Ni un paso atr¨¢s
Hay que alzar la voz por salvaguardar los derechos adquiridos y por avanzar hacia otros nuevos y necesarios
Por una parte, el movimiento MeToo, con su foco en el acoso y la violencia, ha dado un nuevo impulso al debate global sobre el feminismo, gracias, en buena medida, al ambiente generado por las marchas de las mujeres y su contestaci¨®n a la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Su repercusi¨®n se ha dejado notar en casi todo el mundo. Lo hemos visto en Espa?a, por ejemplo, donde el pasado 8 de marzo, y espoleadas por la sentencia de La Manada, asistimos a la primera huelga de mujeres en nuestro pa¨ªs y a una movilizaci¨®n sin precedentes.
Por otra, de la mano de grupos ultraconservadores, en muchos casos de corte religioso, pero no solo, la igualdad de g¨¦nero se enfrenta ahora a nuevos frenos y retrocesos.
En Am¨¦rica Latina, sectores del catolicismo y el evangelismo han lanzado una cruzada para luchar contra lo que denominan ¡°ideolog¨ªa de g¨¦nero¡±, que persigue, seg¨²n ellos, la homosexualizaci¨®n de ni?os y ni?as y la depravaci¨®n. Muy activos en pa¨ªses como Per¨², Ecuador o Colombia, estos grupos han encontrado un muy potente altavoz en el presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro.
En Arabia Saud¨ª, mientras por un lado levantaban la prohibici¨®n de conducir a las mujeres, por otro deten¨ªan a numerosos activistas que luchaban por los derechos femeninos. El mundo ¨¢rabe, de la mano del integrismo religioso, ha sufrido serios retrocesos en la ¨²ltima d¨¦cada.
En Rusia, donde m¨¢s de 12.000 mujeres mueren al a?o v¨ªctimas de la violencia dom¨¦stica, una reciente ley ha redefinido el propio concepto de violencia: si el abuso no tiene como resultado huesos rotos y no se produce m¨¢s de una vez al a?o, no est¨¢ sujeto a penas de c¨¢rcel. Si acaso, a una multa de unos 500 euros.
Por no hablar de la liberal Europa, donde el primer ministro h¨²ngaro, Viktor Orb¨¢n, ofrece educaci¨®n gratuita a las mujeres, pero solo si tienen al menos tres hijos; o en Polonia, donde el Gobierno anima a las mujeres a ¡°procrear como conejos¡±; o en Italia, donde se est¨¢ preparando una ley que permita acusar a las mujeres que han denunciado violencia dom¨¦stica si sus maridos no son condenados.
Como tantos otros aspectos que cre¨ªamos conquistados, no se puede bajar la guardia. En cada sociedad, empezando por la nuestra, hay que alzar la voz por salvaguardar los derechos adquiridos y por avanzar hacia otros nuevos y necesarios. Hay que seguir batallando, tanto desde el hogar como desde cualquier esfera p¨²blica, por cambiar esas mentalidades que todav¨ªa pretenden escatimar a las mujeres, por el simple hecho de serlo, su lugar en el mundo. Este pr¨®ximo a?o 2019 va a ser otro a?o crucial en este sentido. No se puede dar ni un paso atr¨¢s.
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