Un corte necesario
La restricci¨®n del tr¨¢fico en las grandes ciudades es una medida imprescindible para proteger a los ciudadanos
No existe ninguna soluci¨®n perfecta para regular el tr¨¢fico en las grandes ciudades y as¨ª reducir la contaminaci¨®n que generan los veh¨ªculos, y mucho menos ninguna que sea aceptada sin rechistar por todos. Pero la peor medida posible es no hacer nada y cruzarse de brazos ante una situaci¨®n insostenible a corto plazo para la salud de los ciudadanos y para la lucha contra el cambio clim¨¢tico. Por eso es una buena noticia que el Ayuntamiento de Madrid acabe de aprobar una nueva ordenanza de movilidad que, entre otras medidas, incluye una gran ¨¢rea de tr¨¢fico restringido que abarca casi todo el centro de la capital que entrar¨¢ en vigor el 23 de noviembre.
Este plan ha sido duramente contestado por la oposici¨®n, que lo ha calificado de autoritario y contrario a la libertad, y por una parte de los empresarios y comerciantes, con argumentos que se parecen curiosamente a los que se emplearon cuando se produjeron peatonalizaciones urbanas ahora perfectamente asimiladas. El Ayuntamiento dirigido por Manuela Carmena ha aprobado este nuevo reglamento cuando se acercan las elecciones municipales de mayo, pese a ser una medida impopular para amplios sectores de la poblaci¨®n. Este hecho deja claro que no se trata de una iniciativa electoralista, m¨¢s bien todo lo contrario, sino de un paso importante hacia la construcci¨®n de un modelo de ciudad sostenible y, sobre todo, respirable.
Aunque muchas ciudades europeas, desde Londres hasta Estocolmo, Oslo, Mil¨¢n, Hamburgo o Roma, han adoptado estricciones del tr¨¢fico, el reglamento madrile?o es especialmente ambicioso, tanto en las imposiciones como en sus efectos futuros: un descenso del 40% en las emisiones nocivas. El plan requiere, eso s¨ª, un compromiso municipal con la calidad y el alcance de un transporte p¨²blico m¨¢s sostenible y un plan serio de subvenciones para la compra de veh¨ªculos menos contaminantes, sobre todo para los profesionales, que son los que circulan constantemente. Las medidas de restricci¨®n del tr¨¢fico, ya sea con la imposici¨®n de una tasa como Londres o con la concesi¨®n de beneficios a los el¨¦ctricos, tienen un problema insalvable: aquellos que disponen de m¨¢s recursos pueden circular por donde quieran, mientras que los propietarios de veh¨ªculos m¨¢s viejos los tienen que dejar en casa. Por eso son necesarias las ayudas.
En 2017, la capital vulner¨® por octavo a?o consecutivo los l¨ªmites legales de los dos gases contaminantes m¨¢s nocivos, un problema que los expertos y organizaciones ecologistas vinculan directamente al tr¨¢fico. Adem¨¢s, la UE acaba de aprobar una reducci¨®n del 35% en las emisiones generadas por los coches para 2030. El camino que est¨¢ a punto de tomar Madrid es el ¨²nico posible si se quiere cumplir con este compromiso europeo y proteger a la vez la salud de los ciudadanos, quieran o no.
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