El presidente ruso juega al go
La doble ilegalidad en la que ha incurrido Putin, contra el derecho del mar y contra los tratados con Ucrania, se basa en una ilegalidad anterior como fue la anexi¨®n de Crimea
Rusia es una enorme potencia ajedrecista, pero su presidente, Vlad¨ªmir Putin, acaba de demostrar su talento en el juego chino del go, donde la victoria se obtiene por un lento ahogamiento estrat¨¦gico del adversario, mediante la ocupaci¨®n y la conexi¨®n de espacios. As¨ª ha ca¨ªdo Crimea, en una partida que empez¨® en 2014, cuando un misterioso ej¨¦rcito de hombrecillos vestidos de verde, sin galones, ni banderas, ech¨® a la polic¨ªa y a los militares ucranios de la pen¨ªnsula, y permiti¨® la s¨²bita organizaci¨®n de un refer¨¦ndum de anexi¨®n a Rusia.
El golpe de 2014 fue incompleto. Crimea quedaba como un exclave de Rusia sin continuidad territorial y rodeado de aguas territoriales ajenas. Faltaban dos jugadas m¨¢s para el pleno control geopol¨ªtico de la disputada pen¨ªnsula. La primera fue la construcci¨®n del puente sobre el estrecho de Kerch, que separa la pen¨ªnsula de la regi¨®n rusa de Krasnodar y abre paso al mar interior de Azov, compartido por Ucrania y Rusia. Con la nueva infraestructura, de 19 kil¨®metros, un coste de m¨¢s de 3.600 millones de d¨®lares y construida a toda prisa en dos a?os, Putin aseguraba dos cosas: la conexi¨®n terrestre y la limitaci¨®n del paso del estrecho, ahora mucho m¨¢s f¨¢cil de cerrar y controlar.
La segunda jugada acaba de producirse, cuando Rusia ha cerrado el canal de navegaci¨®n con un enorme carguero atravesado y ha impedido el paso e incluso atacado a los peque?os buques de la d¨¦bil marina ucrania. Ucrania ya puede dar por perdido el control soberano de su costa del mar de Azov y de los puertos industriales de Mari¨²pol y Berdyansk, vecinos de Donetsk, una de las dos regiones rebeldes prorrusas en la cuenca ucrania del Donb¨¢s.
La doble ilegalidad en la que ha incurrido Rusia, contra el derecho del mar y contra los tratados con Ucrania, que garantizan el libre acceso civil y militar de Kiev al mar de Azov, se basa en una ilegalidad anterior, la anexi¨®n de Crimea. Rusia cuenta con otro exclave en territorio ucranio, en este caso un Estado prorruso no reconocido internacionalmente como Transdni¨¦ster, fruto de la secesi¨®n de Moldavia, que permitir¨ªa una jugada similar ¡ªocupaci¨®n y conexi¨®n¡ª con la que Ucrania ver¨ªa amenazada la costa que todav¨ªa tiene en el mar Negro y la ciudad de Odesa, apetecida por el nacionalismo ruso casi con tanta glotoner¨ªa como Sebastopol.
Para seguir jugando al go, ocupar y conectar, Mosc¨² cuenta con seis territorios prorrusos y Estados no reconocidos, fruto de secesiones unilaterales: tres regiones ucranias (Donetsk, Lugansk y Crimea), otra moldava (Transdni¨¦ster), una azer¨ª (Nagorno-Karabaj) y otra georgiana (Osetia del Sur). A partir de estas casillas, a las que cabe sumar el exclave ruso de Kaliningrado, entre Lituania y Polonia, Putin puede seguir albergando el sue?o de recuperar lo perdido en ¡°la mayor cat¨¢strofe pol¨ªtica del siglo XX¡±, seg¨²n ¨¦l mismo calific¨® la desaparici¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Aunque cabe considerar el paso actual como la culminaci¨®n de la anexi¨®n de Crimea, no deja de ser tambi¨¦n una advertencia.
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