Rivera en busca del centro perdido
Las se?ales apuntan a que Rivera explora un discurso de centroderecha sin acercarse a S¨¢nchez pero alej¨¢ndose de Casado
Albert Rivera necesita notoriamente desmarcarse de Pablo Casado en la derecha, y moverse al centro, pero sin acercarse demasiado a Pedro S¨¢nchez exponi¨¦ndose a la acusaci¨®n de tender al centroizquierda, vertida ayer desde el PP. Entre esas balizas, como se hace evidente en el fuego cruzado del Congreso, no es f¨¢cil definir un espacio propio para ubicarse. Pero al menos hay algo seguro: en Ciudadanos asumen estar desubicados. Presumiblemente la fotograf¨ªa del ¨²ltimo CIS les ha abierto los ojos: en el gr¨¢fico "Ubicaci¨®n ideol¨®gica de los partidos", puede observarse c¨®mo todos mantienen una continuidad muy estable desde hace a?os, salvo ellos. En la tabla del 1 al 10, Podemos siempre oscila entre el 2 y el 3, por el extremo de la izquierda; el Partido Popular, en el lado contrario, siempre entre el 8 y el 9; y el PSOE moderadamente entre el 4 y el 5. En cambio, Ciudadanos ha experimentado un escoramiento b¨¢rbaro. Desde el 5 hasta superar holgadamente el 7, m¨¢s de dos puntos de derechizaci¨®n. Y tanta derechizaci¨®n desocupando el centro es un problema, pero adem¨¢s es un problema la percepci¨®n de incoherencia oportunista.
Desde hace meses, Ciudadanos ha experimentado una inercia irrefrenable hacia la derecha. La moci¨®n supuso una sacudida que los descentr¨® y los proyect¨® a una mimetizaci¨®n, cada vez m¨¢s inc¨®moda, del discurso del PP. No s¨®lo se trata de Catalu?a, sino tambi¨¦n inmigraci¨®n, pol¨ªtica penitenciaria, manteros o RTVE. Y cada semana se reproduce en la sesi¨®n de control. Hoy los dos le han cuestionado, a cara de perro, los indultos futuribles a los capitostes indepes. Y sus discursos pod¨ªan ser, una semana m¨¢s, intercambiables. Mal negocio. Como advert¨ªa Lakoff en Puntos de reflexi¨®n. Manual del progresista, mimetizar a otro partido acaba favoreciendo al original, no a la copia.
Sin embargo, Rivera, como Iglesias, parece haber entendido que el PSOE y el PP est¨¢n c¨®modos con la polarizaci¨®n bajo una l¨®gica bipartidista (de ah¨ª la teatralidad sobreactuada de la semana anterior, con la acusaci¨®n de golpista y la ruptura de relaciones), por lo que deber¨ªan restablecer cierta multipolaridad. El propio Iglesias ha endurecido el discurso y tambi¨¦n su agenda propia, donde adem¨¢s est¨¢ c¨®modo. En Catalu?a es muy notorio. Y Rivera parece apuntar a un espacio m¨¢s liberal, ahora desocupado. Ciertamente, como ha se?alado John Gray, ¡°en toda Europa, el centro pol¨ªtico se ha quedado vac¨ªo y la extrema derecha est¨¢ llenando ese hueco¡±. Sin duda, hay un auge tentador de la derecha populista; pero Ciudadanos no puede ser el PP. O es Ciudadanos o no ser¨¢.
Las se?ales apuntan a que Rivera explora un discurso de centroderecha sin acercarse a S¨¢nchez, cuya alianza con los independentistas es una l¨ªnea roja, pero s¨ª alej¨¢ndose de Casado. Son se?ales a¨²n d¨¦biles, eso s¨ª. Y es algo que tendr¨¢ que hacer desde la agenda, con temas como la eutanasia, y desde la estrategia, caso de la ruptura del bloqueo de la Mesa del Congreso para dejar a Casado en solitario como patr¨®n del filibusterismo parlamentario. Previsiblemente volver¨¢ a topar con la caricatura de extremo centro ¨Cde fabricaci¨®n podemita¨C pero no ser¨¢ peor que la caricatura de derecha extrema. Su clientela no es esa, sino lo que Lakoff, en el mismo ensayo, defin¨ªa como "biconceptuales", personas conservadoras en algunos aspectos pero progresistas en otros. Ah¨ª creci¨® Ciudadanos, llegando a liderar los sondeos hasta que la moci¨®n desbarat¨® sus planes. Y solo ah¨ª pueden aspirar a un liderazgo, si se deciden a abandonar la tentaci¨®n de mimetizar a la derecha populista.
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