Muerte del ¨²ltimo glaciar de Espa?a
Los hielos de Monte Perdido retroceden a un ritmo acelerado y podr¨ªan desaparecer en tres d¨¦cadas
Cerca de la cumbre del Vignemale, una de las m¨¢s altas de los Pirineos, hay unos enigm¨¢ticos boquetes en la roca abiertos con dinamita. Son la puerta a una ¨¦poca tan distinta de la actual que su historia parece mentira. En 1882 el conde Henry Russell ten¨ªa alquilada toda la monta?a por el precio simb¨®lico de un franco al a?o. Mand¨® que le construyeran siete cuevas desde las que contemplaba el atardecer en el glaciar de Ossoue y daba fiestas para sus amigos a m¨¢s de 3.000 metros de altura. Los refugios se abrieron m¨¢s o menos a ras de hielo para entrar caminando sin dificultades, pero cualquiera que lo intente hoy en d¨ªa tendr¨¢ que trepar una pared de roca de varios metros. Es una de las pruebas m¨¢s pintorescas de un fen¨®meno global: el retroceso de los glaciares de alta monta?a.
De los Andes a los Alpes, del Himalaya a la Ant¨¢rtida, la inmensa mayor¨ªa de los glaciares de la Tierra se derriten a una velocidad sin precedentes desde que hay registros, un fen¨®meno relacionado con el cambio clim¨¢tico. El proceso es especialmente intenso en los Pirineos, donde el problema ya no es tanto el retroceso de los hielos, sino su extinci¨®n. Treinta y tres de los 52 glaciares que hab¨ªa en 1850 han desaparecido, la mayor¨ªa de ellos despu¨¦s de 1980. Desde la cima del Monte Perdido (3.335 metros) se divisa el cad¨¢ver m¨¢s reciente: un precioso lago color turquesa que fue un peque?o glaciar hasta finales de los 90.
Ignacio L¨®pez-Moreno es como un cirujano al que se le muere el paciente sin poder hacer nada para salvarlo. Hijo de un inform¨¢tico y un ama de casa, este ge¨®grafo zaragozano es el ¨²nico entre siete hermanos que se dedica a la ciencia. Desde 2011 su equipo del Instituto Pirenaico de Ecolog¨ªa (CSIC) analiza con un detalle sin precedentes el glaciar de Monte Perdido, el m¨¢s grande del Pirineo espa?ol junto al de Maladeta-Aneto, y sin duda el mejor estudiado (el tercer gran glaciar pirenaico es el de Ossue que enamor¨® al conde Russell). Ninguna otra alta cordillera espa?ola alberga ya glaciares. Estos son los ¨²ltimos de Espa?a.
¡°Estos glaciares, los m¨¢s meridionales de Europa, est¨¢n en unas condiciones muy l¨ªmite, y todo apunta a que ser¨¢n los primeros en desaparecer¡±, explica L¨®pez-Moreno. Estudiarlos es ¡°muy importante para ver c¨®mo se comportan en estas fases finales, hasta qu¨¦ punto se acelera o se puede ralentizar, y es un ejemplo para muchas otras monta?as que dentro de pocas d¨¦cadas se van a enfrentar a esta situaci¨®n¡±, resalta el investigador minutos antes de saltar a un helic¨®ptero junto a otros cient¨ªficos del IPE para realizar la campa?a de este a?o, a la que ha asistido EL PA?S. Llevar¨¢ apenas unos minutos completar una ascensi¨®n de unas siete horas a pie, inhumana con los cientos de kilos de equipo y comida que hay que llevar al campamento.
Un glaciar es una masa de hielo que se mantiene a lo largo de todo el a?o y que est¨¢ en continuo movimiento. El de Monte Perdido, con un kil¨®metro de largo y unos 500 de alto, avanza tres cent¨ªmetros al d¨ªa, el doble de r¨¢pido durante las horas de luz que por la noche. En las ¨²ltimas d¨¦cadas se ha separado en dos partes sin conexi¨®n, la superior y la inferior.
