Pacto andaluz

Tras la constituci¨®n del Parlamento, Andaluc¨ªa se encamina a tener un Gobierno a principios del pr¨®ximo a?o gracias a un pacto entre el Partido Popular, que el 2-D qued¨® en segunda posici¨®n, y Ciudadanos, que qued¨® en tercera. Se evitar¨ªa as¨ª algo nunca deseable: la prolongaci¨®n innecesaria del mandato de un Ejecutivo en funciones y, lo que es peor, una repetici¨®n de las elecciones ante la incapacidad de las fuerzas pol¨ªticas para llegar a acuerdos. Con ello se confirma, de nuevo, que los partidos deber¨ªan mostrar m¨¢s cautela a la hora de denostar el sistema si las reglas no les convienen, porque pueden acabar benefici¨¢ndose en el futuro de esas mismas reglas del juego que calificaban de antidemocr¨¢ticas. Es lo que ha ocurrido con la famosa soflama del PP sobre los ¡°pactos de perdedores¡±, cuando trat¨® de convertir en ley que gobernase la formaci¨®n m¨¢s votada. El sistema constitucional prev¨¦ que gobierne el partido que logra alcanzar una mayor¨ªa parlamentaria ¡ªfue el caso de Andaluc¨ªa en 2012, cuando el PP gan¨® las elecciones pero form¨® gobierno el PSOE¡ª, de manera que ser¨ªa deseable que este acuerdo cerrase de una vez un debate est¨¦ril. Es tan leg¨ªtimo este pacto andaluz como un Gobierno que logra la investidura por mayor¨ªa absoluta como otro que consigue los votos para sacar adelante una moci¨®n de censura.

Un presidente conservador al frente de un Ejecutivo compuesto por PP y Ciudadanos representar¨¢ un cambio de ciclo pol¨ªtico en Andaluc¨ªa, la comunidad aut¨®noma m¨¢s poblada de Espa?a, gobernada por el mismo partido, el PSOE, desde hace 36 a?os. Pero para que este acuerdo sea posible, existe un elefante en la habitaci¨®n: la formaci¨®n ultraderechista Vox, que aunque no en el caso del PP, s¨ª parece representar visiblemente un problema para Ciudadanos, como se infiere de las declaraciones de su candidato a la alcald¨ªa de Barcelona, Manuel Valls, as¨ª como de sus socios liberales europeos. Sin embargo, sin los votos de sus 12 diputados no podr¨ªa haber investidura ni, desde luego, unos presupuestos.

Un Ejecutivo debe ser juzgado por sus actos. Un programa de investidura como el alcanzado por el PP y Ciudadanos no es garant¨ªa suficiente, por mucho que parezca dise?ado para contradecir alguno de los postulados de Vox, como el apoyo expl¨ªcito a las leyes de violencia de g¨¦nero. Por lo pronto, esta formaci¨®n ocupa la secretar¨ªa tercera de la C¨¢mara andaluza: el diputado por C¨¢diz Manuel Gaviria se ha convertido en el primer miembro de un partido ultraderechista en alcanzar un cargo institucional en Espa?a. Muchos de los postulados de Vox son no solo contrarios a la Constituci¨®n, sino a los principios de solidaridad e igualdad sobre los que se sustenta el marco legal europeo.

El cemento que une el pacto de PP y Ciudadanos, y que impulsa a Vox a apoyarlo, es ante todo expulsar a los socialistas del poder. Puede ser suficiente para formar una mayor¨ªa, pero es insuficiente para articular una acci¨®n de gobierno, como tambi¨¦n lo es dar la impresi¨®n de que Andaluc¨ªa es un p¨¢ramo. Queda mucho por hacer en esta comunidad aut¨®noma, pero es indiscutible que ha avanzado enormemente en estos 36 a?os. Los aut¨¦nticos problemas de los andaluces son la elevada tasa de paro juvenil, el descenso en la calidad de la sanidad o el modelo productivo. Para eso hacen falta algunos consensos, muchas ideas y, desde luego, no sirven las de Vox.