De Tropicana a los confines de la perestroika
La visita de Felipe Gonz¨¢lez a Cuba, marcada por la complicidad y las tensiones sordas con Fidel Castro, acab¨® en el desencuentro entre ambos mandatarios

Hab¨ªa ganado las elecciones en 1982, pero Felipe Gonz¨¢lez no hab¨ªa pisado Cuba ni quer¨ªa enviar todav¨ªa a su ministro de Asuntos Exteriores, as¨ª que en mayo de 1986, con la excusa de hacer un atlas, mand¨® en avanzadilla a su ministro de la Presidencia, Javier Moscoso del Prado. Fidel lo recibi¨® en el Palacio de la Revoluci¨®n y all¨ª hablaron durante cuatro horas de todo lo imaginable, del pulpo al imperialismo, hasta que en un momento de la conversaci¨®n, despu¨¦s de transmitirle el ministro todo lo que lo estimaba Felipe, el comandante le dijo que se dejase de cuentos: si lo quer¨ªa tanto, que fuera por fin a Cuba en visita oficial o enviara al Rey, o sino que lo invitase a ¨¦l a ir a Espa?a.
Si el problema eran las relaciones con Estados Unidos, brome¨®, ¨¦l no ten¨ªa ning¨²n inconveniente en que la isla se convirtiera en la 18 autonom¨ªa espa?ola; se somet¨ªa a refer¨¦ndum en los dos pa¨ªses y ya estaba: pronosticaba el comandante que el resultado ser¨ªa arrollador, tanto en Madrid como en La Habana, y, de ese modo, el Rey de Cuba ser¨ªa tambi¨¦n don Juan Carlos.
En la libreta de notas de aquella visita, Moscoso anot¨®: ¡°Tiene verdadero inter¨¦s y obsesi¨®n con el viaje¡±.
As¨ª era. En 1978, durante la visita de Adolfo Su¨¢rez, Fidel Castro fue invitado oficialmente a visitar Espa?a al a?o siguiente y ¨¦l acept¨®. Finalmente, el viaje no se dio por problemas de pol¨ªtica interna y miedos de Espa?a, que ya empezaban.
Fidel le mando a decir a Felipe que si lo quer¨ªa tanto, que viniera por fin a Cuba en visita oficial o enviara al Rey, o si no que lo invitase a ¨¦l a ir a Espa?a
En febrero de 1984, al regresar de Mosc¨² con Daniel Ortega de asistir a los funerales del dirigente sovi¨¦tico Yuri Andropov, Fidel se invent¨® una escala t¨¦cnica de cinco horas para pisar suelo espa?ol. Del aeropuerto se fueron en helic¨®ptero a comer con Felipe a La Moncloa, y al terminar Castro pidi¨® volver a su avi¨®n por carretera para ver algo de Madrid. Todo ese mar de fondo estaba en las palabras del comandante a Moscoso, que recuerda que Fidel fue a despedirse de ¨¦l al terminar su estancia en La Habana. Hablaron de pie durante una hora, hasta que el ministro mir¨® de reojo el reloj, pues el avi¨®n part¨ªa en un instante. Fidel lo par¨® en seco: ¡°Tranquilo, que el Iberia ser¨¢ suyo pero el aeropuerto es nuestro, y ese avi¨®n sin usted no sale¡°.
Por fin, la tarde del 13 de noviembre de 1986, Felipe Gonz¨¢lez desembarc¨® en La Habana con un amplio s¨¦quito, incluidos Javier Solana, entonces Ministro de Cultura, y el secretario de la presidencia, Julio Feo. Fidel lo abraz¨® al pie de la escalerilla del avi¨®n, y poco despu¨¦s de un c¨¢lido recibimiento oficial en el Palacio de la Revoluci¨®n, la vista entr¨® en modo off, pues Castro se lo llev¨® a pescar a Cayo Piedra, un islote caribe?o donde pasaron dos d¨ªas junto a su gente de confianza, incluidos los escritores Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez y el peruano Alfredo Bryce Echenique, que ejercieron de desengrasante.
La prensa espa?ola habl¨® de ¡°secuestro¡± y de ¡°visita extra?a¡±, pues nadie supo en verdad donde estaban ni se program¨® acto oficial alguno en las siguientes 48 horas. Lo real es que salieron en barco: Felipe pesc¨® a cordel y Fidel submarino y ¡°sobre cubierta se habl¨® de todo, de lo importante y de lo no importante, y m¨¢s bien de lo segundo¡±, le cont¨® Gabo a quien escribe tiempo despu¨¦s. Entre chapuzones, vino, cerveza y crudos de langosta el clima fue relajado, aunque por el trasfondo de las relaciones circulaban corrientes subterr¨¢neas: a Fidel no se le olvidaba que Felipe hab¨ªa renunciado al marxismo en el XXVIII Congreso del PSOE (1979), y , menos a¨²n, que su amigo acababa de meter a Espa?a en la OTAN, algo que no le gustaba nada.