En los a?os 50, la zona alta del glaciar era casi plana, pero ahora tiene una pendiente cada vez m¨¢s pronunciada que dificulta la acumulaci¨®n de nieve, esencial para que el glaciar no pase la l¨ªnea cr¨ªtica en la que pierde m¨¢s volumen por fusi¨®n durante primavera y verano que lo que gana en invierno. En 2011, emergi¨® un farall¨®n de roca caliza entre el hielo del glaciar inferior. Las piedras son como un radiador que alcanza los 15 grados al sol y aceleran la fusi¨®n del hielo. Otro enemigo es el polvo del S¨¢hara, que llega en grandes nubes arrastradas por el viento y ti?e la nieve de color marr¨®n, lo que disminuye su reflectividad y aumenta la fusi¨®n. Todo esto se suma al principal enemigo de los glaciares pirenaicos, el aumento de la temperatura.
el glaciar
pierde de media
un metro al a?o
¡°La temperatura media ha subido 1,5 grados. Para mucha gente puede parecer poco, pero cuando se habla del cambio clim¨¢tico a escala planetaria el incremento ha sido de 0,7 grados, por lo que el Pirineo se est¨¢ calentando al doble de velocidad que el conjunto del planeta¡±, se?ala L¨®pez-Moreno.
Durante las campa?as de seguimiento anual, la mejor parte de la jornada es la noche. El grupo de seis cient¨ªficos se arremolina en torno a una mesa plegable donde se hace la cena en una cocina de gas. En el men¨² de este a?o: guindillas piparras salteadas y huevos fritos con torreznos. A unos 2.700 metros saben incluso mejor de lo que suena. Pero el trabajo de estos investigadores no es un camino de rosas. Cada a?o tienen que descolgarse por paredes de roca para reponer term¨®metros y estaciones meteorol¨®gicas aplastadas por la nieve, salvar fuertes desniveles con el equipo a la espalda, acampar en verano y primavera, cuando han llegado a estar a 17 bajo cero y con vientos de 100 kil¨®metros por hora que derribaban los muros de nieve que hab¨ªan levantado para proteger la tienda de campa?a. La mayor¨ªa de ellos son avezados monta?eros y espele¨®logos. Miguel Bartolom¨¦, el hombre que cocina en las alturas, es el experto del IPE en cuevas heladas, donde tambi¨¦n es patente el retroceso del hielo. El d¨ªa despu¨¦s de regresar de Monte Perdido se fue a poner sensores t¨¦rmicos en una cueva del sistema de fuentes de Escua¨ªn (Huesca). Tard¨® 13 horas en recorrerla junto a miembros del Centro de Espeleolog¨ªa de Arag¨®n, en colaboraci¨®n con la federaci¨®n aragonesa de Espeleolog¨ªa y el Parque Nacional de Ordesa.
La medida m¨¢s detallada del retroceso del glaciar la aporta el esc¨¢ner l¨¢ser terrestre, una m¨¢quina que lanza m¨¢s de un mill¨®n de puntos de luz al glaciar y construye un mapa topogr¨¢fico con una resoluci¨®n centim¨¦trica. ¡°Este es el glaciar del mundo que m¨¢s se ha estudiado con esta tecnolog¨ªa¡±, explica Esteban Alonso-Gonz¨¢lez, el miembro del equipo que se encarga del escaneo cada a?o. ¡°Nosotros tenemos una serie ininterrumpida desde 2011, y con varias campa?as tambi¨¦n en primavera para medir tambi¨¦n los m¨¢ximos de acumulaci¨®n de nieve¡±, detalla. Despu¨¦s de 2017, que fue el peor a?o de la serie, este ha habido muy poca p¨¦rdida o alguna ganancia, pero la tendencia general es de declive. Los datos muestran que el glaciar ha perdido de media cinco metros de grosor, aunque hay puntos en que son 14 metros menos. En general el Monte Perdido retrocede un metro al a?o. Esto se suma a las medidas anteriores usando otras t¨¦cnicas, que muestran una p¨¦rdida global de unos 50 metros entre 1980 y 2010.
