David Graeber: ¡°El mercado financiero es el principal creador de trabajos de mierda¡±
Es uno de los l¨ªderes intelectuales del pensamiento radical contempor¨¢neo. Anarquista 'indie', hijo de un miembro de las Brigadas Internacionales, form¨® parte del movimiento Occupy Wall Street y hoy imparte clases de antropolog¨ªa en la London School of Economics. Mordaz e implacable con el papel de los economistas antes y durante la Gran Recesi¨®n, ha escrito una provocadora obra que desbarata la idealizaci¨®n que las sociedades occidentales otorgan al empleo
David Graeber, neoyorquino de 57 a?os, es un anarquista que da clases en la London School of Economics. Un antrop¨®logo outsider que imparte conocimientos en el templo de estudio del capitalismo global. Un profesor exiliado a la fuerza en Londres, desde que m¨¢s de una veintena de universidades de su pa¨ªs rechazasen su curr¨ªculo despu¨¦s de una abrupta marcha de Yale tras salir en defensa de un alumno que trataba de organizar un sindicato de estudiantes. Un acad¨¦mico provocador que ha escrito en sus ratos libres obras tan peculiares como En deuda (Una historia alternativa de la econom¨ªa) y La utop¨ªa de las normas (De la tecnolog¨ªa, la estupidez y los secretos placeres de la burocracia). Un tipo, en definitiva, que se define a s¨ª mismo como un workaholic confeso y ahora publica en Espa?a, de nuevo con la editorial Ariel, uno de los t¨ªtulos m¨¢s estimulantes de la temporada: Trabajos de mierda.
La g¨¦nesis del nuevo libro de Graeber parte de un art¨ªculo que public¨® en una revista alternativa en 2013. Pronto se viraliz¨® a trav¨¦s de las redes sociales, se tradujo a 13 lenguas en un par de semanas y catapult¨® su popularidad entre las ¨¦lites del pensamiento radical. Aquella aproximaci¨®n al fen¨®meno de los trabajos de mierda ¡ªno confundir con los oficios basura¡ª que pueblan, seg¨²n su versi¨®n, distintas latitudes del planeta ha acabado convirti¨¦ndose en un entretenido libro de m¨¢s de 400 p¨¢ginas donde su autor afirma, entre otras provocaciones, que cerca de la mitad de los empleos actuales podr¨ªan eliminarse sin que nadie notase nada. ?La raz¨®n? Son absolutamente innecesarios por su tendencia a la burocratizaci¨®n y managerizaci¨®n de las organizaciones. ¡°Tras haber preguntado a gente de diversos ¨¢mbitos qu¨¦ hacen realmente en su jornada laboral, te das cuenta de la gran cantidad de tiempo que pierden en tareas que no sirven para nada. Keynes ten¨ªa raz¨®n: la jornada de 15 horas semanales es y deber¨ªa ya ser viable y, por supuesto, sostenible. Todos tendr¨ªamos una vida mejor¡±.
Adscrito a corrientes de militancia anticapitalistas como Occupy Wall Street, de la que ha sido uno de sus l¨ªderes intelectuales, no resulta extra?o que Graeber haya venido recientemente a Liverpool, al norte de Reino Unido, para impartir doctrina en los debates en torno al futuro de la izquierda organizados por Momentum, movimiento decisivo en el impulso del l¨ªder laborista brit¨¢nico Jeremy Corbyn. Estos encuentros, donde Graeber ha dejado su impronta anarquista con est¨¦tica de rockero indie, han coincidido en el espacio y en el tiempo con el congreso anual del Partido Laborista, donde ha sido noticia la insistencia de la ambig¨¹edad de Corbyn respecto a la posibilidad de celebrar un segundo refer¨¦ndum sobre el Brexit y su petici¨®n de elecciones anticipadas si el plan de la primera ministra, Theresa May, fracasa en las tirantes negociaciones con la Uni¨®n Europea.
M¨¢s all¨¢ de que el Brexit cristalice finalmente en su forma dura o blanda, David Graeber manifiesta dudas sobre si, en efecto, llegar¨¢ a materializarse. ¡°Unas elecciones podr¨ªan poner en la mesa de las conversaciones con Europa a Jeremy Corbyn. Y ¨¦l podr¨ªa decir: yo represento lo contrario a lo que no os gustaba de los tories en esta negociaci¨®n. Empecemos de nuevo¡±. Interpretando a la perfecci¨®n el papel de profesor distra¨ªdo, reci¨¦n levantado a media ma?ana y sin desayunar, elegantemente despeinado; vestido con americana oscura, chaleco verde, camisa blanca con varios botones desabrochados, pantalones marrones y zapatos a juego un tanto desvencijados, todo de segunda mano y con marcado acento brit¨¢nico ¡ª¡°vivo de alquiler muy cerca de Portobello Road y compro toda mi ropa all¨ª¡±¡ª, Graeber toma asiento en el bullicioso lobby del hotel de Liverpool donde ha pasado la noche antes de intervenir en las charlas sobre el futuro de la izquierda.
