El primer brote
El brote de gripe aviar en Hong Kong, en 1997, dio comienzo a todo. ?C¨®mo surgi¨® la crisis y por qu¨¦ se extendi¨®?
En abril de 1997, un ni?o de tres a?os de Hong Kong llamado Lam Hoi-ka lleg¨® a la escuela y descubri¨® que su clase hab¨ªa sido tomada por un grupo de visitantes inesperados. Era una escena que se repet¨ªa en escuelas primarias de todo el mundo: un cacareo de polluelos api?ados como peque?as bolas de pelusa bajo una l¨¢mpara de calor en el rinc¨®n de los animales. A medida que se llamaba a los ni?os por su nombre, cog¨ªan los p¨¢jaros y los acunaban. Luego, de uno en uno, los polluelos empezaron a morir. Pronto el gallinero qued¨® vac¨ªo.
Unos d¨ªas despu¨¦s, el 9 de mayo de 1997, Lam Hoi-ka cay¨® enfermo. El m¨¦dico dijo a sus padres que no hab¨ªa nada de qu¨¦ preocuparse: era una fiebre com¨²n que seguramente pasar¨ªa en unos d¨ªas. Sin embargo, cinco d¨ªas m¨¢s tarde todav¨ªa no hab¨ªa remitido. Lam Hoi-ka ingres¨® en el hospital Queen Elizabeth de Kowloon. All¨ª los s¨ªntomas se intensificaron hasta que el ni?o dej¨® de responder. Lo intubaron para ayudarle a respirar, pero, una semana despu¨¦s de llegar al hospital, muri¨®. Sus pulmones, h¨ªgado y ri?ones hab¨ªan fallado en una r¨¢pida secuencia como resultado de una "coagulopat¨ªa intravascular diseminada", una afecci¨®n que hace que la sangre del cuerpo se cuaje como la leche.
Ese mismo mes, el doctor Keiji Fukuda, exjefe de epidemiolog¨ªa de los Centros para el Control y la Prevenci¨®n de Enfermedades de Atlanta (CDC, el centro de referencia de EE UU en materia de salud p¨²blica), se encontraba en San Francisco cuando le son¨® el tel¨¦fono. Durante unos momentos, Fukuda no entend¨ªa por qu¨¦ su colega le hablaba de la muerte de un ni?o a medio mundo de distancia. Despu¨¦s de todo, la gripe estacional mata a cientos de miles de personas cada a?o. Pronto se dio cuenta de la gravedad de la situaci¨®n. Mientras estaba vivo, las enfermeras hab¨ªan tomado muestras de saliva de la garganta de Lam Hoi-ka. Las pruebas dieron positivo en gripe, pero negativo en todas las cepas humanas conocidas. Esto era nuevo.
Intrigado por los resultados, el vir¨®logo jefe de Hong Kong, el Dr. W. L. Lim, envi¨® las muestras a una gran cantidad de laboratorios de todo el mundo. Un grupo de cient¨ªficos holandeses fue el primero en identificar la cepa: un virus llamado H5, del que hasta el momento solo se sab¨ªa que infectaba a aves de corral y silvestres. "No se ten¨ªa constancia de que ning¨²n ser humano se hubiera contagiado con el virus H5", recuerda Fukuda. "Lo primero que pens¨¦ fue que deb¨ªa de tratarse de contaminaci¨®n proveniente de un laboratorio, no de algo que hab¨ªa sucedido en la naturaleza".
De hecho, esta cepa de la gripe aviar en particular hab¨ªa estado haciendo estragos en la poblaci¨®n de aves de Hong King durante varios meses. Los primeros pollos murieron en una granja cerca del pueblo de Yuen Long. La infecci¨®n se extendi¨® r¨¢pidamente a una segunda granja, luego a una tercera, con horribles resultados. Un granjero recuerda c¨®mo sus aves sufr¨ªan convulsiones mientras les sal¨ªa saliva espesa del pico. Las car¨²nculas de otras aves se volvieron verdes o negras, los pollos parec¨ªan zombis con plumas. Algunas gallinas empezaron a poner huevos sin c¨¢scara. Otras cayeron muertas en el lugar, asfixiadas por co¨¢gulos de sangre que se les hab¨ªan alojado en la tr¨¢quea. En el momento de la muerte de Lam Hoi-ka hab¨ªan muerto casi 7.000 aves. Hab¨ªa sucedido, como dijo Fukuda, no en el laboratorio, sino en la naturaleza.
