Ni caravana, ni econom¨ªa: fueron las mujeres
Ya nadie habla de la oleada inmigratoria, ni siquiera Trump; a ra¨ªz de su reciente ¨¦xito electoral, en Estados Unidos ahora hay m¨¢s mujeres en posiciones de poder que nunca
Donald Trump le apost¨® a la caravana y perdi¨® la C¨¢mara de Representantes. Mientras el presidente usaba todos sus actos electorales para alertar a sus seguidores sobre la inminente invasi¨®n del pa¨ªs por parte de una caravana de refugiados centroamericanos, las mujeres americanas se organizaban para votar por mujeres.
En los d¨ªas siguientes a las elecciones legislativas de mitad de mandato de Estados Unidos se hicieron evidentes dos realidades. La primera es que ya nadie habla de la caravana, ni siquiera Trump. La segunda es que, a ra¨ªz de su reciente ¨¦xito electoral, en Estados Unidos ahora hay m¨¢s mujeres en posiciones de poder que nunca. Este logro le debe mucho al presidente Trump: sus pol¨ªticas, su conducta, y hasta su estilo, movilizaron a millones de mujeres que, por primera vez, ¡°se politizaron¡±. Pero en su contra.
Primero, organizaron multitudinarias ¡°marchas de las mujeres¡±. Luego, se organizaron para que sus reclamos tuviesen consecuencias. Despu¨¦s, miles de ellas decidieron postularse a cargos electorales en el Congreso, gobiernos federales y legislativos locales. Y, finalmente, votaron masivamente. Y ganaron.
Las pol¨ªticas, la conducta, y hasta el estilo personal de Trump movilizaron a millones de mujeres que, por primera vez, se politizaron. En su contra
Por ahora, la politizaci¨®n de las mujeres ha beneficiado mayoritariamente al Partido Dem¨®crata. Ello es debido a que, por un lado, el Partido Republicano ya ven¨ªa sufriendo desde hace d¨¦cadas de la llamada brecha de g¨¦nero, es decir, la dificultad cr¨®nica para atraer mujeres a sus filas o nombrarlas en cargos de importancia. Por otro lado, tal como lo indican las encuestas y los resultados electorales, el control del Partido Republicano por parte de Donald Trump y los suyos ha ensanchado a¨²n m¨¢s la brecha de g¨¦nero. De nuevo: el resultado de todo esto es que se batieron r¨¦cord en cuanto al n¨²mero de mujeres que decidieron ser candidatas a cargos electorales, as¨ª como el n¨²mero de ellas que triunf¨® en estas contiendas.
Otra sorpresa de estas elecciones fue que las aspiraciones y reclamos de las mujeres tuviesen m¨¢s peso en el resultado electoral que la econom¨ªa. Y una sorpresa a¨²n mayor es que Trump tambi¨¦n le haya dedicado m¨¢s atenci¨®n y tiempo a la caravana que a la boyante situaci¨®n econ¨®mica. La econom¨ªa americana est¨¢ en franca expansi¨®n, el desempleo es el m¨¢s bajo en d¨¦cadas y los salarios aumentan a un ritmo que no se ve¨ªa desde 2009. Trump, por supuesto, hizo frecuente referencia a la econom¨ªa en sus discursos, pero lo que arrancaba los aplausos m¨¢s entusiastas de sus seguidores eran las feroces cr¨ªticas a los inmigrantes, a los periodistas (¡°los enemigos del pueblo¡±), y a los divisivos temas que el presidente tan h¨¢bilmente explota.
En 1992 James Carville, el asesor del candidato Bill Clinton, acu?¨® la frase ¡°?Es la econom¨ªa, est¨²pido¡± para recordarle a su equipo que enfatizara la d¨¦bil situaci¨®n econ¨®mica por la que entonces estaba atravesando el pa¨ªs. La frase termin¨® siendo el eslogan de esa campa?a electoral que llev¨® a Clinton a la presidencia. En adelante, fue adoptada, como en una especie de mantra electoral. No hay que distraerse con otros temas: la situaci¨®n econ¨®mica es la clave para ganar ¡ªo perder¡ª elecciones.
Nunca sabremos qu¨¦ hubiese pasado si Trump hubiese respetado esta regla de oro electoral, y se hubiese concentrado en resaltar y celebrar la pr¨®spera situaci¨®n econ¨®mica y no le hubiese dado tanta prioridad a los temas que dividen a la sociedad estadounidense. No hay duda de que su agenda, y los mensajes que exacerban la conflictividad social sirvieron para motivar a su base y ayudaron a que el Partido Republicano aumentara su mayor¨ªa en el Senado. Pero tampoco hay duda de que sus pol¨ªticas y mensajes tambi¨¦n actuaron como un potente combustible para enardecer y movilizar a su oposici¨®n, y hacerle perder la C¨¢mara de Representantes por un amplio margen.
Finalmente, una reveladora sorpresa de estas elecciones fue la desaparici¨®n del debate electoral de un importante tema pendiente en la agenda del pa¨ªs: las armas.
En febrero pasado un joven de 19 a?os entr¨® en una escuela secundaria en Parkland (Florida) y asesin¨® a 17 personas e hiri¨® a otras 17, la mayor¨ªa estudiantes. Algunos de sus compa?eros que sobrevivieron resultaron ser inteligentes, organizados y muy buenos comunicadores. En los d¨ªas y semanas siguientes a la tragedia, este grupo de j¨®venes logr¨® crear una amplia e intensa discusi¨®n nacional acerca de la necesidad de controlar m¨¢s la compra y tenencia de armas. La intensidad del debate auguraba que el tema formar¨ªa parte inevitable de las campa?as previas a las elecciones del martes pasado. No fue as¨ª. Si bien es cierto que fueron elegidos varios representantes del Partido Dem¨®crata que se atreven a enfrentarse abiertamente a la NRA, el poderoso lobby de las armas, la discusi¨®n sobre la necesidad de reformar las leyes en este campo brill¨® por su ausencia.
Al d¨ªa siguiente de las elecciones, un hombre armado entr¨® a un bar en California y, sin decir nada, asesin¨® a una docena de personas y luego se suicid¨®. En lo que va de este a?o ha habido 307 ataques como este.
Twitter @moisesnaim
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