El Primero de Octubre: heroicidad y estafa

Ya hace, hoy, un a?o. Y la propaganda oficial nos invade todos los d¨ªas, elegiaca y tremendista. A este paso, el sonsonete, como el del est¨²pido fiasco de 1714, durar¨¢ siglos.

Por eso no hay otro remedio que dilucidar si el refer¨¦ndum del 1-O fue heroicidad o estafa. Fue ambas cosas. Una heroicidad de los ciudadanos catalanes que, sabiendo lo que se coc¨ªa, se arriesgaron a defender sus convicciones participando. Chapeau.

Y una estafa de los dirigentes del proc¨¦s, que los usaron como carne de ca?¨®n en el ¡°farol¡± al que inmoralmente jugaban, seg¨²n reconoci¨® la exconsejera fugitiva Clara Ponsati (y no Ponsat¨ª: se autoa?adi¨® un falso acento catalanizador, tambi¨¦n faroleando).

Ning¨²n logro pol¨ªtico hay que celebrar. El Govern no solo condujo a sus fieles al matadero. Sino que en pleno fregado les abandon¨®. Carles Puigdemont jug¨® ya al rat¨®n y al gato, cambiando de coche en un t¨²nel, sin atreverse a acudir a su colegio electoral. Solo la alcaldesa socialista de L¡¯Hospitalet, N¨²ria Mar¨ªn, defendi¨® a los votantes (?y discrepaba de la convocatoria!) de la acometida policial. Esa distancia entre dignidad y miseria.

La Generalitat sab¨ªa ¡ªpor espionaje¡ª que las fuerzas de seguridad del Estado intervendr¨ªan. Y a fe que el ministro Juan Ignacio Zoido lo confirm¨®. Se emple¨® de abusivo matarife contra los manifestantes, abuelas y ni?os: su mejor regalo al proc¨¦s. Careci¨® luego del m¨ªnimo decoro. Dimitir, o al menos pedir perd¨®n, como hizo el delegado del Gobierno, Enric Millo.

Hoy los mandos indepes siguen enga?ando a sus votantes, a quienes utilizaron como escudos humanos de su autocr¨¢tico golpe parlamentario del 6/7 de septiembre; autocr¨¢tico, pretend¨ªa que el president nombrase a los jueces. Les juran que son ¡°el poble catal¨¤¡±. En vez de una parte, leg¨ªtima (y amiga) del mismo. Les humillan, al sacralizar en el callejero la fecha del 1-0. Que es tambi¨¦n, ay, la del ¡°D¨ªa del Caudillo¡± (asesino) o de la (tramposa) ¡°exaltaci¨®n del General¨ªsimo a la jefatura del Estado¡±.

Para m¨¢s inri, tanta propaganda calienta ¨¢nimos desde entonces. Y ha desdibujado la revuelta de las sonrisas: de los cortes de carreteras y otras violencias pasivas del 3-0 pasamos a los escraches de los CDR y a las brutales agresiones de los estelados extremistas contra los manifestantes del s¨¢bado. ?Clamando por la libertad de expresi¨®n! Sin condena espec¨ªfica de Quim Torra (s¨ª del conseller de Interior, Miquel Buch, bravo). Todo esto no oblitera la pol¨ªtica. O sea, el di¨¢logo. Lo merecen los votantes del 1-0. Pero retrata c¨®mo acuden a ¨¦l algunos de sus m¨¢ximos jefes.