Jean Nouvel: ¡°Mis edificios toman forma en la cama¡±
El proyectista estrella franc¨¦s denuncia el ¡°clonaje generalizado¡± y reivindica unas construcciones que atiendan a la historia, la geograf¨ªa y el clima. ?Ejemplos? Sus dos nuevas obras en Roma y Marsella.
HAY LUGARES propicios para el s¨ªndrome de Stendhal. Este es uno de ellos. La acumulaci¨®n de monumentos es abrumadora. El monte Palatino nos queda a las espaldas. De frente surge el templo de Portuno. A la vuelta de la esquina uno se topa con la Boca de la Verdad y las ruinas del Circo M¨¢ximo. Y al abrir cualquier ventana aparecen el arco de Jano y la iglesia de San Giorgio al Velabro, que da nombre a este c¨¦ntrico barrio romano. En tan privilegiado enclave, bajo el que yacen los estratos sobre los que se fund¨® la ciudad eterna, Jean Nouvel acaba de realizar su primer proyecto arquitect¨®nico en la capital italiana: la nueva sede de la Fundaci¨®n Alda Fendi, la menor de las cinco hermanas que heredaron la marca del mismo nombre, dedicada a divulgar el arte contempor¨¢neo m¨¢s radical desde que vendiera su participaci¨®n en la firma familiar en 2001.
En realidad, Nouvel casi no intervino en este edificio del siglo XVII, de fachada sobria y pasado residencial. ¡°Decid¨ª dejarlo intacto. Las fisuras en sus paredes son como las arrugas de nuestra cara¡±, se?ala el proyectista franc¨¦s, vestido de negro estricto, como acostumbra. El inmueble, apodado Rhinoceros, tiene una extensi¨®n de 3.200 metros cuadrados repartidos en seis plantas, que concentran salas de exposiciones, 25 residencias gestionadas por el empresario espa?ol Kike Sarasola y un restaurante en la azotea. Nouvel se enamor¨® de sus interiores, que a otros arquitectos les habr¨ªan parecido anodinos, y decidi¨® conservar los rastros de yeso y pintura oxidada en las paredes, adem¨¢s de aprovechar los viejos azulejos que cubr¨ªan el suelo. Pero a la vez los contrapuso con modernos bloques de acero inoxidable, instalados en la cocina y en los ba?os de los apartamentos. ¡°De ese choque violento surge una dimensi¨®n metaf¨ªsica. Refleja el paso del tiempo, el intervalo que va del pasado al presente, a escala de un solo edificio¡±, teoriza Nouvel.
¡°Muchos arquitectos destruyen para construir. ?l prefiri¨® conservar y a?adir su firma con un gran respeto por lo que ya exist¨ªa¡±, se?ala Alda Fendi. Su proyecto resultaba id¨®neo, ya que respond¨ªa a la propia identidad de este h¨ªbrido de museo y hotel, que albergar¨¢ el arte m¨¢s vanguardista, pero tambi¨¦n obras m¨¢s cl¨¢sicas gracias a un acuerdo firmado con el Ermitage de San Petersburgo, que le confiar¨¢ varios pr¨¦stamos al a?o. El primero ser¨¢ el Joven en cuclillas, de Miguel ?ngel, que se instalar¨¢ en Roma a partir del 14 de diciembre.
No es el ¨²nico edificio que Nouvel ha terminado este oto?o. En Marsella, el arquitecto de 73 a?os acaba de erigir un peque?o rascacielos pegado al mar, sede del grupo Constructa y de las sucursales locales de Orange y Sodexo. Esta torre de 31 plantas, bautizada como La Marseillaise, sorprende por los tonos vibrantes de su fachada, en distintos matices de rojo, azul y blanco. Son los colores de la ciudad y tambi¨¦n los de la bandera gala. ¡°Aunque yo prefiero el azul cielo al azul Francia, el blanco impuro al blanco de la realeza, el rojo de las tejas al rojo sangre¡±, bromea Nouvel, desactivando cualquier cr¨ªtica respecto a su aparente patriotismo.
El edificio forma parte de una operaci¨®n de planificaci¨®n urbana en los antiguos muelles industriales de Marsella. Nouvel toma el relevo a las intervenciones de otros arquitectos estelares en ese frente mar¨ªtimo, como el espectacular Museo de las Civilizaciones de Europa y del Mediterr¨¢neo (Mucem), a cargo de Rudy Ricciotti, o el rascacielos vecino firmado por la fallecida Zaha Hadid, con la que dice estar bailando ¡°un pasodoble¡±. De lejos, La Marseillaise se funde en el paisaje ¡°como lo har¨ªa un camale¨®n¡±. De cerca adquiere un pixelado similar al de su primera atalaya mediterr¨¢nea: la Torre Agbar de Barcelona. ¡°No se parecen en nada, salvo en mi forma de pensarlos¡±, deses?tima Nouvel. ¡°Soy un arquitecto de contextos. Para m¨ª, la situaci¨®n determina la arquitectura, as¨ª que no existe la misma soluci¨®n para dos casos distintos. Suena obvio, pero no debe de serlo tanto viendo c¨®mo trabaja la mayor¨ªa. Los edificios de hoy se construyen sin prestar atenci¨®n a la geograf¨ªa, a la historia o al clima. Son construcciones autistas, objetos intercambiables. Yo me opongo a ese clonaje generalizado¡±.
Cada proyectista tiene un ritual creativo. El de Nouvel consiste en meditar estirado en la cama. ¡°Ah¨ª es donde mis edificios toman forma¡±, confiesa. ¡°Cuando me despierto, permanezco en la oscuridad y me monto la pel¨ªcula. Dejo que las ideas floten en mi cabeza hasta que surge algo interesante¡±. A la hora de dise?ar esta torre marsellesa, Nouvel se obsesion¨® con que no tuviera forma. ¡°Quer¨ªa que fuese como el primer trazo de un esbozo¡±, confiesa.
Hace solo una d¨¦cada, cerca de la mitad de los encargos que recib¨ªa su estudio proced¨ªan de Espa?a. Despu¨¦s de la crisis, esa relaci¨®n se interrumpi¨®. ¡°Tuve un momento muy espa?ol, muy catal¨¢n. Pero han dejado de llamarme. Hoy China y los pa¨ªses del Golfo han tomado el lugar que ocupaba Espa?a¡±, afirma. En su lista interminable de proyectos se encuentra el Museo Nacional de China, que deber¨ªa abrir el a?o que viene, as¨ª como el Pudong Art Museum, en la orilla oeste del Bund de Shan?gh¨¢i. Tambi¨¦n el Museo Nacional de Qatar, en Doha, espectacular rosa del desierto que quedar¨¢ inaugurada en marzo de 2019. Y su Louvre de Abu Dabi acaba de cumplir un a?o. ?Es ese concierto de geometr¨ªa y luz el mejor ejemplo de su lenguaje arquitect¨®nico, algo parecido a su catedral? ¡°Soy la persona menos indicada para juzgarlo¡±, dice con media sonrisa, como si admitiera que s¨ª. Nouvel quiso que ese templo del arte no fuese una copia literal del patrimonio ¨¢rabe, sino una versi¨®n libre. Es marca de la casa: lo mismo suced¨ªa con las celos¨ªas mec¨¢nicas del edificio que le dio la fama en 1987, el Instituto del Mundo ?rabe de Par¨ªs. ¡°Los arquitectos pasaron siglos copiando. Luego quisieron hacer tabula rasa en nombre de la modernidad¡±, sostiene. ¡°Ahora ha llegado la hora de reinterpretar¡±.
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