¡°Si asumimos que contin¨²a pasando lo de los ¨²ltimos a?os, en 20 o 30 una gran parte desaparecer¨¢ completamente. Solo sobrevivir¨¢ la zona de hielo vivo, m¨¢s protegido y con m¨¢s nieve en la parte alta, que podr¨ªa perdurar alguna d¨¦cada m¨¢s¡±, explica L¨®pez-Moreno. Ser¨¢ una lenta agon¨ªa, pues se estima que en sus ¨²ltimos a?os el retroceso del hielo se ralentizar¨¢.
localizaci¨®n
El glaciar del Monte Perdido se encuentra dentro del Parque nacional de Ordesa y Monte Perdido, en los Pirineos, en la provincia de Huesca.
Pincha en el m¨¢s para ver su ubicaci¨®n.
La desaparici¨®n del glaciar no supondr¨¢ una tragedia a nivel ambiental ni hidrol¨®gico. Se estima que el grosor del hielo es de unos 30 metros, con lo que en total atesora unos ocho hect¨®metros c¨²bicos, equivalente a un embalse peque?o. Desaparecer¨¢n los microbios y otras especies que viven en el hielo, pero aparecer¨¢n otras en los lagos resultantes, explica L¨®pez-Moreno. La vida seguir¨¢ adelante, aunque para las pr¨®ximas generaciones la ¨²nica forma de ver un glaciar en Espa?a sea en fotos.
La contaminaci¨®n mundial grabada en un lago
Blas Valero navega por el cad¨¢ver de un glaciar que desapareci¨® hace 14.000 a?os. Su fusi¨®n dio lugar al lago de Marbor¨¦, uno de los m¨¢s altos de los Pirineos, a 2.590 metros, y tambi¨¦n uno de los m¨¢s interesantes para resolver importantes preguntas sobre el glaciar de Monte Perdido, que est¨¢ enfrente. Ha habido dos etapas hist¨®ricas en las que las temperaturas eran muy parecidas a las actuales, una en la ¨¦poca romana y otra durante el ?ptimo Clim¨¢tico Medieval entre los siglos X y XIV. Los registros de temperaturas en alta monta?a son escasos. El equipo del IPE solo tiene mediciones de altura desde 2013, registro de temperaturas del refugio de G¨®riz de desde 1981; y las del observatorio Midi de Bigorre (Francia) a 2.877 metros, con datos de precipitaci¨®n y temperatura desde 1903. El equipo de Valero intenta reconstruir el clima pasado gracias a los sedimentos del fondo del lago, donde siete metros de sucesivas capas permiten remontarse unos 13.000 a?os atr¨¢s. Las dataciones preliminares de la ge¨®loga del IPE Ana Moreno apuntan a que el glaciar exist¨ªa hace 2.000 a?os, en ¨¦poca romana, con lo cual, el hielo m¨¢s antiguo del glaciar deber¨ªa ser incluso m¨¢s viejo. La actividad humana es patente en los sedimentos del Marbor¨¦, seg¨²n detalla Valero. En los sedimentos "vemos la cantidad de metales pesados, plomo y mercurio, que proviene de la miner¨ªa local, y sobre todo a escala global. Hay un pico enorme de la primera globalizaci¨®n del hemisferio norte durante la ¨¦poca romana. Ese pico de la miner¨ªa romana se observa en todo el pirineo en un gran aumento de la cantidad de plomo que a trav¨¦s del transporte atmosf¨¦rico lleg¨® hasta aqu¨ª. Despu¨¦s desciende, aumenta un poquito durante la ¨¦poca medieval y luego aumenta a partir del siglo XIX con la revoluci¨®n industrial. Comienza a disminuir un a partir de los 80, cuando se empiezan a utilizar gasolinas sin plomo, pero no baja hasta el nivel previo a la ¨¦poca romana. El impacto de lo que hacemos aparece en un sitio tan pr¨ªstino y tan remoto como este".