Cosas que cuesta entender
La justicia alcanza a los responsables de las quiebras bancarias pero la sanci¨®n puede limitarse a unos meses de c¨¢rcel
El caso de las tarjetas black fue en su momento la enorme gota que colm¨® el vaso de la indignaci¨®n en Espa?a. Mientras el pa¨ªs se desangraba econ¨®micamente y miles de personas iban al paro, unos cuantos gestores bancarios entre los que hab¨ªa algunos amos del universo y muchos aprendices de banquero, gastaban como si cada d¨ªa fuera el ¨²ltimo con cargo a unas entidades quebradas que hubo que rescatar con dinero p¨²blico. El dinero del rescate se sac¨® de la ense?anza, la educaci¨®n, la dependencia o el mantenimiento de las carreteras, y por mucho que este trasvase de fondos no pueda visualizarse como un trasiego de partidas, todo el mundo sabe que hay una relaci¨®n directa entre el rescate y los recortes.
Mariano Rajoy se emple¨® a fondo para colocar a Rodrigo Rato al frente de Bankia. A?os despu¨¦s, tras el fiasco de una salida a Bolsa fraudulenta que arruin¨® a miles de inversores y una quiebra que cost¨® al erario p¨²blico 22.000 millones de euros, Rajoy emplazaba a los ciudadanos a sacrificarse para hacer frente a una crisis econ¨®mica que presentaba como una cat¨¢strofe natural. Como si los excesos de unas finanzas temerarias no tuvieran nada que ver con la crisis. Rato ha sido condenado a cuatro a?os y medio de c¨¢rcel. Ir¨¢ a prisi¨®n justo cuando los directivos de otra gran entidad rescatada, Caixa de Catalunya, se sientan en el banquillo. Sus m¨¢ximos responsables, Narc¨ªs Serra y Adolf Tod¨®, afrontan penas de cuatro a?os por administraci¨®n desleal. Cuando la entidad estaba ya hundida y hab¨ªan despedido a 1.300 empleados, sus directivos se sub¨ªan el sueldo y aprobaban miserables cl¨¢usulas extractivas como una pensi¨®n vitalicia para la hija de Tod¨®, en caso de que ¨¦l muriera, equivalente a la mitad de su sueldo.
Al poco, el Gobierno que destinaba 12.000 millones de euros a cubrir el agujero de esa caja tramitaba por v¨ªa de urgencia dos decretos que dejaban sin subsidio a miles de parados de larga duraci¨®n. Era solo uno de los muchos recortes. Ahora podemos consolarnos constando que, al final, la justicia funciona. Pero hay una generaci¨®n que ha perdido diez a?os por la crisis, y a quienes han perdido su casa y su empleo les va a costar entender que todo quede en unos pocos meses de c¨¢rcel para los culpables de esos desmanes. No deja de ser una amarga iron¨ªa que en Espa?a pueda salir tan caro blasfemar como robar.
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