¡°Un 37% de los trabajadores aseguran que su labor no contribuye absolutamente a nada y apenas un 15% o un 20% dicen ser felices¡±
?As¨ª que el 50% de los trabajos que tenemos son una mierda? No lo s¨¦ de manera exacta, pero lo que sugiero con esa cifra es la cantidad de empleados que piensan que lo que hacen no sirve para nada. Para escribir sobre este tema he hablado con diversos tipos de trabajadores. Apenas un 15% o un 20% aseguraban ser felices con su labor. Y un 37% aseguraban que lo que hac¨ªan no contribuye absolutamente a nada. Es algo que sucede en muchas organizaciones del mundo. Si una enfermera pasa la mayor parte de su tiempo rellenando formularios en lugar de atender a los pacientes, se est¨¢ desnaturalizando su esencia. Y cuando esa persona es consciente de la situaci¨®n es cuando yo aplico la definici¨®n de trabajo de mierda.
Usted clasifica los empleos como ¡°no demasiado¡±, ¡°altamente¡± y ¡°totalmente¡± merdosos. Nadie est¨¢ a salvo. Eso es. Yo tambi¨¦n lo padezco. Hay decenas de obligaciones y papeleo que tengo que realizar y que hace cinco a?os nadie necesitaba. Cuanto m¨¢s personal administrativo hay en una universidad y mayores puestos de supervisi¨®n se crean en diferentes niveles, mayor es la cantidad de burocracia que se demanda entre departamentos y menor el tiempo para investigar, dar clases y ense?ar.
?Cu¨¢nta mierda tiene usted que soportar en su puesto? Es dif¨ªcil de medir. En mi caso, creo que mi oficio no est¨¢ mal. Pero soy un workaholic. Trabajo todo el tiempo. Y en mis ratos libres escribo libros.
?Tiene familia? No. Mis padres y mi hermano, mi familia en Estados Unidos, murieron. Me gustar¨ªa formar una alg¨²n d¨ªa.
?Y qu¨¦ hace un anarquista en la London School of Economics? Hay que trabajar. Despu¨¦s de que no me renovaran el contrato en Yale, mand¨¦ mi curr¨ªculo a m¨¢s de una veintena de universidades de Estados Unidos. Pero no me quisieron. As¨ª que me vine a Reino Unido. La London School of Economics es una instituci¨®n peculiar. Hay departamentos que no tienen nada que ver entre s¨ª.
?Hab¨ªa antecedentes relacionados con el pensamiento anarquista en su familia? Mi padre fue miembro de las Brigadas Internacionales. Combati¨® en Espa?a durante la Guerra Civil y vivi¨® en Barcelona. A los 16, me regal¨® un ejemplar de Homenaje a Catalu?a, de Orwell. La mayor parte de la gente no piensa que el anarquismo sea una mala idea, sino una locura. Pero una de las cosas que aprend¨ª de ¨¦l fue que estas ideas no son un disparate, y que las personas pueden conducirse a s¨ª mismas.
¡°La mejor analog¨ªa del Brexit es la Primera Guerra Mundial. Las consecuencias ser¨¢n catastr¨®ficas: nuevas leyes, tratados que nadie entiende¡¡±
Ahora que vive en Reino Unido, ?cu¨¢ntos trabajos de mierda cree que dejar¨¢ el Brexit? No lo s¨¦, pero ser¨¢ lo mejor que les ha pasado nunca a los abogados. Habr¨¢ que reescribirlo todo, concebir nuevas leyes aqu¨ª y en la Uni¨®n Europea para un nuevo escenario. Aunque tampoco s¨¦ si el Brexit llegar¨¢ a materializarse. No creo que los tories tuvieran claro lo que estaban haciendo cuando lo plantearon, a pesar de que lo llevaran a cabo. Hay muchos precedentes en la historia de este tipo de cat¨¢strofes. Miremos de nuevo a la Primera Guerra Mundial: ninguno de los actores ten¨ªa intenci¨®n de hacer lo que anunciaban, a pesar de que siguieran adelante y pasara lo que pas¨®.
?Le parece comparable el Brexit con la Primera Guerra Mundial? Es la mejor analog¨ªa posible. Un escenario que tambi¨¦n est¨¢ lleno de tratados que nadie entiende, en el que nadie esperaba que sucediera lo que est¨¢ pasando. No creo que la gente llegue a pelearse como en la Primera Guerra Mundial, pero los resultados ser¨¢n catastr¨®ficos. Surgir¨¢n nuevas obligaciones, legislaciones complejas¡. Por eso, si un colectivo saldr¨¢ ganando con el Brexit ser¨¢n los abogados.
