado, Campos-Arceiz encontr¨® la libertad para investigar y un gran conflicto social en torno a la convivencia con los elefantes asi¨¢ticos que le hizo tomar conciencia sobre la protecci¨®n de esta especie como medida para conservar el ecosistema del bosque h¨²medo. ¡°Si queremos un bosque sano, hay que conservar la fauna, y el elefante es vital por su impacto ecol¨®gico. Si consigues conservarlo, puedes hacerlo con especies m¨¢s peque?as y menos conflictivas. Es un modelo de especie apasionante¡±, recalca este conservador de 43 a?os, que dedic¨® su doctorado a la dispersi¨®n de las semillas por el efecto del elefante asi¨¢tico en el bosque tropical h¨²medo.
Ciencia ¨²til, conservaci¨®n efectiva
Entonces, reconoce este ec¨®logo, a pesar de sentirse realizado como investigador, se dio cuenta de que su trabajo no ten¨ªa impacto local. ¡°Pese a publicar art¨ªculos y tener un reconocimiento internacional, a las autoridades locales no les interesaban mis investigaciones. Hac¨ªa ciencia desconectada del mundo real. Ten¨ªa el mejor conocimiento, pero a nadie le importaba¡±, recuerda.
Tras cambiar Sri Lanka por Singapur, donde vivi¨® dos a?os de posdoctorado para instalarse despu¨¦s en Malasia, en ese periplo se propuso dedicarse a lo que ¨¦l llama ¡°ciencia ¨²til¡±, la conservaci¨®n efectiva. Al mismo tiempo, empez¨® a fraguar el proyecto Gesti¨®n y Ecolog¨ªa del Elefante Malasio (MEME, en sus siglas en ingl¨¦s, un gui?o al bi¨®logo evolucionista Richard Dawkins). Despu¨¦s de entrevistarse con el Gobierno malayo y presentar el proyecto en 2009, MEME naci¨® como una herramienta de trabajo en una doble direcci¨®n: crear conocimiento en torno al comportamiento y la ecolog¨ªa del elefante y entender las interacciones con la gente.
El objetivo no puede ser eliminar el conflicto, sino mitigarlo. No tener quejas implica no tener elefantes
Al aterrizar en la Malasia peninsular, este ec¨®logo era el ¨²nico experto en una zona en la que no hab¨ªa habido nunca tradici¨®n acad¨¦mica ni se hab¨ªan recogido ni publicado datos de la biodiversidad aut¨®ctona. Contra esa carencia, MEME impuls¨® la creaci¨®n de una red local de expertos. ¡°Desde 2010, hemos tenido seis doctorados y siete m¨¢steres, la mayor¨ªa con estudiantes locales, y ahora queremos dedicarnos a divulgar nuestra labor y orientar la investigaci¨®n a quienes dise?an las estrategias de acci¨®n, implementando nuestras ideas para tomar mejores decisiones¡±, relata este ec¨®logo, que reside a 20 minutos de la oficina del director del departamento de zona salvaje. ¡°La presencia es muy importante, hay que ganarse la confianza y ser aceptado. Como investigador puedes tener el mejor conocimiento, pero si no le importa a la gente que lo tiene que utilizar, no sirve de nada¡±, apunta.
En la conservaci¨®n de los elefantes asi¨¢ticos, Campos-Arceiz sabe que la ciencia solo es el principio de un largo y costoso trabajo. ¡°Conservar significa trabajar con las comunidades, con el Gobierno, con las organizaciones. Un reto muy complejo para el que nadie nos prepara. Hay que moverse, ir a una comunidad y decirle que el elefante es muy importante. Pero, entonces, alguien te cuenta que perdi¨® a su padre por el conflicto con ellos, que los animales se comen los cultivos para los pr¨®ximos seis meses... Es un proceso muy lento que requiere paciencia y mucha participaci¨®n¡±, reconoce el fundador de MEME, que promueve el acercamiento, con un enfoque interdisciplinar y activo, abierto al di¨¢logo y no traumatizante con los errores y las iniciativas que no funcionan.
15 a?os de plazo
La poblaci¨®n de elefantes asi¨¢ticos salvajes se estima que alcanza los 40.000 individuos, cuyos dos tercios albergan India y Sri Lanka. La pen¨ªnsula de Malasia, en la que viven alrededor de 1.500 elefantes, constituye uno de los mejores enclaves para su conservaci¨®n en el sureste de Asia, aunque pueda chocar con la modernidad de las torres gemelas de Kuala Lumpur y la F¨®rmula 1. ¡°Malasia es un pa¨ªs rico por su econom¨ªa y sus recursos naturales, con una gobernanza bastante estable, est¨¢ m¨¢s desarrollado que sus vecinos. Hay dinero para hacer cosas y menos presi¨®n demogr¨¢fica -un tercio de la poblaci¨®n de Tailandia y menos de un tercio de la de Vietnam-, tiene bastante bosque y fauna salvaje (elefantes, tigres, leopardos), porque ha habido menos caza furtiva hist¨®ricamente, aunque ahora s¨ª es un problema¡±, observa este ec¨®logo.
