Silicon Valley alaba a la UE
En lo que respecta a la protecci¨®n de datos, Europa es ejemplar. A veces, los gerifaltes de Bruselas resultan de lo m¨¢s ¨²til
El objeto de las alabanzas entonadas la semana pasada por el jefe de Apple no era ni el ¨²ltimo iPhone ni ning¨²n otro artilugio omnisciente, sino ¡ªprep¨¢rense¡ª la Uni¨®n Europea. Para ser m¨¢s exactos, el Reglamento General de Protecci¨®n de Datos de la Uni¨®n Europea, una normativa que refuerza desde mayo a los consumidores dentro y fuera de las fronteras de los Veintiocho contra los gigantes tecnol¨®gicos de Silicon Valley. Tim Cook, por una vez con corbata, se quejaba en Bruselas del ¡°complejo industrial de los datos¡±. Con ello se refer¨ªa a su propio sector, que utiliza la informaci¨®n que recopila sobre los usuarios de Internet ¡°como un arsenal¡±. El consejero delegado de Apple opina que el reglamento de la UE desempe?a un papel fundamental para la protecci¨®n de los consumidores, y lo considera mod¨¦lico, especialmente para su propio pa¨ªs.
Otros art¨ªculos del autor
Se podr¨ªa echar en cara a Cook su oportunismo. Apple no se ha convertido en la empresa con m¨¢s valor de la historia gracias al comercio de datos, sino mediante la venta de productos de dise?o ¨²tiles, aunque tambi¨¦n car¨ªsimos. Por eso, la protecci¨®n de la privacidad apenas representa un problema para la compa?¨ªa. Sus rivales tecnol¨®gicos ¡ªAmazon, Facebook y Google¡ª amasan beneficios multimillonarios gracias al desaforado expolio de informaci¨®n sobre sus clientes. Tambi¨¦n cabe la posibilidad de que la intenci¨®n de Cook en Bruselas fuese la de mostrar un rostro amable, para variar. Apple mantuvo un litigio con la Uni¨®n Europea por el pago de 13.000 millones de euros suplementarios en impuestos.
Con todo, los elogios que llegan desde Silicon Valley son dignos de atenci¨®n, sobre todo teniendo en cuenta que la jefa de protecci¨®n de datos de Facebook (s¨ª, el cargo existe) tambi¨¦n se pronunci¨® ante al Parlamento Europeo a favor de una normativa parecida a la de la UE para Estados Unidos.
Las grandes tecnol¨®gicas defienden las normas europeas y contradicen el rechazo de su propio Gobierno a la regulaci¨®n de datos de Bruselas
Son dignos de atenci¨®n, en primer lugar, porque los representantes de las grandes empresas tecnol¨®gicas contradicen con ellos a su propio Gobierno. Tan solo un par de d¨ªas antes, Wilbur Ross, secretario de Comercio de Donald Trump, hab¨ªa vuelto a expresar en Bruselas sus ¡°serias dudas¡± sobre la protecci¨®n de datos en la Uni¨®n Europea. Seg¨²n Ross, la normativa es un obst¨¢culo para los negocios de la industria estadounidense de Internet.
Sin embargo, el principal argumento es que resulta evidente que Silicon Valley se toma en serio la protecci¨®n de los consumidores de Internet que la UE va a imponer de ahora en adelante bajo la amenaza de sanciones draconianas. Hasta ahora, los gigantes tecnol¨®gicos hab¨ªan desplegado libremente su aspiradora de datos por todo el mundo. En los primeros tiempos de la Red, la resistencia en contra era peque?a debido a que los servicios gratuitos ofrecidos parec¨ªan de gran utilidad, pero, sobre todo, porque poca gente se daba cuenta del riesgo que ello entra?aba para la esfera privada y, en consecuencia, para las libertades individuales. Las empresas pronto se volvieron tan grandes e importantes que apenas se pod¨ªa hacer nada contra su poder de influencia, especialmente en su mercado nacional.
Ahora la Uni¨®n Europea ha dado la vuelta radicalmente a las reglas del juego, y lo ha hecho de tal manera que las consecuencias alcancen a los prepotentes colosos de Internet. De ello se podr¨¢n beneficiar no solo los ciudadanos de la Uni¨®n Europea. Dado que el flujo de datos, dinero y mercanc¨ªas suele rebasar inevitablemente el territorio de la Uni¨®n, millones de consumidoras y consumidores extracomunitarios quedan tambi¨¦n bajo su protecci¨®n. Lo mismo ocurre con Suiza, que no pertenece a la Uni¨®n Europea y que todav¨ªa se va a conceder un par de a?itos para adaptar su caduca legislaci¨®n al respecto.
As¨ª que resulta que los pol¨ªticos de la UE, a los que tanto gusta tachar de gerifaltes, y sus mecanismos, reprobados por su falta de transparencia, son de lo m¨¢s ¨²til. Y lo son precisamente para la vida de las ciudadanas y los ciudadanos particulares de la Uni¨®n Europea y de fuera de ella. Por una vez hemos podido afirmarlo con toda tranquilidad, justo la misma semana en que los populistas italianos se jactaban de haber salvaguardado a su pueblo de los taca?os de la Uni¨®n Europea en su disputa por los presupuestos.
Los suizos m¨¢s que nadie deber¨ªamos tomarnos tambi¨¦n en serio el ejemplo de la Uni¨®n Europea en cuanto al reglamento de protecci¨®n de datos. Nuestro pa¨ªs no solo se concede tiempo de sobra para dictar una normativa de privacidad eficaz, sino que adem¨¢s se da el lujo de celebrar un refer¨¦ndum para decidir si tiene que evitar someterse a cualquier clase de reglamentaci¨®n internacional. La campa?a se lleva a cabo bajo el eslogan ¡°jueces extranjeros¡±, y defiende que los aut¨¦nticos confederados deben oponerse a ellos. La idea tiene su origen en la m¨ªtica acta constituyente de Suiza del siglo XIII. En la era de Internet ha quedado fuera de lugar.
Edgar Schuler es jefe de Opini¨®n de Tages Anzeiger en Zurich.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.