Fines y medios

Queremos resolver el conflicto catal¨¢n? No creo que nadie se atreva a ofrecer una respuesta negativa, aunque el que siga estancado es para muchos una garant¨ªa cierta de rentabilidad electoral. O sea, de un s¨ª pero no. O de un s¨ª a cambio de que sea el otro el que ceda. Hay pocos que se atreven a elevar el problema a la categor¨ªa que realmente tiene, la de un dilema pol¨ªtico de libro. Y los dilemas pol¨ªticos no se resuelven sin costes y concesiones por ambas partes. Eso que siempre se refleja con la conocida met¨¢fora de que para hacer una tortilla hay que romper algunos huevos. La forma m¨¢s sencilla de decirlo es, sin embargo, aquella de la que se vali¨® Friedrich Nietzsche parafraseando a Maquiavelo: ¡°El que quiere el fin debe querer los medios¡±.

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EDITORIAL | V¨ªa institucional

As¨ª te hemos contado la reuni¨®n entre S¨¢nchez y Torra

Las grandes discrepancias en torno al asunto derivan precisamente de esto ¨²ltimo. Si no estoy dispuesto a aceptar los medios por las consecuencias pol¨ªticas que pueden tener para mis intereses, pues renuncio al fin. Es el caso de la derecha espa?ola, incapaz de apearse de una determinada concepci¨®n de Espa?a para acoger de otra forma la excepcionalidad catalana. O el del propio independentismo catal¨¢n, que no concibe ya otra relaci¨®n con el Estado que no sea desde el suyo propio. La consecuencia es obvia, sigamos a garrotazos. Y al que trata de situarse en una v¨ªa intermedia se los lleva de ambos lados.

Esto es precisamente lo que le ha ocurrido al Gobierno en su aparatosa visita a Barcelona esta semana. Se ha ganado una ira que raya en la histeria por parte de la derecha y el desprecio condescendiente del Gobierno catal¨¢n ¡ªno hay m¨¢s que ver las posteriores declaraciones de su portavoz, Elsa Artadi¡ª. Pero tiene a su favor el que a ambos les ha sacado de su confortable estrategia de pi?¨®n fijo. Al president Quim Torra, porque tom¨® al fin conciencia de que inflamar las calles se volver¨ªa inmediatamente contra ¨¦l; y al tridente de la derecha, porque Catalu?a est¨¢ lejos de la ¡°guerra civil¡± anunciada y Pedro S¨¢nchez no ha hecho, que se sepa, concesi¨®n ¡°constitucional¡± alguna.

Ha faltado claridad en las declaraciones, como el eufemismo de la ¡°seguridad jur¨ªdica¡±, y el Gobierno no se vuelve de Catalu?a habiendo conseguido una renuncia expl¨ªcita de los independentistas a la v¨ªa unilateral. Pero es un primer paso. Es sabido que hoy la pol¨ªtica se consume m¨¢s en gestos y palabras que en medidas concretas. Y los del pasado viernes abren alguna v¨ªa a la esperanza. Primero, porque ha ratificado que, salvo excepciones, la violencia es hoy sobre todo verbal, hemos cambiado las pistolas por el smartphone, el odio se ha vehiculado hacia el ciberespacio. Y, en segundo lugar, porque algo ha comenzado a moverse: hemos empezado a poner los medios para alcanzar el fin. Ahora solo queda hablar de ellos, estudiarlos y fraguar consensos. Es decir, hacer una pol¨ªtica responsable y dejarnos de ret¨®ricas vanas, ese pan electoral para hoy que nos conduce al hambre colectiva para ma?ana.