El silencioso avance de la predistribuci¨®n
Las razones de la incapacidad de los Gobiernos para revertir este aumento de las desigualdades son varias
Partamos de dos hechos poco controvertidos: las desigualdades generadas por el mercado (entre asalariados y due?os de capital, entre empleados y desempleados, y entre tipos de asalariados) han crecido en las sociedades de nuestro entorno en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Simult¨¢neamente, la capacidad de los Gobiernos de redistribuir la renta a trav¨¦s de las herramientas tradicionales (impuestos y transferencias) no ha sido capaz de aumentar en la misma medida. Las razones de la incapacidad de los Gobiernos para revertir este aumento de las desigualdades son varias: para algunos, las culpables son las cada vez m¨¢s estrechas camisas de fuerza institucionales y globales que restringen el margen de maniobra de los Gobiernos. Para otros, el poder electoral de las clases medias hace que sea dif¨ªcil redirigir los programas de gasto hacia los m¨¢s necesitados. Otra posibilidad es que la desconfianza hacia las instituciones hace a la gente menos proclive a delegar en el Estado la capacidad de transferir recursos entre individuos a trav¨¦s de las pol¨ªticas p¨²blicas.
En parte como respuesta a esta realidad, muchos empezaron a hablar hace a?os de la necesidad de ir m¨¢s all¨¢ de los mecanismos redistributivos tradicionales y apostar por pol¨ªticas de predistribuci¨®n para combatir la desigualdad. De acuerdo con este nuevo paradigma, deber¨ªamos aspirar no a corregir las diferencias de renta producidas por el mercado, sino a modificar el funcionamiento de los mercados con el fin de que estos generen menos desigualdades en primer lugar.
Es demasiado pronto para evaluar en qu¨¦ medida este nuevo paradigma ha alterado las demandas de los ciudadanos y las pol¨ªticas sociales de los Gobiernos, pero tenemos algunos indicios de que las cosas se est¨¢n moviendo en la direcci¨®n predistributiva: en EE?UU, 40 jurisdicciones aumentaron los salarios m¨ªnimos como fruto de la presi¨®n de los votantes solo en el ¨²ltimo a?o. Los laboristas brit¨¢nicos acaban de lanzar un plan para que los trabajadores participen en el capital de las grandes empresas, y la reuni¨®n anual de banqueros centrales en Jackson Hole ha debatido sobre c¨®mo reducir el poder de mercado de las grandes corporaciones para que as¨ª crezcan los salarios.
La caja de herramientas de la pol¨ªtica econ¨®mica est¨¢ cambiando. Haremos bien en adaptarnos a esta nueva realidad, y poner los medios ¡ªde experimentaci¨®n y evaluaci¨®n¡ª para sacar el mayor provecho de ello.
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