Las negociaciones del Brexit
Theresa May quiere que se acepte que m¨¢s vale una salida blanda dirigida por ella que una dura dirigida por Johnson
Concluida una negociaci¨®n, comienza otra no menos dif¨ªcil. As¨ª puede resumirse el calendario de esta semana crucial a la que se enfrenta Theresa May. Durante m¨¢s de dos a?os, desde que se convirti¨® en primera ministra, la dirigente conservadora ha mantenido dos negociaciones simult¨¢neas sobre el Brexit: una con la Uni¨®n Europea y otra con su propio partido.
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La primera podr¨ªa estar acerc¨¢ndose a su final en los pr¨®ximos d¨ªas, con ocasi¨®n de la cumbre europea que se celebrar¨¢ el mi¨¦rcoles y el jueves: existen indicios de acuerdo sobre dos cuestiones a¨²n por resolver ¡ªlas relaciones comerciales futuras y la frontera de Irlanda del Norte¡ª que permiten pensar en un entendimiento, si no inmediato, al menos en una segunda cumbre extraordinaria que se convocar¨¢ en noviembre, lo que dar¨ªa a los Parlamentos de Estrasburgo y Westminster el tiempo necesario para aprobar el pacto definitivo.
Y este es el mayor obst¨¢culo de Downing Street: obtener la ratificaci¨®n de la C¨¢mara de los Comunes parece mucho m¨¢s complicado que ponerse de acuerdo con la UE.
La clave es que el acuerdo definitivo sea lo m¨¢s vago posible, para que cada uno pueda interpretarlo como quiera
Existe el riesgo de que el problema se plantee incluso antes de que se someta el posible acuerdo sobre el Brexit al examen del Parlamento. Arlene Foster, l¨ªder del DUP (Partido Unionista Democr¨¢tico en sus siglas en ingl¨¦s), el peque?o partido unionista norirland¨¦s que, con sus 10 diputados, garantiza la mayor¨ªa a los conservadores, amenaza con votar contra el proyecto de presupuestos a finales de octubre si el acuerdo sobre el Brexit cruza las que considera ¡°l¨ªneas rojas¡± y establece una normativa diferente para Irlanda del Norte que para el resto de Reino Unido, lo que equivaldr¨ªa a crear una frontera entre Gran Breta?a y una de sus regiones. Para los unionistas, fieles a la monarqu¨ªa brit¨¢nica, eso significar¨ªa, en la pr¨¢ctica, el principio de una escisi¨®n y el reagrupamiento con la Rep¨²blica de Irlanda, precisamente aquello contra lo que lucharon durante los 30 a?os de guerra civil que terminaron con la paz de 1998.
No aprobar el presupuesto constituir¨ªa casi un voto de censura, otro paso hacia la dimisi¨®n de May, que es el objetivo que buscan sus rivales internos, encabezados por el ex ministro de Asuntos Exteriores Boris Johnson. Si a los 10 parlamentarios del Partido Unionista Democr¨¢tico se unen los cuarenta y tantos conservadores partidarios recalcitrantes del Brexit duro, que ya han manifestado su intenci¨®n de votar contra el acuerdo con la Uni¨®n Europea porque lo consideran un acto de sumisi¨®n a Bruselas, el suspenso al gobierno parece inevitable. Sobre todo, si Downing Street decide permanecer en la uni¨®n aduanera ¡ªla ¨²nica opci¨®n que permitir¨ªa resolver el jerogl¨ªfico de Irlanda del Norte¡ª durante un ¡°tiempo indefinido¡± que podr¨ªa transformarse en definitivo.
Ahora bien, no podemos saber con certeza el resultado que va a tener esta segunda negociaci¨®n sobre el Brexit, entre la primera ministra brit¨¢nica y su propio pa¨ªs. Como dice una vieja m¨¢xima de Westminster, llegado el momento de votar, el n¨²mero previsto de diputados rebeldes se divide por la mitad y luego vuelve a dividirse por dos. Theresa May, apelando al ¡°inter¨¦s nacional¡± como justificaci¨®n, est¨¢ buscando abiertamente otros votos entre los laboristas. Quiere que se d¨¦ por sobreentendido que m¨¢s vale un Brexit blando dirigido por ella que un Brexit duro dirigido por Boris Johnson, o BoJo, que es como llama al antiguo responsable del Foreign Office la prensa sensacionalista. De acuerdo con el Financial Times, May tiene una posibilidad, aunque m¨ªnima, de salirse con la suya.
La alternativa consiste en su dimisi¨®n, elecciones anticipadas y, tal vez, un segundo refer¨¦ndum. La clave es que el acuerdo definitivo sea lo m¨¢s vago posible, para que cada uno pueda interpretarlo como quiera. Es decir, lograr, m¨¢s que un Brexit, lo que un columnista de un peri¨®dico de Londres denomina un ¡°Brino¡±: el acr¨®nimo de Brexit in name only, un Brexit solo en teor¨ªa. Mientras tanto, durante los dos a?os de la fase de transici¨®n prevista, hasta diciembre de 2020, e incluso durante m¨¢s tiempo, continuar¨ªan las discusiones sobre qu¨¦ quiere decir verdaderamente salir de Europa.
Enrico Franceschini es antiguo corresponsal de La Repubblica en Londres.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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