La desaceleraci¨®n de Isabel II
A sus 92 a?os, la reina de Inglaterra mide cada vez m¨¢s sus apariciones p¨²blicas y cede el paso a su heredero y sus nietos, los m¨¢s populares de la familia real brit¨¢nica
A primeros de a?o, la reina Isabel II habl¨® del peligro de ponerse la corona brit¨¢nica debido a las piedras preciosas que la decoran y la convierten en una pieza muy pesada. "No puedes mirar hacia abajo para leer el discurso, tienes que levantarlo. Si lo haces, se te romper¨ªa el cuello", cont¨® la reina sobre esta pieza?que suele lucir en la apertura formal del Parlamento brit¨¢nico, donde debe leer el programa del Gobierno. Fue en una inusual entrevista para un programa sobre las joyas de la corona de la BBC. Pero ser reina no solo requiere una cierta habilidad para soportar esta valiosa pieza. Ser la monarca m¨¢s longeva supone un esfuerzo que a Isabel II empieza a pasarle factura a sus 92 a?os. En las ¨²ltimas semanas los brit¨¢nicos han visto alarmados como su incombustible reina se ausentaba de dos actos. Primero fue un servicio religioso al que no acudi¨® al "sentirse indispuesta", seg¨²n inform¨® un portavoz de casa real, y el segundo, el bautizo de Luis, el tercer hijo de los duques de Cambridge para cuya incomparecencia no hubo explicaci¨®n alguna.
Al d¨ªa siguiente de la ceremonia, la reina reaparec¨ªa en un homenaje a la RAF en su centenario, acompa?ada de toda la familia real y el viernes invitaba a tomar el t¨¦ a Donald y Melania Trump en el palacio de Windsor. Este proceder indica, seg¨²n la prensa brit¨¢nica, que la soberana est¨¢ midiendo sus fuerzas y rebajando la intensidad de su agenda. Isabel II no tiene la menor intenci¨®n de abdicar pese a que su hijo Carlos lleva muchos a?os esperando, tantos que, como ¨¦l mismo ha bromeado, ya est¨¢ en edad de jubilaci¨®n, 69 a?os.
El recorte sufrido en la agenda de la soberana, junto a la jubilaci¨®n oficial de Felipe de Edimburgo, suscit¨® el a?o pasado verano nuevas especulaciones sobre sus supuestos planes de cederle el papel al heredero una vez cumplidos los 95 a?os, invocando la Ley de Regencia. Fuentes de palacio se aprestaron a desmentir tal hip¨®tesis, recordando que para Isabel II "lo primero es la obligaci¨®n para con su pa¨ªs", por lo que se dispone a mantener ese compromiso mientras la salud se lo permita. Otra cuesti¨®n es que por razones de edad y a causa de una cierta p¨¦rdida de las energ¨ªas la monarca comparta algunas de sus tareas reales con su hijo mayor y, de forma creciente, con su nieto Guillermo desde que este abandonara su trabajo como piloto de ambulancias de rescate y ahora, adem¨¢s, con Enrique y Meghan, los duques de Sussex que lideran el r¨¢nking de popularidad tras su boda.
"Todav¨ªa estoy viva", ha bromeado la reina en alguna ocasi¨®n. Sin embargo, sus fuerzas ya no son las de antes. Por ello ha comenzado a entregar, sobre todo, la tarea de representar a la corona en el extranjero, misi¨®n que ahora recae en Carlos de Inglaterra. En abril, Isabel II pidi¨® tambi¨¦n a la Commonwealth que designara al pr¨ªncipe de Gales como su sucesor al frente de la organizaci¨®n, ya que el puesto no es hereditario.
En las navidades de 2016 hubo un primer gesto de cambio?La?reina renunci¨® al patronato honor¨ªfico de 25 organizaciones brit¨¢nicas para disminuir su carga de trabajo. Aunque Isabel II ¡ªla m¨¢s longeva que ha tenido nunca Reino Unido¡ª sigue ostentando la titularidad de otras 600 instituciones, este movimiento tiene un claro significado: el hecho de que ya no se espera que pueda llevar a cabo todos los compromisos sociales que ha tenido durante d¨¦cadas. La casa real brit¨¢nica explic¨® en un comunicado que muchas organizaciones que ya contaban con miembros de la familia real como presidentes o vicepresidentes, "lo que asegura una suave transici¨®n".
Pero en estos tiempos de desaceleraci¨®n, Isabel II tambi¨¦n est¨¢ dando signos de cambio, de modernidad. En solo unos meses, por ejemplo, ha asistido a su primer desfile de moda (junto a Anna Wintour) y ha permitido a su nieto Enrique casarse con una actriz, divorciada y afroamericana con la que adem¨¢s se lleva de maravilla, tanto que se ha ido de viaje con ella, algo que no ha hecho con Kate Middleton, la esposa de Guillermo.
Isabel II desea pasar todo el tiempo posible alejada de Buckingham, un palacio que aborrece. Quiere vivir en Windsor y disfrutar de sus residencias campestres en las que ya descansa su marido Felipe, con el que ha compartido m¨¢s de 70 a?os de matrimonio.
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