?Un acuerdo hecho trizas?
Los primeros 100 d¨ªas de Gobierno de Iv¨¢n Duque muestran sus escasos compromisos con los Acuerdos de Paz, cuando se cumplen dos a?os de su firma
El r¨¦cord en producci¨®n de coca¨ªna ¨C las hect¨¢reas de matas de coca han crecido un 356 % desde 2013¨C, su traici¨®n a la b¨²squeda de la verdad y su falta de compromiso con la redistribuci¨®n de la tierra ¨Cel 1 % de los propietarios controlan el 81 % de la tierra¨C evidencian que las ¡°modificaciones importantes¡± que Duque prometi¨® hacer sobre el acuerdo podr¨ªan realmente hacerlo trizas.
El acuerdo de paz entre el Gobierno de Colombia y las FARC ha sido internacionalmente reconocido por tener la potencia para construir, no solo un pa¨ªs menos violento, sino tambi¨¦n un pa¨ªs m¨¢s justo y equitativo, preparado para superar las causas estructurales del conflicto armado. Tristemente, todo indica que no va a cumplir con estas expectativas, sino que el conflicto se est¨¢ reconfigurando como ha pasado tantas veces en los ¨²ltimos 70 a?os en Colombia.
Un principio fundamental en el acuerdo de paz era que todos los actores involucrados, directa o indirectamente en el conflicto armado, deber¨ªan comparecer ante el Tribunal para La Paz y la Comisi¨®n de La Verdad creados para este fin. El objetivo era esclarecer La Verdad sobre el conflicto, poniendo al descubierto a los ¨²ltimos responsables y a las causas reales de tantos a?os de violencia y asesinatos. Seg¨²n el acuerdo, era obligatorio que todas las personas que hubiesen cometido delitos graves en el marco del conflicto armado comparecieran ante la Jurisdicci¨®n Especial para La Paz, en la cual el Tribunal para La Paz forma parte. La l¨®gica era que el aporte a la verdad contribuyera al desmantelamiento de las estructuras criminales, que a¨²n existen, responsables de los cr¨ªmenes, incluyendo sus financiadores, como base para la reconciliaci¨®n y el establecimiento de garant¨ªas de no repetici¨®n. Sin embargo, las modificaciones realizadas por Duque van a evitar la vinculaci¨®n y comparecencia de actores que pueden ser clave para esclarecer la verdad.
¡°Tanto el Congreso de la Rep¨²blica como la Corte Constitucional introdujeron modificaciones, entre ellas, la comparecencia no obligatoria de los terceros. Esto impide la obtenci¨®n de la verdad acerca de la forma en la que operaron las estructuras criminales, las alianzas, sus redes de apoyo, sus financiadores", afirma Soraya Guti¨¦rrez, presidenta del Colectivo de abogados Jos¨¦ Alvear Restrepo (CCAJAR), organizaci¨®n socia de InspirAction/Christian Aid en Colombia. Esto, sostiene, "vulnera los derechos de las v¨ªctimas y de la sociedad en su conjunto a conocer la verdad sobre estas responsabilidades¡±.
La desigualdad en la distribuci¨®n de la tierra ha sido siempre reconocida como una de las causas estructurales del conflicto armado. El 1 % de los propietarios controlan el 81 % de la tierra mientras que el 99 % solamente controla 19 % de la tierra. Esto significa que Colombia tiene el nivel m¨¢s alto de desigualdad en Latinoam¨¦rica en cuanto a la tierra. El acuerdo de paz contaba con provisiones para un fondo de tres millones de hect¨¢reas de tierra para tratar de solucionar este problema. Sin embargo, los avances en la creaci¨®n de este fondo han sido pocos y las fuerzas pol¨ªticas que se oponen a estos cambios han ganado mayor respaldo con el nuevo Gobierno.
Paralelamente, el nivel de producci¨®n de coca¨ªna, una de las econom¨ªas ilegales en Colombia, que fomenta el conflicto, est¨¢ batiendo r¨¦cords. Seg¨²n la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, a finales de 2017 hab¨ªa?171.000 hect¨¢reas de matas de coca, un aumento enorme desde 2013 con 48.000 hect¨¢reas registradas. El acuerdo de paz contempla una sustituci¨®n voluntaria negociada con los productores, generalmente campesinos pobres que viven en zonas del pa¨ªs donde hay muy escasa presencia de autoridades estatales civiles. A cambio de firmar estos acuerdos de sustituci¨®n, recibir¨ªan apoyo para iniciar nuevos proyectos productivos complementados por una pol¨ªtica integral de desarrollo rural en las zonas m¨¢s afectadas por el conflicto.
Tristemente, el nuevo Gobierno, un aliado geopol¨ªtico de Estados Unidos, ha preferido retomar pr¨¢cticas que ya han demostrado su fracaso rotundo en Colombia, como son las fumigaciones con glifosato o la erradicaci¨®n forzada, que implica choques violentos con los cultivadores. Colombia contin¨²a siendo el mayor productor de coca¨ªna del mundo. Al mismo tiempo, los l¨ªderes cultivadores de coca que se han asociado bajo la Coordinadora Nacional de Cultivadores de Coca, Amapola y Marihuana (COCCAM) para promover la sustituci¨®n voluntaria, son atacados por los enemigos de la paz. Desde la firma del acuerdo, han asesinado a 47 de ellos. En general, los asesinatos contra l¨ªderes sociales y defensores humanos, que luchan por recuperar su tierra, por la paz y contra megaproyectos, se han disparado fuertemente desde la firma del acuerdo de paz.
Realmente, lo m¨¢s positivo, dos a?os despu¨¦s de la firma de los acuerdos, es que las FARC han dejado las armas y ahora en vez de usar armas, est¨¢n usando mecanismos democr¨¢ticos para luchar por sus ideas. Como resultado se han salvado cientos o tal vez miles de vidas de soldados, guerrilleros y civiles. Eso se podr¨ªa llamar paz con min¨²scula, pero las comunidades que tanto han sufrido en Colombia quieren Paz con may¨²scula.
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