En Hong Kong, Fukuda y su equipo concluyeron r¨¢pidamente que el virus, ahora llamado H5N1, no se hab¨ªa filtrado accidentalmente de un laboratorio, sino que representaba el primer caso de contagio de un virus H5 entre un ave y un humano. El p¨¢nico estall¨® entre los expertos. "Ten¨ªamos el dogma de que exist¨ªa una barrera extremadamente alta entre el hu¨¦sped y la especie que imped¨ªa que los virus de la gripe aviar infectaran a los humanos y viceversa", me dijo Nancy Cox, directora de la divisi¨®n de gripe de los CDC en ese momento. "Tuvimos que deshacernos de esas ideas, una por una. Esta situaci¨®n era nueva".
Las primeras pruebas demostraron que este virus de la gripe aviar era mil veces m¨¢s infeccioso que las cepas conocidas de la gripe humana. Su tasa de mortalidad era de alrededor del sesenta por ciento. Robert G. Webster, autor del Textbook of Influenza [manual de la gripe], empez¨® a estudiar la gripe aviar cuando, durante un paseo por la playa, not¨® una gran cantidad de aves muertas a lo largo de la costa y se pregunt¨® si podr¨ªa haber un v¨ªnculo entre la gripe aviar y la gripe humana. Describi¨® al virus H5 y a su primo, el H7, como "esos cabrones asquerosos".
El equipo de Fukuda visit¨® la escuela de Lam Hoi-ka y recogi¨® muestras del suelo donde hab¨ªan estado los polluelos que hab¨ªan muerto. Pero las pruebas no fueron concluyentes. "Simplemente no pudimos averiguar c¨®mo el ni?o se hab¨ªa infectado", dice Fukuda. Empezaron a recoger muestras de sangre de otros ni?os en la regi¨®n hongkonesa de Nuevos Territorios a la desesperada, reuniendo m¨¢s de 2.000 muestras en total, para descubrir si Lam Hoi-ka hab¨ªa sido el paciente cero de una pandemia emergente. "Ciertos an¨¢lisis de sangre sugirieron la posibilidad de que algunas personas se hubiesen infectado anteriormente, pero eran muy pocas", dijo Fukuda.
Una de las nueve personas en cuya sangre se encontraron anticuerpos del H5N1 era un m¨¦dico que hab¨ªa tratado a Lam Hoi-ka y que record¨® que una vez le hab¨ªa limpiado las l¨¢grimas al ni?o. Fukuda y su equipo regresaron a Estados Unidos con la esperanza de que el peligro hubiese pasado. Era como si, tal y como dijo m¨¢s tarde, la raza humana hubiera esquivado una bala.
?La hab¨ªa esquivado? En noviembre, Lim envi¨® un correo electr¨®nico a los CDC. El hospital, escribi¨®, hab¨ªa detectado una segunda infecci¨®n: un ni?o de dos a?os de Kennedy Town, en el noroeste de la isla de Hong Kong. Pero esta vez se extendi¨® a otros pacientes. Once d¨ªas despu¨¦s, el 17 de noviembre, un hombre de 37 a?os de Kowloon cay¨® enfermo. Luego, el 20 de noviembre, una ni?a de Ma On Shan. A finales de a?o, se hab¨ªan infectado 18 personas en Hong Kong. Seis hab¨ªan muerto. "Cuando investigamos el primer caso, est¨¢bamos convencidos de que era una excepci¨®n", me dijo Fukuda. "Pero ahora ten¨ªamos cada vez m¨¢s miedo de que estuviera fuera de control".
Anticipando lo peor, las autoridades de Hong Kong decidieron tomar cartas en el asunto: ordenaron el sacrificio de todos los pollos de Hong Kong, m¨¢s de 1,5 millones de aves.
Las aves son tranquilizadoras. El coro del amanecer proclama la promesa de un nuevo d¨ªa. La paloma, con su ramita en el pico, le anunci¨® a No¨¦ el final de su exilio. Los antiguos ar¨²spices afirmaban poder adivinar el futuro bas¨¢ndose en las entra?as de los p¨¢jaros, como si llevaran dentro de sus cuerpos la clave de nuestro destino. La imagen del canario en la mina de carb¨®n, dando su vida para advertirnos de la concentraci¨®n de gases, sigue siendo poderosa.
Otras veces, sin embargo, la imagen del p¨¢jaro ben¨¦volo se ha convertido en justo lo contrario. Como castigo de los dioses, cada d¨ªa un ¨¢guila picoteaba el h¨ªgado de Prometeo. En la narraci¨®n de 1952 de Daphne Du Maurier?Los p¨¢jaros, popularizada por la pel¨ªcula hom¨®nima de Alfred Hitchcock en 1963, la novelista se hizo la pregunta: ?y si los p¨¢jaros se volvieran contra nosotros? ?Y si, de hecho, los p¨¢jaros no trajeran un futuro de generosidad en su vientre, sino un futuro de aniquilaci¨®n?
