?Por qu¨¦ lloran tanto los futbolistas?
Las l¨¢grimas de Cristiano Ronaldo tras su expulsi¨®n en Champions nos retrotrae al viejo g¨¦nero del llanto de las grandes estrellas
MUECA DE mu?eco roto incrustada en la cara y todo un mundo de tragedia griega resbal¨¢ndole por las mejillas, Cristiano Ronaldo insist¨ªa: ¡°?No he hecho nada, no he hecho nada!¡±. Pero s¨ª que hab¨ªa hecho, o pareci¨® que hab¨ªa hecho: estirar del pelo a un rival en el Valencia-Juventus de Champions, el pasado 19 de septiembre. Al ¨¢rbitro, un teut¨®n impasible llamado Felix Brych (el mejor del mundo en los ¨²ltimos r¨¢nkings Fifa) no le enterneci¨® el llanto del Bicho. ¡°A m¨ª no me la das con queso, roja y a la caseta¡±, pareci¨® decir mientras sosten¨ªa en alto la tarjetita dichosa.
El v¨ªdeo de ese momento se convirti¨® en pocas horas en el v¨ªdeo del momento. Se hizo viral, que viene de virus. Ahora pregunt¨¦monos: ?por qu¨¦ lloran los futbolistas?, o casi mejor, ?por qu¨¦ lloran tanto los futbolistas?, y a¨²n mejor, ?por qu¨¦ lloran personas que cobran 20 millones de euros limpios al a?o? ?Ser¨¢ tambi¨¦n por un virus? Ah, misterio. Pero llorar, lloran lo suyo. A mares. El v¨ªdeo de la fugaz ca¨ªda en desgracia del extraordinario delantero que se peina el tup¨¦ cuando mete goles de cabeza nos ha retrotra¨ªdo a las hemerotecas del llanto, al inacabable/conmovedor youtube de los pucheritos futbol¨ªsticos. Solo hay que escribir en el buscador algo parecido a ¡°futbolistas llorando¡± y sobreviene la cascada lacrimal.
La psic¨®loga cl¨ªnica Imma Puig, que lleva 35 a?os trabajando con deportistas, tiene clara la respuesta: ¡°No se puede esperar comportamientos ordinarios de jugadores extraordinarios. Todo tiene que ver con una emoci¨®n compartida: la de los miles de espectadores que les est¨¢n viendo en un partido. El futbolista, cuando llora, es como que se hace cargo de toda esa emoci¨®n colectiva, por eso suele decir cosas como ¡®necesitamos que el p¨²blico nos ayude¡¯. Estos jugadores pueden ganar much¨ªsimo dinero, pero sin emoci¨®n, nadie hace nada, y ellos tampoco. Y son mejores en tanto en cuanto son capaces de asimilar esa emoci¨®n de esos miles de personas¡±.
Unos lloran de pena. Otros de alegr¨ªa. Otros de una mezcla de ambas. Otros de impotencia y otros de qui¨¦n sabe. Entre las explosiones de llanto pertenecientes a la primera categor¨ªa es imposible olvidar, por ejemplo, la del brasile?o Ronaldinho tras marcarle un gol imposible al Figueirense con la camiseta del Atl¨¦tico Mineiro en 2012. Hay que decir que el d¨ªa antes hab¨ªa muerto su padrastro, el hombre que lo crio. As¨ª que el exmago del Bar?a miraba al cielo y lloraba, y levantaba sus dedos hacia el cielo y lloraba, y lloraba. Algo parecido le pas¨® al serbio de la Real Sociedad Darko Kovacevic cuando al d¨ªa siguiente de la muerte de su madre agujere¨® la porter¨ªa del Mallorca. Tambi¨¦n el argentino Mart¨ªn Palermo, tosco pero eficac¨ªsimo delantero de Boca Juniors, Villarreal y Betis, provoc¨® el delirio ¨Cy su propio gimoteo- al marcar con la albiceleste contra Per¨² en el ¨²ltimo segundo clasificando a Argentina para el Mundial. Y a¨²n llor¨® m¨¢s, mucho m¨¢s, cuando el p¨²blico de La Bombonera, el estadio de Boca, le rindi¨® tributo en su despedida del f¨²tbol
Los futbolistas lloran cuando ganan, cuando pierden, cuando fallan goles, cuando convierten los decisivos, cuando su equipo asciende, cuando desciende, cuando les sustituyen por otro compa?ero (ellos creen que siempre sin motivo), cuando les hacen homenajes al retirarse, cuando no se los hacen, cuando son insultados por el p¨²blico (el jugador Volkan Sen del Trabzonspor turco pidi¨® el cambio entre l¨¢grimas tras ser recriminado por su propia afici¨®n), cuando un compa?ero de equipo muere en el c¨¦sped (los de la selecci¨®n de Camer¨²n en el caso de Marc-Vivien Fo¨¦ tras desplomarse sobre el terreno de juego, los del Sevilla en el de Antonio Puerta, fallecido en el hospital tres derrumbarse en el campo pocas horas antes). Y hasta cuando se dan cuenta de que, al final, no les va a quedar otra que ir a la mili. Recuerden, si no, el lloriqueo irrefrenable de Son heung-Min, jugador de la selecci¨®n de Corea del Sur, cuando tras verse eliminado del Mundial de Rusia, cay¨® en la cuenta de que ya no podr¨ªa eludir el (al parecer terrible) servicio militar coreano.
?Por qu¨¦ lloran los futbolistas?
Pues por puro silogismo.
Porque la vida es un psicodrama. Y el f¨²tbol es la vida. Luego el f¨²tbol es un psicodrama.
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