El barco en el que salieron a pescar ten¨ªa fascinado a Gonz¨¢lez ¡ªera un regalo del expresidente mexicano Luis Echeverr¨ªa¡ª, y se quej¨® del esc¨¢ndalo que le hab¨ªan formado en Espa?a por navegar en el Azor, que no era ni la mitad de grande. ¡°Es que eso no se hace, Felipe. Un yate de Franco se le vende a un magnate norteamericano por una tonelada de d¨®lares, y despu¨¦s, por media tonelada te compras uno igualito a este¡±, fue la respuesta del comandante, recuerda Bryce Echenique en sus antimemorias Permiso para vivir.
Bromas y coincidencias hubo muchas, pero tambi¨¦n fricciones, como un d¨ªa comiendo, cuando Fidel espet¨® a su hom¨®logo: ¡°?Y t¨², Felipe, c¨®mo permites que escriba en los peri¨®dicos un gusano como Valladares [poeta cubano exiliado despu¨¦s de haber pasado a?os en la c¨¢rcel acusado de terrorismo contrarrevolucionario]? Felipe, recuerda Bryce, baj¨® el tono pero le respondi¨® que c¨®mo iba a impedir ¨¦l a nadie que publicara donde le diera la gana, y en eso Gabo, que actuaba de maestro de ceremonias, hizo un gui?o a Bryce: ¡°Canta algo aunque sea por peteneras¡±, y la tensi¨®n se disolvi¨®.
Dos d¨ªas despu¨¦s de aterrizar en La Habana, reaparecieron muy bronceados Felipe, Fidel, Gabo, Bryce y todo el s¨¦quito en el cabaret Tropicana. Al terminar el show todos subieron al escenario y all¨ª se hicieron la famosa foto, Felipe al lado de la cantante Linda Mirabal y rodeado de bailarinas de ¨¦bano, todo lleno de plumas y lentejuelas, imagen que fue caballo de batalla de la derecha contra el PSOE. Cada vez que se quer¨ªan criticar a Gonz¨¢lez se publicaba la foto.
Gorbachov desat¨® la perestroika y Fidel dijo NO a los consejos de Gonz¨¢lez para sumarse a los cambios, al tiempo que en Cuba los discursos terminaban con Socialismo o Muerte, las relaciones hispano-cubanas se fueron deteriorando
El viaje termin¨® al d¨ªa siguiente, 16 de noviembre, con paseo por La Habana Vieja, encuentro con la colonia espa?ola y alg¨²n que otro acto oficial. Como resultado de la visita se atendieron dos viejas reclamaciones espa?olas: se firm¨® el acuerdo para el pago de indemnizaciones a ciudadanos espa?oles damnificados por la revoluci¨®n, y el preso espa?ol Eloy Guti¨¦rrez Menoyo fue liberado d¨ªas despu¨¦s de marchar Felipe. En lo econ¨®mico, se impulsaron diversos acuerdos comerciales y ampliaron las esferas de colaboraci¨®n, y al rebufo institucional de aquel viaje numerosos empresarios espa?oles llegaron a Cuba y tejieron lazos que duran hasta hoy, cuando la isla es el segundo receptor de exportaciones espa?olas en Am¨¦rica Latina.
Se fue Felipe y poco despu¨¦s se precipit¨® el cataclismo socialista. Gorbachov desat¨® la perestroika y Fidel dijo NO a los consejos de Gonz¨¢lez para sumarse a los cambios, y al tiempo que los discursos en Cuba terminaban con la consigna "Socialismo o Muerte", las relaciones hispano-cubanas se fueron deteriorando. Las broncas de Fidel y Felipe se hicieron cada vez m¨¢s sonoras. Un d¨ªa el espa?ol le dijo que la alternativa era cambiar o inmolarse como en Sagunto, y la respuesta fue: "Preferimos Sagunto a claudicar". As¨ª continuaron las cosas hasta que, en un momento asfixiante para la isla ¡ªel PIB cubano descendido un 35% en tres a?os¡ª, ambos presidentes sellaron una tregua y Felipe mand¨® en viaje secreto a Carlos Solchaga, su exministro de Econom¨ªa, para que asesorara una posible reforma cubana, que obviamente no se dio.
El culebr¨®n no se aplac¨®. Un d¨ªa Garc¨ªa M¨¢rquez convoc¨® a este periodista en su casa de La Habana para contarle una an¨¦cdota, hoy poco correcta pol¨ªticamente incluso en Cuba ¡ªcuando una reforma constitucional puede abrir las puertas al matrimonio gay¡ª, pero que reflejaba bien c¨®mo andaba por entonces el mambo. Gabo iba a viajar a Espa?a y lo hab¨ªa llamado Fidel:
- ?Vas a ver a tu amigo Felipe?
- Seguro lo ver¨¦
- Bueno, pues dile de mi parte que es tremendo remaric¨®n.
Incre¨ªble pero cierto, en medio del colapso socialista, fue un exministro de Franco, Manuel Fraga Iribarne, quien viaj¨® a Cuba con tonelada y media de pulpo para dar un poco de aire a las relaciones bilaterales.
El viaje de Su¨¢rez | Turrones, brujer¨ªa y geopol¨ªtica en la Cuba de Fidel
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