?Y si nos movi¨¦ramos un poco m¨¢s?
El sedentarismo y los nuevos estilos de vida son un factor importante en la epidemia global de sobrepeso y obesidad. En 2014, ni siquiera la mitad de espa?oles adultos hab¨ªan realizado al menos una actividad f¨ªsica moderada por semana
En Bahamas, el pa¨ªs con peores tasas de obesidad del Caribe (32,1%), se han propuesto un reto: que, para finales de 2018, sus 388.000 habitantes hayan perdido, entre todos, 200 toneladas de peso. El desaf¨ªo incluye dos complementarios: beber 15 litros de agua semanales (para reducir el consumo de otro tipo de bebidas) y andar mucho m¨¢s. Entre todos, 2.000 millones de pasos (unos 1,5 millones de kil¨®metros).
El ¨²ltimo informe de salud de la Uni¨®n Europea se?alaba que la tasa de obesidad ¡°relativamente alta¡± entre los adultos espa?oles se deb¨ªa, en parte, a ¡°los bajos niveles de actividad f¨ªsica¡±. En 2014, los espa?oles mayores de 18 a?os (27,1% de obesidad) que realizaron algo de actividad f¨ªsica moderada todas las semanas eran menos de la mitad. Es la segunda tasa m¨¢s baja de los pa¨ªses de la UE (despu¨¦s de Ruman¨ªa). Otro estudio de la Fundaci¨®n Espa?ola del Coraz¨®n afirma que 85 de cada 100 ni?os espa?oles no realizan siquiera una hora diaria de ejercicio f¨ªsico, como recomienda la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). De hecho, el 48% de los ni?os y adolescentes del pa¨ªs pasan demasiado tiempo ante una pantalla entre semana (y el fin de semana el porcentaje sube al 84%).
Desde hace unas d¨¦cadas, sobre todo en las ciudades ¡ªdonde ya vive m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n mundial¡ª nos hemos acostumbrado a caminar menos, a pasar cada vez m¨¢s tiempo sentados y a que cada vez menos gente se dedique a actividades f¨ªsicamente exigentes. ¡°Somos m¨¢s sedentarios, es un hecho¡±, coincide Alfredo Mart¨ªnez, presidente de la Uni¨®n Internacional de Ciencias para la Nutrici¨®n. ¡°A la gente, caminar 15 o 20 minutos, uno o dos kil¨®metros, le parece much¨ªsimo, y por lo general busca la manera de no hacerlo¡±, apunta.
?De d¨®nde sacamos tiempo para todo?
El ritmo fren¨¦tico de la vida moderna y las jornadas laborales cada vez m¨¢s largas ¡ªunidas a los problemas de conciliaci¨®n¡ª conllevan menos tiempo disponible para otras actividades: entre ellas, el ejercicio o el deporte, pero tambi¨¦n tareas como hacer la compra o cocinar. Es decir, empujan hacia dietas menos saludables (con mayor consumo de productos listos para calentar, salvo en casos de alto poder adquisitivo) y, en muchas ocasiones, menor actividad f¨ªsica: terreno abonado para el sobrepeso.
Hay investigaciones que relacionan el aumento de horas de trabajo con incrementos en el ?ndice de Masa Corporal y en la probabilidad de sufrir obesidad. En uno de estos estudios, los efectos eran peores para los casados con empleos no manuales que ya ten¨ªan sobrepeso al inicio del estudio. Adem¨¢s, al alargarse la jornada laboral de las madres crec¨ªa la probabilidad de que el hijo tuviera sobrepeso.
En este sentido, la OMS alert¨® en 2016 de que hay factores ambientales que influyen en la actividad f¨ªsica que realizamos: para cada vez m¨¢s habitantes urbanos, esta se limita a las tareas del hogar y al deporte que pueda practicar en su tiempo libre. Por eso, al menos en el caso de los pa¨ªses en desarrollo, se calcula que los habitantes de las ¨¢reas rurales realizan el doble de actividad f¨ªsica que quienes residen en ciudades. En lugares como Estados Unidos, en cambio, se estima que ocurre lo contrario.
En el caso de las ciudades, la contaminaci¨®n ambiental, el tr¨¢fico de veh¨ªculos, la sensaci¨®n de inseguridad en las calles o la falta de espacios que promuevan el deporte y las actividades recreativas tienen mucho que ver con las tasas de actividad f¨ªsica, seg¨²n la organizaci¨®n que vela por la salud mundial. En Am¨¦rica Latina (58% de personas con sobrepeso y obesidad), la regi¨®n con m¨¢s homicidios del mundo, el coste de la violencia y la inseguridad se extiende tambi¨¦n a la salud p¨²blica en forma de sedentarismo y obesidad.
La OMS ha se?alado reiteradamente que uno de los medios m¨¢s efectivos para luchar contra el sedentarismo son las pol¨ªticas de transporte y planificaci¨®n urbana. Por eso, cada vez m¨¢s ciudades construyen carriles-bici u ofrecen servicios de alquiler de bicicletas. Un estudio realizado en siete urbes europeas demostr¨® que los hombres que empezaron a desplazarse a sus quehaceres diarios en bicicleta en lugar de en coche perdieron de media 0,75 kilos y 0,24 puntos de ?ndice de Masa Corporal. Las mujeres perdieron algo menos y la investigaci¨®n tambi¨¦n apunt¨® que el efecto adelgazante de las bicicletas el¨¦ctricas es menor.
