M¨ªstica

Existe un m¨¦todo de salvaci¨®n al alcance de cualquiera que pretenda desintoxicarse de la basura pol¨ªtica y moral que nos vemos obligados a tragar cada d¨ªa. Se trata de huir hacia adentro en busca de ese v¨¦rtice del esp¨ªritu en el que los cinco sentidos corporales, como v¨ªas del conocimiento, confluyen y se transforman en una sensaci¨®n ¨²nica de plenitud y bienestar. Para coronar esa cima no es necesario ponerse en manos de un maestro venerable en el T¨ªbet, puesto que los materiales de esa escalada espiritual los proporciona la propia naturaleza de forma gratuita. No hay que realizar un esfuerzo especial que no sea placentero; solo se requiere cierta pr¨¢ctica y un poco de concentraci¨®n. Existen innumerables variaciones y posibilidades, pero p¨®ngase c¨®modo, rel¨¢jese y elija la que est¨¦ m¨¢s a su alcance en ese momento. Elija, por ejemplo, una bonita puesta de sol frente al mar, de forma que su mirada se sacie con todos los matices de la luz mientras acaricia con la yema de los dedos la copa de su licor preferido que tiene en la mano. Atienda al sonido profundo del oleaje y al ligero aroma de algas que le trae la brisa cargada de sal. Incorpore esas sensaciones a su conciencia. Siga concentrado. Ya son cuatro los sentidos que han sido capturados. Solo queda uno, el gusto, que actuar¨¢ de disolvente para fundirlos en un punto de su memoria. Seg¨²n Arist¨®teles, la memoria tambi¨¦n es una v¨ªa del conocimiento. Cuando el licor fluya sobre la lengua deber¨¢ convocar un recuerdo agradable, tal vez unas palabras de amor o las risas de un verano o aquel ¨¦xito del que se siente orgulloso. Si a?ade a la dulzura del licor esa memoria feliz unida a los cinco sentidos, sentir¨¢ en la mente un placer explosivo, que por un momento le liberar¨¢ de toda la mierda pol¨ªtica y moral que le rodea. Esa es la m¨ªstica pagana de salvaci¨®n.

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