?Fascista? No, pero...
La nueva derecha radical refleja el malestar y la inseguridad de la sociedad, como en los a?os treinta solo que con mayor bienestar
El nombre de las cosas importa, y acertar con ¨¦l es fundamental para entender las situaciones y para actuar. Aunque tengan elementos del fascismo, los actuales movimientos de derecha radical o extrema en Europa y en las Am¨¦ricas no son fascistas, lo que no los hace menos peligrosos. Pero abusar del t¨¦rmino puede acabar siendo contraproducente. M¨¢s a¨²n cuando una de las caracter¨ªsticas del momento es que, el fen¨®meno Trump ha contribuido a ello, se ha perdido la verg¨¹enza de votar, y decir que se vota, por este tipo de partidos.
Para acotar qu¨¦ es, partiremos de un art¨ªculo que Umberto Eco escribiera en 1995 sobre el Ur-Facismo, el fascismo primordial (tesis publicada en Espa?a en forma de libro). Se?alaba el semi¨®logo italiano que el fascismo carec¨ªa de quintaesencia, y que el t¨¦rmino se ha usado como sin¨¦cdoque, es decir, palabra que se puede aplicar a distintos movimientos totalitarios. Era, para Eco, un collage de diversas ideas y filosof¨ªas, totalitarias y a menudo contradictorias.
Eco esboz¨® una lista de caracter¨ªsticas de este fascismo primordial: el culto a la tradici¨®n; el rechazo de lo moderno (la Ilustraci¨®n como inicio de la depravaci¨®n moderna) y de la cr¨ªtica anal¨ªtica (el desacuerdo como traici¨®n); el irracionalismo; el culto a la acci¨®n por la acci¨®n; la negaci¨®n de la diversidad y el miedo a la diferencia; el llamamiento a una clase media frustrada por la crisis econ¨®mica; la obsesi¨®n por las conjuras (especialmente de los jud¨ªos); la vida como guerra pues no hay que pactar con el enemigo; la educaci¨®n para convertirse en h¨¦roes (?viva la muerte!); el machismo; un elitismo popular; un populismo selectivo, cualitativo, contra los reg¨ªmenes parlamentaristas; y (entre otras) una ¡°nuevalengua¡± ("newspeak", de Orwell en 1984).
Eco se?al¨® que se pod¨ªan eliminar o cambiar algunas de estas caracter¨ªsticas y que, pese a ello, un movimiento o r¨¦gimen seguir¨ªa siendo reconocido como fascismo. Algunas de ellas est¨¢n en las nuevas extremas derechas, pero no las suficientes, mientras que hay otras nuevas.
He aqu¨ª, sin ¨¢nimo de exhaustividad, algunas: hipernacionalismo (el inter¨¦s nacional sin compromiso, we first, nosotros lo primero); antiinmigraci¨®n racista (esencialmente antimusulmana), nativismo y supremacismo blanco; antifeminismo y homofobia; negacionismo sobre el cambio clim¨¢tico como consecuencia del hacer humano; liderazgo fuerte (admiraci¨®n por Putin, que responde tambi¨¦n a muchas de estas categor¨ªas) y culto al l¨ªder que busca una relaci¨®n directa con ¡°el pueblo¡±; autoritarismo; no tanto rechazo a las elecciones sino al pluralismo y a la divisi¨®n de poderes, en particular a un poder judicial independiente; cr¨ªtica a los medios cr¨ªticos y a la libertad de prensa y desinformaci¨®n y provocaci¨®n a trav¨¦s de las redes sociales (no es su monopolio, sin embargo; iliberalismo; religionismo y afirmaci¨®n religiosa, habitualmente, cristiana (cat¨®licos fundamentalistas, evang¨¦licos radicales, ortodoxos en el caso ruso); pro derecha israel¨ª; antiglobalismo y proteccionismo; en Europa (y a veces desde fuera), antieurope¨ªsmo, al menos de la Uni¨®n actual, para pasar a otra UE renacionalizada; soberanistas nost¨¢lgicos; centralistas. Tambi¨¦n anti¨¦lites (aunque sus dirigentes sean o acaben siendo parte de la ¨¦lite). Muy a menudo, nostalgia (incluso de situaciones que no han existido). Aplican la pol¨ªtica del miedo.
La nueva derecha radical refleja el malestar y la inseguridad de la sociedad, como en los a?os treinta solo que con mayor bienestar. Y a menudo, como pasa con Vox, el electorado est¨¢ menos a la derecha que el partido en cuesti¨®n. No todos comparten todas estas caracter¨ªsticas, pero s¨ª muchas. Entre ellas, hay ¡°relaciones ocultas¡±, que forman sistemas ¡ªpaquetes de posiciones que a menudo poco tienen que ver entre s¨ª¡ª que hibernaban en las sociedades y han despertado. La suma de estos elementos, o de algunos de ellos, es un c¨®ctel explosivo para el conjunto de la sociedad.
La coincidencia entre estos movimientos en la dimensi¨®n pol¨ªtica y cultural es mucho mayor que en la econ¨®mica y social, a la que no otorgan demasiada importancia en sus programas, quiz¨¢s porque los perfiles de los electorados var¨ªan. Se encuentran desde propuestas neoliberales (Vox) a partidarios del Estado de Bienestar (salvo para los inmigrantes, claro), como el Partido Popular en Dinamarca. La extrema derecha puede venir con posiciones de izquierda en econom¨ªa. Pero lo que m¨¢s pesa es la actitud cultural, entendida en un sentido amplio.
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