Asesinar al periodista
El asesinato del periodista Jamal Khashoggi demuestra la tragedia hist¨®rica en la que se encuentra el mundo ¨¢rabe
El asesinato del periodista Jamal Khashoggi a manos de los servicios de la polic¨ªa secreta de Arabia Saud¨ª, cometido en el consulado saud¨ª en Turqu¨ªa, y, presuntamente, bajo las ¨®rdenes del rey heredero Mohamed Bin Salm¨¢n, demuestra, una vez m¨¢s, la tragedia hist¨®rica en la que se encuentra el mundo ¨¢rabe. Es impensable hoy que, tras haber logrado liberarse de la opresi¨®n colonial y del yugo imperial occidental, las poblaciones de los pa¨ªses ¨¢rabes sigan sufriendo el encarcelamiento injusto, la opresi¨®n de los derechos fundamentales, la marginaci¨®n frente al acceso a sus recursos naturales. Y que se vean condenadas, como salida, a aliarse con movimientos violentos fundamentalistas o a emigrar ca¨®ticamente, en una huida sin esperanza.
Es cruel ver que el viento de la libertad no ha soplado en los pa¨ªses ¨¢rabes que, junto con China y Corea del Norte, se mantienen bajo dictaduras totalitarias, militares, policiales, e incluso reg¨ªmenes feudales medievales dirigidos por s¨¢trapas que corrompen el mundo con los fondos obtenidos de la explotaci¨®n de los recursos naturales (petr¨®leo), nunca dedicados al desarrollo social e intelectual de sus poblaciones. M¨¢s cruel a¨²n es, por entrar en el ¨¢rea del cinismo, saber que estos sistemas corruptos y dictatoriales se benefician del apoyo aliado de las principales potencias (UE, EE?UU, Rusia, China), que justifican su complicidad con Arabia Saud¨ª por el papel que desempe?a en proteger los intereses occidentales en la regi¨®n.
Ahora bien, desde los a?os 50, Riad constituye, en realidad, la principal fuente ideol¨®gica, financiera y pol¨ªtica de difusi¨®n del integrismo totalitario. Los terroristas del 11-S de 2001 eran saud¨ªes. Osama bin Laden, su maestro, tambi¨¦n; por doquier en el mundo ¨¢rabe, en ?frica subsahariana, en Europa y en Asia, desde Indonesia a Filipinas, es la monarqu¨ªa absolutista saud¨ª la que financia las escuelas, los profesores, las mezquitas fundamentalistas para expandir el odio contra Occidente, acusado de favorecer la rebeli¨®n de las mujeres y la opresi¨®n del islam tal y como se concibe por los wahabitas saud¨ªs.
Temiendo la expansi¨®n de la ola democr¨¢tica surgida con la Primavera ?rabe, es este pa¨ªs el que ha incentivado la divisi¨®n en Siria y paralizado el desarrollo de las fuerzas democr¨¢ticas laicas, favoreciendo a los integristas sirios; es este pa¨ªs, no se olvide, el que ha luchado hasta el ¨²ltimo momento contra el proceso democr¨¢tico en T¨²nez, amparando al dictador Ben Ali. Hoy, los servicios secretos saud¨ªes han torturado y asesinado al periodista dem¨®crata Khashoggi,cuyo ¨²nico pecado era reclamar la democracia y la libertad de expresi¨®n en su pa¨ªs.
Frente a este acto salvaje, sabemos que los gobiernos del mundo dedicar¨¢n diplom¨¢ticamente un tiempo ¡ªunas semanas, tal vez¡ª a la indignaci¨®n. Finalmente, la raz¨®n de Estado se impondr¨¢; el apoyo c¨®mplice del mundo occidental, tambi¨¦n: y el silencio volver¨¢ a encubrir la sangre de un periodista que defend¨ªa la libertad: el fuego de la barbarie seguir¨¢ ardiendo desde Arabia Saud¨ª.
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