La v¨ªa eslovena

Fue en el a?o 1997, en fechas, como ahora, cercanas a Navidad. Hac¨ªa un mes que mi unidad desplegaba en Mostar (Bosnia?Herzegovina), donde los desastres de la guerra estaban recientes. Est¨¢bamos all¨ª para vigilar el cumplimiento de los acuerdos de paz que lograron el alto el fuego y pusieron fin a una guerra que acab¨® con Yugoslavia y con la vida de unas 150.000 personas. Una ma?ana, recibimos la orden de proteger la exhumaci¨®n y entrega a sus familiares unos 60 cad¨¢veres de soldados ca¨ªdos en combate alrededor de la ciudad. Los cuerpos de aquellos j¨®venes llevaban m¨¢s de dos a?os enterrados en fosas, envueltos en pl¨¢sticos y con las ropas que vest¨ªan al morir. All¨ª vimos a padres, viudas y hermanos tratando de identificar a los suyos. Y aguantando como pod¨ªan las n¨¢useas y el dolor. Se desenterraron pr¨¢cticamente el mismo n¨²mero de muertos que hubo en Eslovenia. Una vez comenzada una guerra, nadie sabe cu¨¢ntos muertos costar¨¢. C¨®mo siento que aquella cruda ma?ana en los montes de Mostar no estuviera presente un tal Torra y que viera de cerca el rostro de los muertos; aunque no fueran los suyos.

Manuel Sierra

Pamplona