?C¨®mo valora el papel que instituciones capitales como la London School of Economics desempe?aron antes del refer¨¦ndum del Brexit? Es un problema: resulta molesto que nos se?alen cuando la mayor¨ªa de los estudiantes de esta universidad son de fuera de Reino Unido. Es una instituci¨®n internacional. Y una de las cosas que me asustaron con el anuncio del ?Brexit es que hay una parte de financiaci¨®n europea. Quiz¨¢ pudo haber cierta complacencia antes del refer¨¦ndum, pero tampoco nadie pensaba que Donald Trump ganar¨ªa las elecciones en Estados Unidos. Desde un movimiento como Occupy Wall Street, contra la corrupci¨®n del sistema pol¨ªtico, intentamos advertir de que la gente estaba harta.
?Quiz¨¢ movimientos como Occupy Wall Street ayudaron a impulsar la ira necesaria para acabar votando a Trump? No creo que tengamos ese poder. La ira de esos votantes ya estaba ah¨ª. Nosotros dec¨ªamos lo que ning¨²n medio de comunicaci¨®n ni miembros de la clase pol¨ªtica manifestar¨ªan jam¨¢s, a pesar de que todos lo piensen. Todo el mundo est¨¢ de acuerdo en la corrupci¨®n de los sistemas pol¨ªticos. Si no se brindan soluciones constructivas, la gente apostar¨¢ por medidas destructivas. De ah¨ª el avance de Gobiernos populistas elegidos democr¨¢ticamente. Y el aumento de suicidios, asesinatos y sobredosis en pa¨ªses como Estados Unidos.
?Cu¨¢nto podr¨ªan haber ayudado los economistas a entender lo que estaba pasando antes de la ca¨ªda de Leh?man Brothers hace 10 a?os y del estallido de la Gran Recesi¨®n? A veces a la gente le gusta hablar mal de los economistas bas¨¢ndose en la estupidez. No creo que la estupidez sea el problema, sino la corrupci¨®n. Pr¨¢cticamente cada economista que no formaba parte de la estructura institucional sab¨ªa lo que iba a pasar. Era obvio. Pero el papel de los economistas era negarlo, porque para eso les pagaban.
Y el mercado financiero es, seg¨²n usted, el paradigma de creaci¨®n de trabajos de mierda. S¨ª, ah¨ª es donde todo empieza. Si te dedicas a extraer riqueza y redistribuirla, no hay ninguna motivaci¨®n para ser eficiente; cuanto m¨¢s ineficiente eres, m¨¢s puedes retener.
?Por qu¨¦ cree que no parece posible cumplir la profec¨ªa de Keynes en torno a la jornada de 15 horas semanales? Hay varias razones. Por ejemplo, pol¨ªticamente siempre se ha dicho que tener m¨¢s empleos es algo bueno. Nadie dice que tenemos demasiados en nuestra sociedad. Siempre se elogia el valor de las familias que trabajan duro. ?Y qu¨¦ pasa con las familias que lo hacen con moderada intensidad? ?No se merecen nada? Siempre ha existido una presi¨®n pol¨ªtica hacia la creaci¨®n de empleo. ?Eso es prosperidad? Depende de lo que cada uno entienda por ese concepto, sobre todo si se valora el tiempo libre.
Pero usted precisamente se declara adicto al trabajo. Yo dedico mi tiempo libre a leer y escribir libros, pero ah¨ª no estoy trabajando para nadie que no sea yo. Y tambi¨¦n disfruto mi oficio¡ Hay algo perverso en eso, la verdad. Aunque tambi¨¦n pienso que mi labor crea un valor social. He recibido muchas llamadas de estudiantes a?os despu¨¦s de haber sido alumnos m¨ªos para darme las gracias por lo que aprendieron conmigo. No s¨¦ si a los banqueros les pasa mucho.
Entre los componentes de un oficio de mierda usted localiza las reuniones innecesarias, interrupciones absurdas, tiempo dedicado al correo electr¨®nico¡ Quiz¨¢ el foco deber¨ªa ponerse entonces en la nefasta organizaci¨®n interna en las empresas. S¨ª. Muchas compa?¨ªas est¨¢n especializadas en crear mierda interna. Cualquier organizaci¨®n lo hace. Y ante la presi¨®n de crear m¨¢s empleos, todas tienden a engrosar sus plantillas con puestos que no son tan necesarios y crean m¨¢s niveles intermedios.
Usted centra el tiro en los abogados mercantiles, pero muchos de ellos no consideran que el suyo sea un trabajo de mierda. Y, por supuesto, adoran sus ingresos. Sobre todo los que est¨¢n en el top del ranking.