"?Por qu¨¦ la gripe aviar no puede evolucionar para volverse m¨¢s transmisible, m¨¢s letal, en los pr¨®ximos a?os? No estamos suficientemente preparados"
La gripe aviar, como se la llam¨® poco despu¨¦s de su identificaci¨®n en 1878, no ha confirmado, ni siquiera en sus m¨¢s recientes cepas de Hong Kong, la amenaza prevista en estas historias. Desde 1997, menos de 500 personas han muerto como resultado de la gripe aviar: una peque?a fracci¨®n del n¨²mero que muri¨® como resultado del brote de ¨¦bola de 2014, o de las 35.000 o m¨¢s personas que mueren cada a?o en Estados Unidos por la gripe estacional (llamada "influenza" en el siglo XVIII por los italianos, que atribuyeron la enfermedad a la influencia de las estrellas). Sin embargo, el virus H5N1 y su pareja m¨¢s reciente y letal, el H7N9, siguen siendo objeto de intenso estudio en universidades y laboratorios de todo el mundo. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud sigue de cerca los nuevos casos de infecci¨®n y los Gobiernos trabajan para alcanzar acuerdos sobre c¨®mo lidiar con una pandemia de gripe aviar.
Vivimos en un per¨ªodo que a menudo parece presididido por una ansiedad existencial sin precedentes. La humanidad nunca hab¨ªa experimentado tanta paz y prosperidad y sin embargo se nos bombardea con art¨ªculos de cient¨ªficos, investigadores, pol¨ªticos y periodistas sobre las inminentes crisis a las que nos enfrentamos. A veces, el llamado periodismo de desastres puede ser percibido como una extensi¨®n de la ficci¨®n apocal¨ªptica, de esa interminable lista de pel¨ªculas, videojuegos y novelas que reflexionan sobre c¨®mo ser¨¢ el fin del mundo.
Al mismo tiempo, el panorama pol¨ªtico se ha vuelto cada vez m¨¢s ca¨®tico, con pa¨ªses que inician pol¨ªticas aislacionistas que no pueden sino socavar los esfuerzos internacionales para fomentar la colaboraci¨®n. Peo si se habla con los expertos, la mayor¨ªa cree que no se trata de "si" el mundo se va a encontrar inmerso en una pandemia mortal, sino de "cu¨¢ndo". Seg¨²n el Instituto de Medicina de la Academia Nacional de Ciencias, una pandemia no solo es inevitable, sino que ya deber¨ªa haber ocurrido.
Dos d¨¦cadas despu¨¦s de la muerte de Lam Hoi-ka solo se puede responder c¨®mo abordaremos las secuelas y las consecuencias de las pandemias si examinamos los sistemas, los planes, los acuerdos, las dosis de vacunas que existen en la actualidad. Pero no es suficiente, dicen los expertos. "El mundo no est¨¢ en absoluto preparado para controlar o gestionar una gran pandemia", me dijo Irwin Redlener, director del Centro Nacional para la Preparaci¨®n ante Desastres de la Universidad de Columbia. "Todav¨ªa no disponemos de la cantidad suficiente de vacunas para detener una pandemia y las innovaciones cient¨ªficas m¨¢s importantes a¨²n est¨¢n a a?os de distancia".
La humanidad y el mundo que habitamos pueden encontrarse ante una serie de desastres en el futuro pr¨®ximo, pero para Fukuda la cuesti¨®n de si la gripe aviar se encuentra entre ellos est¨¢ completamente resuelta. "Para las personas que trabajan en la gripe d¨ªa y noche, la preocupaci¨®n sobre la gripe aviar contin¨²a siendo extremadamente importante", dijo. "Algunas personas han intentado argumentar que, debido a que el H5N1 no ha evolucionado para volverse m¨¢s mortal o transmisible, es poco probable que ocurra en el futuro. Pero la historia no presenta ninguna garant¨ªa al respecto. ?Por qu¨¦ la gripe aviar no puede evolucionar para volverse m¨¢s transmisible, m¨¢s letal, en los pr¨®ximos a?os? No estamos suficientemente preparados", explica.
Por tanto, es leg¨ªtimo preguntarse qu¨¦ suceder¨ªa en ese caso y no tenemos que basarnos en la especulaci¨®n para responder. Casi guardamos memoria de la pandemia de gripe de 1918, un brote que mat¨® a 50 millones de personas en pocos meses. La gripe espa?ola, como se la llam¨® equivocadamente, ten¨ªa una tasa de mortalidad de entre el dos y el tres por ciento. Y tambi¨¦n comenz¨® con los p¨¢jaros.