Midiendo el progreso de nuestras ciudades
El cambio clim¨¢tico, el envejecimiento de la poblaci¨®n y el incremento de las desigualdades son retos que precisan la cooperaci¨®n entre los diferentes niveles de la Administraci¨®n
La creciente urbanizaci¨®n es una de las tendencias que ha caracterizado la din¨¢mica demogr¨¢fica y econ¨®mica de los ¨²ltimos cien a?os. En Espa?a, dicho proceso se desarroll¨®, en los a?os de la posguerra, de forma mucho m¨¢s r¨¢pida y menos planificada que en otros pa¨ªses de nuestro entorno. Los primeros ayuntamientos democr¨¢ticos se enfrentaron as¨ª con grav¨ªsimas carencias en las infraestructuras b¨¢sicas y en los equipamientos colectivos, as¨ª como en la configuraci¨®n urban¨ªstica de sus municipios, en los que, adem¨¢s, buena parte de su patrimonio hist¨®rico y cultural hab¨ªa quedado seriamente da?ado.
Y, con car¨¢cter general, el desarrollo del Estado social y de derecho, descentralizado conforme al modelo auton¨®mico, ha supuesto una profunda modernizaci¨®n de los espacios urbanos, en contraste con el progresivo abandono del mundo rural.
Cuarenta a?os despu¨¦s, las ciudades y pueblos de Espa?a se enfrentan a nuevos retos, como consecuencia de las transformaciones sociales, econ¨®micas, ambientales y tecnol¨®gicas, a escala global y local.
El cambio clim¨¢tico, el envejecimiento de la poblaci¨®n, el incremento de las desigualdades y la aparici¨®n de nuevas formas de pobreza y de inseguridad ciudadana, la precariedad en el empleo, la desafecci¨®n de segmentos crecientes de la poblaci¨®n respecto de las instituciones democr¨¢ticas, el uso de internet, la incorporaci¨®n de la digitalizaci¨®n y de la rob¨®tica en un n¨²mero cada vez mayor de actividades econ¨®micas, la presencia creciente de emigrantes procedentes de culturas diferentes... constituyen retos que no pueden ser abordados en solitario por ning¨²n Gobierno nacional, y mucho menos por un Ayuntamiento de forma aislada. Resulta imprescindible la cooperaci¨®n entre los diferentes niveles de la Administraci¨®n, as¨ª como el dise?o de pol¨ªticas europeas acordes con la envergadura de los desaf¨ªos antes mencionados.
La Agenda 2030, aprobada en la Asamblea General de Naciones Unidas por parte de todos los Gobiernos del mundo, supone la primera hoja de ruta a escala global que integra las dimensiones econ¨®mica, social, ambiental e institucional de los desaf¨ªos del siglo XXI. Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) abarcan desde la erradicaci¨®n de la pobreza y del hambre, a la reducci¨®n de las desigualdades, al empoderamiento de la mujer y la lucha contra cualquier forma de violencia de g¨¦nero, al acceso universal a la educaci¨®n, a la sanidad, a la protecci¨®n social y a condiciones dignas del trabajo, al agua potable y a la energ¨ªa limpia... contemplando, con todo el rigor que merecen, los l¨ªmites biof¨ªsicos de nuestro planeta, que exigen la preservaci¨®n y restauraci¨®n de la biodiversidad terrestre y marina, la mitigaci¨®n y la adaptaci¨®n al calentamiento global, incluida una mayor resiliencia frente a sus efectos, as¨ª como el fortalecimiento de las instituciones que garantizan la paz y el acceso a la justicia, y que propician el establecimiento de las necesarias alianzas dentro y fuera de las fronteras nacionales.
La Red espa?ola de Desarrollo Sostenible ("filial" de la correspondiente red de Naciones Unidas SDSN, dirigida por Jeffrey Sachs), acaba de presentar el primer informe sobre el cumplimiento de los ODS por parte de 100 ciudades espa?olas (incluyendo todas las capitales de provincia y las ciudades de m¨¢s de 80000 habitantes).
Se trata de un ejercicio todav¨ªa incompleto y de compleja interpretaci¨®n (dada la inexistencia en algunos casos de datos estad¨ªsticos a nivel local, as¨ª como de la dificultad de evaluar el desempe?o de un Ayuntamiento en tareas que son competencia de otros niveles de la Administraci¨®n), pero que permite aproximarse a la realidad de la adecuaci¨®n de las pol¨ªticas municipales a lo establecido en la Agenda 2030.
