Un cuento de Navidad
Dickens ofrece la posibilidad de mirar la propia vida desde fuera y actuar en consecuencia
Pocos escritores han tenido una influencia tan grande sobre los tiempos en los que les toc¨® vivir y han alcanzado una fama tan universal como Charles Dickens. A sus lecturas p¨²blicas acud¨ªan multitudes, mientras que sus novelas por entregas disparaban las tiradas de las publicaciones peri¨®dicas en las que aparec¨ªan. El narrador brit¨¢nico fue un intelectual comprometido, que denunci¨® las injusticias de la Revoluci¨®n Industrial. Recordamos los principios de sus libros ¡ª¡°Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos¡±¡ª y seguimos utilizando a sus personajes para describir nuestra realidad. Dickens cobra adem¨¢s una especial importancia por estas fechas porque, tal y como se titul¨® una pel¨ªcula estrenada el a?o pasado, fue el hombre que invent¨® la Navidad.
Una de las herencias que hab¨ªa dejado el puritanismo en la sociedad anglosajona era una celebraci¨®n bastante tibia de estas fiestas. Cuento de Navidad, que Dickens escribi¨® en el oto?o de 1843, cambi¨® las cosas. La historia del avaro Ebenezer Scrooge visitado por tres fantasmas durante la Nochebuena, que le hacen salir de la miseria moral en la que viv¨ªa, se convirti¨® en un best seller nada m¨¢s editarse. Su bi¨®grafo Peter Ackroyd sostiene en Dickens (Edhasa) que es exagerado afirmar que invent¨® la Navidad, pero reconoce que le dio un tono mucho m¨¢s festivo e impuls¨® costumbres como el pavo o las tarjetas de felicitaci¨®n. ¡°Lo que Dickens hizo fue aderezar aquel d¨ªa al gusto de sus aspiraciones, querencias y temores¡±, escribe.
La universalidad de su relato se basa en la idea de ofrecer a alguien la posibilidad de mirar su vida desde fuera y actuar en consecuencia, un tema que retoma Frank Capra en su cl¨¢sico navide?o ?Qu¨¦ bello es vivir!, que ha homenajeado Saturday Night Live en un maravilloso sketch en el que un ¨¢ngel muestra a Trump c¨®mo ser¨ªa el mundo si no hubiese alcanzado la presidencia. Pero, por encima de todo, para los Scrooge y los peque?os Tim, para los creyentes y los paganos que todav¨ªa celebran las Saturnales, para los que se quedan en casa gru?endo y los que congregan multitudes en torno a una mesa, si algo demuestra la historia de Dickens y la Navidad es el poder que la imaginaci¨®n humana ejerce sobre la realidad y tambi¨¦n que la generosidad, la empat¨ªa y la solidaridad pueden cambiar la propia vida y, de paso, la de todos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.