Periodista desaparecido
Arabia Saud¨ª tiene la obligaci¨®n de dar explicaciones sobre el paradero de Jamal Khashoggi
El periodista saud¨ª Jamal Khashoggi entr¨® en el Consulado de Arabia Saud¨ª en Estambul a las 13.14 del pasado 2 de octubre para recoger unos papeles que le permitiesen contraer matrimonio. Su futura esposa, Hatice Cengiz, de nacionalidad turca, se qued¨® en la puerta, con los dos m¨®viles de este periodista cr¨ªtico con el r¨¦gimen saud¨ª, exiliado en Estados Unidos y colaborador de diferentes medios internacionales como The Washington Post. Nunca m¨¢s se han vuelto a tener noticias suyas y no existe ninguna evidencia de que llegase a abandonar el recinto diplom¨¢tico: su novia esper¨® hasta la madrugada, incluso despu¨¦s de haber dado la voz de alarma a dos n¨²meros que le dej¨® por si pasaba algo. Las c¨¢maras de seguridad de la zona confirman que no lleg¨® a salir. No solo Arabia Saud¨ª tiene la obligaci¨®n de explicar qu¨¦ ha ocurrido con Jamal Khashoggi, sino que los pa¨ªses aliados del reino, entre ellos Espa?a, tienen la obligaci¨®n de exigir a Riad que se explique y, en caso de que Khashoggi siga vivo, le libere.
Khashoggi, que cumplir¨¢ ma?ana 60 a?os, es un periodista muy conocido y respetado, cuyas cr¨ªticas al r¨¦gimen saud¨ª, sobre todo a las presuntas reformas emprendidas por el nuevo hombre fuerte del pa¨ªs, el pr¨ªncipe heredero Mohamed bin Salm¨¢n, le obligaron a instalarse en Washington hace un a?o. El periodista era consciente de que los tent¨¢culos del r¨¦gimen autocr¨¢tico pod¨ªan llegar al extranjero y sab¨ªa que la cita en el consulado pod¨ªa ser una trampa. Las autoridades turcas est¨¢n convencidas de que Khashoggi fue asesinado por un grupo de agentes saud¨ªes enviados a Estambul para eliminarlo, aunque no se han pronunciado de forma oficial ni han presentado pruebas del crimen. S¨ª las hay, en cambio, de la presencia en Turqu¨ªa de los agentes saud¨ªes en el momento en que desapareci¨® Khashoggi.
Bin Salm¨¢n ha mostrado de sobra que es capaz de combinar algunas reformas, como permitir conducir a las mujeres o la apertura de una sala de cine en un pa¨ªs donde no exist¨ªan, con oleadas tremendas de represi¨®n, como la detenci¨®n en Riad de cientos de personas, incluyendo pr¨ªncipes de muy alto nivel, hace ahora un a?o. Tambi¨¦n ha demostrado que no tolera las cr¨ªticas ¡ªprovoc¨® una crisis diplom¨¢tica con Canad¨¢ por un tuit sobre la detenci¨®n de una activista¡ª y que no duda en actuar contra disidentes fuera de sus fronteras ¡ªsecuestr¨® en Emiratos ?rabes Unidos a una defensora saud¨ª de los derechos de la mujer y luego la encarcel¨®¡ª. Pero la desaparici¨®n de Khashoggi significar¨ªa cruzar una l¨ªnea roja ante la que Occidente no puede mirar hacia otro lado, como ha hecho tantas veces ante los excesos del r¨¦gimen saud¨ª.
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