Ninguna ciudad cumple con el ODS 8 (trabajo decente), como consecuencia de una legislaci¨®n estatal que favorece los salarios bajos y la precariedad en el empleo
De los resultados de este primer informe cabe resaltar algunas conclusiones. Por ejemplo, en las ciudades con renta per c¨¢pita m¨¢s alta se observan mayores desigualdades socioecon¨®micas (lo que nos aleja del ODS 10), lo que reafirma la evidencia de la escasa idoneidad del PIB como indicador del progreso, desde un enfoque hol¨ªstico. En sentido opuesto, los datos sobre acceso a la sanidad (ODS 3) y a la educaci¨®n (ODS 4), alcanzan valores m¨¢s altos en las ¨¢reas m¨¢s desarrolladas, en las que se dispone de m¨¢s y mejores equipamientos colectivos.
Se pone asimismo de manifiesto que ninguna ciudad cumple con el ODS 8 (trabajo decente), como consecuencia de una legislaci¨®n estatal que favorece los salarios bajos y la precariedad en el empleo, en todo el territorio nacional.
Llama la atenci¨®n que el ODS 5 (igualdad de g¨¦nero), aparezca como el segundo peor puntuado (despu¨¦s del ODS 10) en el conjunto de las ciudades evaluadas, a pesar de que este fue el ¨²nico ODS en el que Espa?a hab¨ªa aparecido con una valoraci¨®n claramente favorable en el ?ndice nacional de los ODS de 2016; esta circunstancia puede responder a un cierto retroceso en esta materia durante los ¨²ltimos dos a?os, dif¨ªcil por otro lado de evaluar, cuando se utiliza como indicador los datos correspondientes a las denuncias por violencia de g¨¦nero.
Con car¨¢cter general, las puntuaciones de la mayor¨ªa de las ciudades estudiadas resultan bajas en los ODS asociados a elementos que definen la sostenibilidad del ¨¢mbito urbano (innovaci¨®n, infraestructuras, calidad del aire, urbanismo, acceso a la vivienda...). Ello indica cuanto recorrido queda por delante para dotar a las ciudades espa?olas de una mayor resiliencia ante los cambios tecnol¨®gicos, sociales y ambientales.
En los ODS 1 y 2 (erradicaci¨®n de la pobreza y del hambre), cuyas metas se consideran en Espa?a pr¨®ximas a su cumplimiento, se aprecia la falta de suficientes datos municipales sobre personas sin hogar o sobre ciudadanos afectados por la malnutrici¨®n o la obesidad.
En todo caso, el informe permite tambi¨¦n identificar las numerosas ¨¢reas en las que se requiere un mayor esfuerzo estad¨ªstico a escala local, as¨ª como la elaboraci¨®n de nuevos indicadores de progreso especialmente relevantes para la realidad espa?ola (por ejemplo, en lo relativo a la conciliaci¨®n de la vida laboral y la vida familiar, y la deficiente provisi¨®n de servicios p¨²blicos de ayuda a la dependencia y a la educaci¨®n infantil).
El informe coincide en el tiempo con la asunci¨®n publica del compromiso de implementar los ODS, por parte de todas las Administraciones espa?olas, tal como se puso de manifiesto recientemente en la presentaci¨®n del examen voluntario de nuestro pa¨ªs ante Naciones Unidas, incluyendo el nombramiento de una Alta Comisionada para la Agenda 2030, directamente dependiente de la Presidencia del gobierno. La especificidad del proceso de despoblaci¨®n del medio rural, adem¨¢s, ha propiciado la creaci¨®n de una instancia gubernamental para el estudio y las propuestas relativas al reto demogr¨¢fico, de extraordinaria incidencia en los ¨¢mbitos no urbanizados.
Comienza, por lo tanto, la puesta en marcha de nuevos instrumentos de gobernanza, que comportar¨¢n necesariamente la mejora en las herramientas de medici¨®n del progreso en todos los territorios, urbanos y rurales, de Espa?a.
Cristina Narbona es presidenta del PSOE y miembro de la Red Espa?ola para el Desarrollo Sostenible.
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