Entre las medidas sostenibles que MEME despliega en su listado de prioridades en el largo plazo lo encabeza proteger el h¨¢bitat cuando todav¨ªa queda mucho bosque sin protecci¨®n, seguido por la necesidad de conectar los entornos. ¡°Los bosques son como islas, y los animales deben moverse entre ellas. Hay que crear corredores naturales de multiuso que permitan tanto la actividad agr¨ªcola y las extracciones como los paisajes penetrables para que la megafauna se desplace, en los que el nivel de conflicto sea tolerable¡±, se?ala Campos-Arceiz.
Pero, ?cu¨¢nto tiempo tiene que transcurrir? Este conservador se da como margen 15 a?os para que el proyecto funcione. ¡°De lo contrario, el bosque se fragmentar¨¢ m¨¢s, se cazar¨¢n m¨¢s animales y llegar¨¢ una situaci¨®n de no retorno para tigres y leopardos. Pero hay m¨¢s probabilidad de ¨¦xito en Malasia¡±, se?ala este ec¨®logo, que se confiesa optimista y posibilista. ¡°Hay que buscar oportunidades con un prisma de realismo. Detecto muchas posibilidades para convencer a la poblaci¨®n de que se puede hacer conservaci¨®n efectiva. La gente local ve siempre el lado negativo de los problemas, necesita que, desde fuera, enfaticemos las oportunidades, pero depende de ellos hacer cambios positivos. De momento, es muy importante que el liderazgo del equipo de MEME sea local. En 2020 me voy a bajar del proyecto de forma planificada y consciente para que uno de los estudiantes lo dirija¡±, concluye.
El conflicto como buena se?al
La p¨¦rdida del h¨¢bitat natural -se ha reducido un 70% en 40 a?os (un descenso del 40-50% de los elefantes)-, acusada por la deforestaci¨®n en el ¨²ltimo siglo y la explotaci¨®n continua de cultivos de caucho y palma, y la convivencia problem¨¢tica con el humano representan las principales amenazas para la supervivencia del elefante. ¡°Ante la falta de depredadores, la misi¨®n del elefante es comer todo el d¨ªa. Si hay cultivos muy atractivos, los elefantes los atacan porque van a por un mejor men¨² que en el bosque. Aqu¨ª surge el conflicto, la gente no lo tolera y supone un riesgo de persecuci¨®n o muerte¡±, indica Campos-Arceiz, que apunta otros dos factores cr¨ªticos como el furtivismo -menor que en ?frica-, y la existencia de peque?as poblaciones en pa¨ªses como Laos, integradas por un par de familias (30 o 40 elefantes) que colapsar¨¢n en el futuro.
Una de las acciones de MEME que han trascendido es, seg¨²n Campos-Arceiz, haber cambiado el paradigma de la conservaci¨®n del elefante malayo, recogido en el plan nacional de 2013, en cuyo comit¨¦ participa MEME junto a representantes del Gobierno y los Estados, la universidad y entidades no gubernamentales. "Cuando llegu¨¦, la prioridad era no recibir quejas, la ausencia de conflicto. Cuando hay elefantes y agricultura en un mismo paisaje siempre habr¨¢ conflicto. El objetivo no puede ser eliminarlo, sino mitigarlo a algo sostenible. Hay que entender todas las partes, pero no tener quejas implica no tener elefantes. La meta tiene que ser la coexistencia. Que haya ciertas quejas es buena se?al, porque significa que hay elefantes, aunque perjudique a los cultivos. Resulta muy inc¨®modo por la oposici¨®n, pero hay que mediar no s¨®lo respondiendo al inter¨¦s de la gente, sino evitando que la poblaci¨®n humana sufra y a la vez que comprenda que la conservaci¨®n supone cierto beneficio", sostiene este ec¨®logo.
Anta?o, las acciones del Gobierno malayo se limitaban a las translocaciones, trasladar a los elefantes a parques nacionales con pasos artificiales para evitar los conflictos con las personas, erradicando las familias de paquidermos. ¡°Hay medidas alternativas como pensar d¨®nde cultivar, fuera del paso de los elefantes, o c¨®mo proteger los cultivos sin limitar el desplazamiento de los elefantes. Los desplazamientos artificiales a largo plazo, como medida principal, tienen un impacto muy negativo a gran escala. Es necesario buscar otras soluciones. Ahora, aunque estamos muy al principio, trabajamos para mitigar el conflicto con vallas el¨¦ctricas y con educaci¨®n a la poblaci¨®n, y barajamos la compensaci¨®n econ¨®mica por los da?os. No se trata de obligar. No se le puede decir a la gente que aguante porque hay que proteger a los elefantes, hay que hacer algo m¨¢s¡±, sostiene.
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