Madres, hijas y cineastas en Burkina Faso
La burkinesa Aissata Ouarma rueda en 'Les silences de Lydie' una inmensa historia m¨ªnima con ojo y mano sutil
Pocas historias m¨ªnimas ganan grandes premios en festivales de cine. Las biograf¨ªas de mujeres an¨®nimas repercuten m¨¢s fuerte si evocan un drama colectivo, una discriminaci¨®n flagrante, alg¨²n sufrimiento masivo, una guerra. Sin embargo, algunas de esas historias an¨®nimas sin ecos de dramas hist¨®ricos se nos quedan por mucho tiempo dentro, porque est¨¢n bien contadas y han atravesado capas de piel y sensibilidad, y porque finalmente han ido a habitar en un lugar profundo de nosotras. Hondo y duradero es el poso que deja Les silences de Lydie (Los silencios de Lydie), un filme documental de la directora burkinesa Aissata Ouarma, con quien recientemente compartimos proyecci¨®n y di¨¢logo.
Ouarma (Ouagadougou, 1981) forma parte de ese nutrido grupo de realizadoras africanas treinta?eras que han podido formarse en la Universidad y en Escuelas de Arte (ella ha hecho incluso una residencia en la prestigiosa Femis de Par¨ªs), que han adquirido experiencia t¨¦cnica y de vida y que est¨¢n consiguiendo financiaci¨®n para sus primeros o segundos proyectos. Siguen viviendo en sus pa¨ªses y cuentan desde la mujer a las mujeres de ?frica.
Cuando la ni?a regresa a casa, ella la maltrata, y en ese c¨ªrculo materno-filial del infierno se apagan ambas
Para su primer largo documental, Aissata Ouarma (que en 2015 ya gan¨® un premio en el prestigioso Festival panafricain du cin¨¦ma et de la t¨¦l¨¦vision de Ouagadougou (Fespaco) por su filme Je dans, donc je suis? (Yo bailo, entonces soy) decidi¨® rodar sus largas charlas con una madre muy golpeada por la vida y una hija de 17 a?os, en la populosa Ouagadougou, como paisaje excluyente. A partir de ese material, ella escribi¨® un guion de una sutileza admirable, dejando fuera el morbo y, sin embargo, mostrando la vileza necesaria para entender las relaciones familiares y los traumas.
En la capital de Burkina Faso, puede que todos se conozcan, o nadie, y que sean parte de la familia lejana o pol¨ªtica y quieran hablar un d¨ªa y callarse al siguiente, como le sucedi¨® a la realizadora, que lidi¨® con las idas y vueltas de sus propios parientes a la hora de producir este filme acerca de la dif¨ªcil relaci¨®n entre una madre y una hija que se lastiman mutuamente. Estas limitaciones de la vida real la empujaron a tomar decisiones art¨ªsticas que dieron este prodigioso fruto: un filme sobre una joven que llega a hacerse la sordomuda durante largu¨ªsimos meses para intentar sobrevivir sin tener que ponerle palabras a su dolor.
Lydie se fuga permanentemente desde la pubertad, su madre le rega?a y sufre, pero cuando la ni?a regresa a casa, ella la maltrata, y en ese c¨ªrculo materno-filial del infierno se apagan ambas. Es una madre victimizada por una hija adolescente, con la que vamos empatizando poco a poco, porque la cineasta sale con ella, la acompa?a a ver a sus amigas, indaga en su mudez y en los largos periodos en que la chica vive lejos del hogar materno, ¡°mendigando¡± ¨Cdice Lydie¨C, aunque todos sabemos que se prostituye y nadie lo subraya. Hay muchas cosas que no hace falta decir, porque solo basta mencionar un nombre propio, el del tal James ¨Cque aloja a las adolescentes sin rumbo ni techo en Ouagadougou¨C, para entender que ese nombre es el de un furioso proxeneta.
Ese dejar fuera de cuadro lo que no necesita ser explicitado es uno de los grandes dones de Ouarma
Ese dejar fuera de cuadro lo que no necesita ser explicitado es uno de los grandes dones de Ouarma y, probablemente, en esta elecci¨®n s¨ª que tiene que ver el hecho de ser una artista mujer, que cuida no solo la est¨¦tica sino la ¨¦tica de cada fotograma, evitando el espect¨¢culo de informaciones que pueden ser lesivas. Respeto e intimidad se respiran en el cine de Ouarma.
Y hay otros fueras de cuadro, como la vida de esa madre maltratadora que poco a poco entra en cuadro, a trav¨¦s de una voz familiar y luego, a trav¨¦s de la suya propia. La ¡°herencia de infelicidad¡± que nombran es la que se dibuja en los gestos aparentemente desinteresados de la hija, hasta el d¨ªa en que es la ni?a la que quiere pedir disculpas. Le silence de Lydie es un documental que maneja el tempo y el suspense de una obra de ficci¨®n. As¨ª, el espectador siente el ¨ªmpetu de soliviantarse para resolver algo en medio de la desgracia,
Se trata, en fin, de una historia universal de madres e hijas que se vuelven madres de otras hijas, a las que ¨Csi no se portan bien¨C amenazar¨¢n con castigos como ¡°vas a terminar pidiendo en la calle¡± o ¡°te voy a mandar a vivir a Costa de Marfil¡±, que no significa otra cosa m¨¢s que el fantasma del lugar desconocido, lejano, donde nadie te va a ayudar.
La pel¨ªcula se vio en la 24? edici¨®n del Fespaco y viene de exhibirse en Festival International de Fimes de Femmes de Sal¨¦ (Marruecos). Adem¨¢s, se ha proyectado en Niamey ¨Cen el marco del Toukountchi Festival de Cin¨¦ma de Niger¨C; en noviembre es parte de la competici¨®n oficial del Festival international du Film documentaire de Blitta (Togo) y, en diciembre, se ver¨¢ otra vez en Marruecos, en este caso, en Khouribga. Tambi¨¦n est¨¢ disponible en l¨ªnea en la plataforma Tenk de visionado de documentales independientes de todo el mundo (en ingl¨¦s y franc¨¦s).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.