Es verdad que la tele engorda
Hace un par de d¨¦cadas, los ni?os de tercero y cuarto de primaria de un colegio de California (EE UU) recibieron durante siete meses un curso dirigido a reducir el tiempo que pasaban viendo la televisi¨®n, jugando a videojuegos o delante del ordenador. Adem¨¢s, se les dio un gestor electr¨®nico del tiempo que pasaban ante el televisor y se facilit¨® informaci¨®n a los padres. Al terminar el experimento y compararlos con los chicos de otra escuela de parecidas condiciones sociodemogr¨¢ficas, los alumnos del centro hab¨ªan visto menos la tele y jugado menos a videojuegos. Tambi¨¦n hab¨ªan sido menos las veces que comieron delante de la pantalla. Y, sobre todo, mostraban un menor aumento ?ndice de Masa Corporal y mostraban menor per¨ªmetro abdominal que los del otro colegio.
Otro estudio similar durante dos a?os de duraci¨®n arroj¨® resultados parecidos, pero en este caso la ca¨ªda en el IMC se mantuvo durante dos a?os.
Normalmente, se relaciona pasar m¨¢s tiempo delante de una pantalla con la obesidad porque es una actividad sedentaria que quita tiempo a otras m¨¢s f¨ªsicas y de mayor gasto energ¨¦tico. Sin embargo, no se ha demostrado que abandonar las series y los juegos de ordenador traiga consigo practicar m¨¢s ejercicio.
En cambio, hay investigaciones que relacionan el tiempo pasado ante pantallas con un menor consumo de frutas y vegetales y una mayor ingesta de comida r¨¢pida, grasas y bebidas hipercal¨®ricas. Entre las posibles razones: ver la tele o jugar a la consola invita a comer m¨¢s, distrae del hecho de comer o encubre la sensaci¨®n de saciedad. Por otro lado, cuanto mayor es la exposici¨®n a anuncios de comida, mayor es el consumo de estos productos: en 2014, los ni?os y adolescentes estadounidenses visionaron entre 12,8 y 15,2 spots televisivos promocionando comidas, bebidas o restaurantes, a los que hoy se suman las redes sociales e Internet. Adem¨¢s, la falta de sue?o derivada de pasar m¨¢s tiempo en este tipo de actividades tambi¨¦n est¨¢ relacionada con m¨¢s peso y obesidad entre ni?os.
Pero no solo andamos menos (y usamos m¨¢s los medios de transporte pasivos), ¡°tambi¨¦n subimos menos escaleras, hacemos menos actividades dom¨¦sticas como barrer o fregar, y pasamos cada vez m¨¢s horas sentados, sobre todo en el trabajo¡±, destaca el catedr¨¢tico Alfredo Mart¨ªnez.
En Ciudad de M¨¦xico se analiz¨® el tiempo que distintos grupos de adultos pasaban sentados en 2006 y 2015. En, 2006, el promedio diario era de tres horas y 36 minutos. En 2015 hab¨ªa subido casi 18 minutos, hasta las tres horas y 53. Casi 15 de cada 100 sujetos pasaban m¨¢s de siete horas en la silla. Y los que sufr¨ªan sobrepeso u obesidad (o altos niveles de glucosa) estaban, por lo general, en este grupo.
¡°No hace falta ser deportista de ¨¦lite¡±, advierte Mart¨ªnez. ¡°Se puede empezar por bajarnos una parada antes de la nuestra en el autob¨²s, subir dos pisos andando¡ Peque?os gestos que sumen gasto de kilocalor¨ªas¡±.
Obesidad y g¨¦nero
La tasa de obesidad entre las mujeres nigerianas es del 13,1%, seg¨²n datos de la OMS de 2016. Casi tres veces m¨¢s que entre los hombres. Una tendencia que se repite en otros pa¨ªses en desarrollo, como Sri Lanka. Esto, en pa¨ªses donde a¨²n persisten el hambre y la desnutrici¨®n, da lugar a lo que se conoce como la doble carga de la malnutrici¨®n, cuando en un mismo hogar conviven, por ejemplo, madres obesas con hijos desnutridos.
Los autores de un estudio de la Universidad brit¨¢nica de Warwick se?alan que la clave de esa diferencia puede residir en la mayor carga de trabajo f¨ªsico que realizan los varones, pero tambi¨¦n se discuten cuestiones como el tiempo o el reparto de las tareas del hogar, e incluso factores gen¨¦ticos.
Otra investigaci¨®n realizada en Brasil mostr¨® que las mujeres tienen m¨¢s tendencia a hacerse cargo de los asuntos del hogar y que, cuando la presencia de hijos o personas dependientes o la falta de empleados dom¨¦sticos se combinaba con jornadas laborales largas, aumentaba la probabilidad de sufrir sobrepeso y obesidad para ellas. Las normas culturales o religiosas tambi¨¦n pueden tener su impacto. En Arabia Saud¨ª, por ejemplo, hasta el curso pasado las ni?as no ten¨ªan una asignatura de educaci¨®n f¨ªsica y las mujeres tienen grandes limitaciones para hacer deporte en p¨²blico.
Y, al mismo tiempo, la incorporaci¨®n femenina al mercado laboral en los pa¨ªses en desarrollo pone de manifiesto ¡ªcomo ya ocurri¨® antes en lugares como Europa y Estados Unidos¡ª el desigual reparto de las tareas relacionadas con la alimentaci¨®n, tradicionalmente adjudicadas a las mujeres, lo que deriva a menudo en dietas m¨¢s pobres para el conjunto del hogar.
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