Los dulces 70 a?os de Carlos de Inglaterra
El pr¨ªncipe, cuestionado durante los a?os que rodearon a la tr¨¢gica muerte de Lady Di, se presenta ahora como una persona amable, comprometida y como un padre que ha hecho bien su trabajo
A la edad en la que muchas personas disfrutan ya de su jubilaci¨®n, Carlos de Inglaterra es consciente de que pronto deber¨¢ comenzar a realizar la tarea para la que lleva prepar¨¢ndose toda la vida. El pr¨ªncipe de Gales, el heredero a la Corona de Reino Unido, cumple este mi¨¦rcoles 70 a?os. La casa real brit¨¢nica lleva todo el a?o celebrando el aniversario, y los medios han dedicado multitud de p¨¢ginas y minutos de antena a un personaje que, a pesar de haber sido ya diseccionado durante d¨¦cadas, est¨¢ gozando estos d¨ªas de una revisi¨®n favorable de su vida y de su papel pol¨ªtico.
La reina Isabel II tiene 92 a?os, y aunque sigue realizando con br¨ªo sus funciones constitucionales, como pudo verse el pasado fin de semana en los actos de conmemoraci¨®n de los 100 a?os del Armisticio de la I Guerra Mundial, poco a poco ha ido relegando en su hijo algunos de los compromisos m¨¢s relevantes.
La BBC emiti¨® un documental la semana pasada, Prince, Son and Heir: Charles at 70 (Pr¨ªncipe, Hijo y Heredero: Carlos a los 70), como parte de la programaci¨®n especial dedicada este a?o al heredero. Con acceso al d¨ªa a d¨ªa del protagonista y entrevistas a ¨¦l mismo y a las personas m¨¢s cercanas, los 60 minutos de emisi¨®n han recibido un aluvi¨®n de comentarios favorables. Por varias razones. De hecho, por las mismas razones por las que en otro tiempo se puso en tela de juicio la capacidad de Carlos para ocupar la Jefatura del Estado. En primer lugar, como piedra angular de todo lo que le rodea, su mujer, Camila Parker-Bowles. Ese personaje tan detestado y vilipendiado durante los a?os que rodearon a la tr¨¢gica muerte de Lady Di se revela en el documental como una persona amable, elegante, tierna, muy consciente del papel de apoyo al pr¨ªncipe de Gales que ha asumido. Ya nadie duda que su t¨ªtulo futuro, anatema hace poco tiempo, ser¨¢ el de reina consorte. Su voz grave, de exfumadora ¨Caunque hace ya 20 a?os que abandon¨® el vicio¨C transmite una calidez y un amor hacia Carlos que humaniza al personaje.
En segundo lugar, sus hijos. Guillermo y Enrique. Dos j¨®venes que dialogan con la c¨¢mara con absoluta naturalidad, que se deshacen en elogios hacia su padre y que recuerdan an¨¦cdotas como cuando les llevaba en verano a la costa a recoger residuos pl¨¢sticos o les reprochaba sin cansancio que derrocharan energ¨ªa dej¨¢ndose las luces encendidas. Y ambos admiten que han heredado la man¨ªa. Algo ha debido hacer bien Carlos, han dicho estos d¨ªas algunos columnistas, cuando ha sido capaz de educar as¨ª a sus hijos tras la muerte de su madre, Diana Spencer.
Pero sobre todo, en tercer lugar, la actitud, las ideas y las obras de Carlos, que tantas cr¨ªticas le ocasionaron en los a?os en los que sus pronunciamientos resultaban antip¨¢ticos, se han reivindicado con el paso del tiempo. Y ¨¦l ha explicado de un modo convincente por qu¨¦ hizo lo que hizo y dijo lo que dijo. ¡°No soy tan est¨²pido como para no darme cuenta de que, desde la posici¨®n de monarca, no podr¨¦ entrometerme en asuntos pol¨ªticos¡±, reconoc¨ªa en la entrevista. Pero causas por las que pele¨® con insistencia cuando todav¨ªa no eran populares -como la lucha contra el cambio clim¨¢tico, la denuncia de los residuos pl¨¢sticos, la calidad de los servicios sanitarios p¨²blicos o la necesidad de preservar oficios tradicionales- est¨¢n hoy en primera l¨ªnea de inter¨¦s p¨²blico.
Ya nadie cuestiona que Carlos ser¨¢ el pr¨®ximo jefe de la Casa Windsor y rey de Reino Unido, y que la transici¨®n est¨¢ bien resuelta. El p¨²blico brit¨¢nico se ha acostumbrado a verle sustituir a su madre en muchos actos oficiales, en sus viajes al exterior es recibido ya como el jefe de Estado que a¨²n no es, y la proyecci¨®n p¨²blica de sus hijos ha favorecido el aprecio a la Monarqu¨ªa en beneficio del propio pr¨ªncipe de Gales.
En tiempos de incertidumbre pol¨ªtica, de desapego hacia las instituciones y de alejamiento de las relaciones con el continente europeo que ha supuesto el Brexit, la monarqu¨ªa brit¨¢nica sigue siendo un factor de atracci¨®n hacia el exterior y de estabilidad interna. La boda del pr¨ªncipe Enrique con la actriz estadounidense Meghan Markle, retransmitida a 2.000 millones de personas en todo el mundo, mostr¨® a un Carlos cautivador, que llev¨® a la novia del brazo hasta el altar, atendi¨® amablemente a su consuegra, reparti¨® miradas c¨®mplices con todos y se mostr¨® feliz y tranquilo al lado de la duquesa de Cornualles, la mujer con la que decidi¨® pasar el resto de sus d¨ªas y que hoy ha conseguido que muchos brit¨¢nicos compartan con ella una imagen m¨¢s cercana y amable del futuro rey.
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