?Cree que solo la avaricia es la motivaci¨®n de los trabajos de mierda? En el caso de los abogados mercantiles, s¨ª. Y luego est¨¢ la mafia, que emplea directamente al diablo. Pero hemos de ser justos. Tampoco podemos se?alar a quien dice que no podr¨ªa desempe?ar una funci¨®n que genere beneficios sociales y a la vez pagar el alquiler.
?Nos enga?aron en la escuela cuando dec¨ªan que ser¨ªamos mejores si trabaj¨¢bamos duro? Absolutamente. Predomina esa idea de que no eres una buena persona a menos que trabajes m¨¢s de lo que realmente quieres. Hay estudios sociol¨®gicos que centran la mayor¨ªa de los valores occidentales en el empleo, pero al mismo tiempo la mayor¨ªa de la gente odia lo que hace.
Lacayos. Esbirros. Parcheadores. Marca-casillas. Supervisores. Son algunas de las categor¨ªas que emplea para asegurar que en los pa¨ªses occidentales, m¨¢s que el capitalismo, predomina una especie de feudalismo medieval con incontables jerarqu¨ªas entre propietarios y servidores. Pero quiz¨¢s estamos algo mejor que en el medievo. Hay ventajas y desventajas. Entre estas ¨²ltimas destacan altos niveles de vigilancia y supervisi¨®n: se elogian aquellos puestos que toman decisiones por otros. Siempre se pens¨® que solo la gente que fabrica vasos deber¨ªa dirigir a los que fabrican vasos: eso generaba cierta autonom¨ªa. Pero hoy se tiende a creer lo contrario: solo los licenciados en las escuelas de negocios pueden dirigir a cualquiera. Si hablamos de las ventajas de nuestro tiempo, hay algunos elementos de democracia, avances cient¨ªficos¡
Una receta para cambiar lo que no funciona est¨¢ para usted en la renta b¨¢sica universal, garantizada de por vida a todo el mundo, de manera que cada cual podr¨ªa dedicarse a la poes¨ªa o a ser cantantes de rock. M¨¢s all¨¢ de la viabilidad de la propuesta y de que todo el mundo tenga talento para ser poeta, quiz¨¢ ni siquiera as¨ª muchos llegar¨ªan a ser felices. Lo que est¨¢ claro es que un alto porcentaje de los empleados consideran que lo que hacen a diario no sirve para nada. Otra cosa son los trabajos peligrosos o desagradables pero necesarios, que deber¨ªan estar mejor pagados. Y tambi¨¦n est¨¢n los oficios necesarios a secas. La gran mayor¨ªa de quienes consideran su labor innecesaria son infelices. No solo en Occidente. He recibido testimonios parecidos de muchas partes del planeta. Quiz¨¢ habr¨ªa que ayudar a replantearse el significado del dinero.
¡°Pasamos tanto tiempo currando duro, o pretendiendo hacerlo, que no sabemos qu¨¦ pasar¨ªa si dej¨¢ramos de hacerlo¡±
Y luego est¨¢n los que aman lo que hacen, aunque lo consideren una porquer¨ªa. Solo el 6%, seg¨²n los estudios que manejo, est¨¢n satisfechos con su puesto a pesar de que no encuentran ning¨²n prop¨®sito en lo que hacen.
?Cree que est¨¢n manipulados por el mercado? ?O por el 1% que acapara la mayor parte de la riqueza? No, probablemente odien a sus familias. O algo parecido. En serio: el capitalismo descarrilar¨¢ m¨¢s temprano que tarde. Suceder¨¢ en 30, 40 o 50 a?os. Y eso no quiere decir que vendr¨¢ algo mejor. Puede ser algo incluso peor.
?Cree que la vida es una mierda? La vida es lo contrario. Por eso es tan absurdo pas¨¢rsela pretendiendo parecer ocupado. El dependiente de una tienda que est¨¢ la mayor parte del tiempo reorganizando estanter¨ªas hasta que entre un cliente, por el mero hecho de que su jefe crea que est¨¢ ocupado, est¨¢ convirtiendo su trabajo en una mierda. Se trata de un ejemplo que se puede aplicar en cualquier otro ¨¢mbito. Estamos encerrados en un c¨ªrculo vicioso. Pasamos tanto tiempo currando duro, o haciendo como que curramos duro, que no sabemos qu¨¦ pasar¨ªa si dej¨¢ramos de hacerlo. Desde la perspectiva liberal siempre se ha dicho que eso generar¨ªa m¨¢s crimen y m¨¢s drogadictos, que la gente no sabr¨ªa gestionar tanto tiempo libre. Muy bien, metamos a la gente en prisi¨®n durante ocho horas al d¨ªa. Total, es el mismo efecto que consiguen los empleos innecesarios. Esa es una de las razones del aumento de las depresiones: va contra nuestra naturaleza convivir con la moral que impone pasarnos ocho horas trabajando continuamente con independencia de que haya algo que hacer o no.
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