El futuro que queremos
El autor reflexiona sobre c¨®mo alcanzar los Objetivos del Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030
El t¨ªtulo de este art¨ªculo es el mismo que el del documento que firmaron los pa¨ªses en 2012 y dio origen a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030. Esta semana Trump acapara los titulares de la Asamblea General de Naciones Unidas pero Nueva York es tambi¨¦n estos d¨ªas el centro del debate de ideas mundial.
He asistido al Leadership Council organizado por Sustainable Development Solutions Network (SDSN) y liderado por Jeffrey Sachs, uno de los economistas m¨¢s prestigiosos en los a?os ochenta y los noventa. Muchos ense?¨¢bamos macroeconom¨ªa a nuestros alumnos con su manual y explic¨¢bamos sus planes de estabilizaci¨®n en las hiperinflaciones latinoamericanas o en la Europa del Este en la transici¨®n del comunismo a la econom¨ªa de mercado tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn. Hoy es uno de los l¨ªderes mundiales en la lucha contra el cambio clim¨¢tico, la pobreza y la desigualdad con m¨¢s influencia que muchos gobiernos y organismos internacionales. Ha creado esta red mundial que en Espa?a lidera el exministro de exteriores socialista Miguel ?ngel Moratinos.
La ventaja de los ODS es que se pueden cuantificar por objetivo, pa¨ªs y a?o y permite determinar los esfuerzos para cumplirlos. Seg¨²n SDSN la mayor¨ªa de pa¨ªses ha comenzado a implementar la agenda pero ninguno est¨¢ en la senda de cumplir sus compromisos en 2030. Los mayores avances se est¨¢n produciendo en los pa¨ªses en desarrollo en el objetivo uno de no pobreza y en el dos de hambre cero, salvo en aquellos que padecen conflictos y guerras que han empeorado significativamente.
En algunos objetivos la tecnolog¨ªa y los precios relativos van a ayudar. Especialmente en energ¨ªa y transporte donde las energ¨ªas renovables y los coches el¨¦ctricos ya son competitivos sin necesidad de subvenciones p¨²blicas. Solo se necesita regulaciones que favorezcan o al menos que no penalicen su desarrollo, como el impuesto al sol y el decreto que aprob¨® el PP para penalizar el autoconsumo fotovoltaico.
Cargar una bater¨ªa de coche el¨¦ctrico cuesta unos cuatro euros y tiene autonom¨ªa para 400 kil¨®metros, mucho m¨¢s barato que cualquier coche de gasolina, di¨¦sel o h¨ªbrido. Pronto habr¨¢ m¨¢s oferta, con m¨¢s autonom¨ªa, a menores precios y los coches el¨¦ctricos ser¨¢n de consumo masivo. La potencia de las placas fotovoltaicas se ha doblado, su coste es la mitad que hace unos a?os y pronto muchas de nuestras casas tendr¨¢n autoconsumo con cero emisiones y una reducci¨®n significativa del precio de la luz. Las inversiones necesarias ser¨¢n elevadas y los pa¨ªses que lideren el reto y la tecnolog¨ªa tienen la oportunidad de crear miles de empleos.
Pero para el resto de objetivos: agua, sanidad, educaci¨®n, desigualdad, discriminaci¨®n por g¨¦nero, etc¨¦tera el mercado ser¨¢ incapaz de resolverlos y ser¨¢ necesaria la implicaci¨®n activa de los gobiernos complementando la inversi¨®n privada y con regulaciones adecuadas. En Espa?a hemos perdido un tiempo precioso y cada d¨ªa la distancia con los pa¨ªses m¨¢s avanzados es mayor. El nuevo Gobierno tiene el relato pero tenemos que dar la batalla y ganarla. Todos los espa?oles debemos estar en la batalla. Nos jugamos mucho.
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