Ver y comprender
Cuando se produce una guerra quedan enormes vac¨ªos, preguntas sin respuesta, turbulencias ¨ªntimas dif¨ªciles de concretar
Ahora que ha vuelto el ruido del pasado con la iniciativa del Gobierno socialista de exhumar los restos de Franco, produce tristeza comprobar que no se hayan tejido todav¨ªa los acuerdos necesarios entre los partidos democr¨¢ticos para cerrar definitivamente las cuentas pendientes que queden con el golpe de Estado, la Guerra Civil y la dictadura que vino despu¨¦s. Durante la Transici¨®n se procuraron reparar muchos de los destrozos que provoc¨® el franquismo, pero quedaron cosas por hacer. Algunos a?os m¨¢s tarde, ya con la democracia consolidada, llegaron los nietos de los que padecieron aquella ¨¦poca aciaga para exigir que se fuera m¨¢s lejos.
No solo pretendieron empujar para que se resolvieran algunos asuntos pendientes (las fosas, los s¨ªmbolos de la dictadura, el Valle), sino que muchos se aventuraron en otro desaf¨ªo, el de explorar en las zonas oscuras del pasado. En Calle Este-Oeste, el libro en el que el jurista Philippe Sands vuelve sobre la II Guerra Mundial tirando del hilo de uno de sus familiares, se incluye una observaci¨®n muy reveladora del psicoanalista Nicolas Abraham sobre la relaci¨®n entre un nieto y su abuelo: ¡°Lo que atormenta no son los muertos, sino los vac¨ªos que dejan en nuestro interior los secretos de otros¡±. Y eso es lo que suele ocurrir cuando se produce una guerra: que quedan enormes vac¨ªos, preguntas sin respuesta, turbulencias ¨ªntimas dif¨ªciles de concretar.
Una de las lecciones que recibi¨® Claude Monet de su maestro Eug¨¨ne Boudin, y que ilustra estos d¨ªas una exposici¨®n en el Museo Thyssen, fue que la tarea esencial de un artista es ver y comprender. Pintar es uno de los caminos que se toman para conocer las cosas. Lo ha frecuentado unos de esos nietos de los que padecieron la Guerra Civil, Carlos Garc¨ªa-Alix. Hace unos meses, entre abril y junio de este a?o, mostr¨® en el Instituto Franc¨¦s de Madrid un pu?ado de cuadros que pint¨® para ver y comprender lo que le hab¨ªa sucedido a su abuelo, Miguel P¨¦rez Ferrero, durante los primeros meses de la guerra. Escritor, periodista, hombre de letras que estaba metido de lleno en el mundo intelectual de la ¨¦poca, Ferrero empez¨® trabajando tras el golpe en Milicia Popular, el ¨®rgano del Quinto Regimiento, y un buen d¨ªa se refugi¨® en la Embajada francesa, huy¨® a Par¨ªs unos meses m¨¢s tarde y termin¨® colaborando con los que hac¨ªan all¨ª la propaganda a favor del bando franquista. ?Qu¨¦ lo hizo cambiar de posici¨®n?
Carlos Garc¨ªa-Alix lleva a su abuelo a sus obras para intentar documentar el intrincado laberinto de contradicciones que la guerra produjo en tantos espa?oles. Lo retrata en la redacci¨®n de la publicaci¨®n de las milicias comunistas, pinta el barco que lo llev¨® a Francia ¡ªel Im¨¦r¨¦thie II¡ª, lo imagina con sus amigos ¡ªOrtega, Azor¨ªn, Baroja, P¨¦rez de Ayala, Mara?¨®n¡ª en el caf¨¦ Voltaire de Par¨ªs, se acerca a algunos de ellos. ?Qu¨¦ muestra? Una atm¨®sfera fantasmal, unos personajes rotos, un mundo habitado por una tristeza infinita y dolorosa, los rostros desamparados de quienes pululan en una ciudad ajena y suspendida en el tiempo y donde est¨¢n amarrados a una soledad impotente. ?Qu¨¦ horror la guerra, cu¨¢nto destrozo personal, qu¨¦ cantidad de vac¨ªos que han dejado los secretos de los que vivieron aquello! Se necesita ver para comprender el sinsentido al que fueron empujados los espa?oles por las ambiciones de poder de los golpistas y, ya metidos en tanta ruina ahora que ha vuelto el ruido del pasado, quiz¨¢ sigan sirviendo aquellas palabras que un d¨ªa dijo Aza?a: ¡°Paz, piedad, perd¨®n¡±.
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