Defensa de los payasos
Una sociedad que lleva ante los tribunales a sus c¨®micos est¨¢ perdiendo el sentido de su propia generosidad y grandeza
El c¨®mico Dani Mateo compareci¨® ayer ante el juzgado como investigado en un delito de ofensas o ultraje a s¨ªmbolos de Espa?a con publicidad y otro de odio, a ra¨ªz de una denuncia de la organizaci¨®n Alternativa Sindical de la Polic¨ªa por un gag humor¨ªstico televisivo. El respeto a las decisiones de la justicia obliga a guardar silencio sobre la admisi¨®n a tr¨¢mite por parte del juez que convoc¨® a Mateo. Pero en la medida en que la organizaci¨®n policial que ha presentado la denuncia justifica su decisi¨®n invocando la defensa de las libertades y los derechos de los ciudadanos, es preciso recordar que la iniciativa adoptada por estos servidores p¨²blicos es particular, y no obligada por ninguna ley. Como iniciativa particular, m¨¢s que proteger los derechos y los deberes de los ciudadanos, lo que hace es pretender definirlos y, por esta v¨ªa, arrogarse la funci¨®n de limitarlos.
La denuncia presentada por la organizaci¨®n policial alude a los s¨ªmbolos de Espa?a, exigiendo respeto para ellos en nombre de "la sociedad democr¨¢tica". Es precisamente por el car¨¢cter democr¨¢tico de esa sociedad por lo que nadie, y menos a¨²n una organizaci¨®n policial, deber¨ªa invocar su nombre para denunciar a un c¨®mico, exigi¨¦ndole un respeto que en realidad se confunde con una invitaci¨®n a la autocensura.
En contra de lo que tantas veces se repite, casos como el de Dani Mateo no obligan a interrogarse acerca de los l¨ªmites de la libertad de expresi¨®n, sino de las justificaciones que busca la intolerancia para sentar en el banquillo a quienes, aun queriendo ofender, no pueden hacerlo. Porque un c¨®mico que ofende no es un delincuente que debe responder ante los tribunales, sino un mal c¨®mico que debe hacerlo ante la cr¨ªtica y ante su p¨²blico.
Una sociedad que lleva ante los tribunales a sus c¨®micos ¡ªa sus payasos, como ha dicho Dani Mateo¡ª no es una sociedad m¨¢s en¨¦rgica en la defensa de sus valores, sino una sociedad que est¨¢ perdiendo el sentido de su propia generosidad y su propia grandeza. No es que no se merezca c¨®micos como Dani Mateo, sean buenos o malos, sino que lo que no se merece son defensores como los que le han interpuesto la denuncia.
A la espera de la decisi¨®n de la justicia, los derechos y las libertades democr¨¢ticas obligan a estar con los payasos.
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