El d¨ªa en que 11 artistas espa?oles 'asaltaron' el Guggenheim de Nueva York, gracias a 'la Mr. Marshall del arte'
Muerto Franco, Margit Rowell recorri¨® Espa?a de punta a punta para montar una gran exposici¨®n con creadores locales en Nueva York. Hasta febrero, la galer¨ªa Jos¨¦ de la Mano recupera la gran noche de la inauguraci¨®n y m¨¢s de 30 de las obras que se mostraron
Hoy la idea resulta casi impensable. Y sin embargo ocurri¨®. Hubo un momento en el que el arte contempor¨¢neo de nuestro pa¨ªs se situ¨® en el foco de la modernidad mundial, cuando Nueva York fue tomado al asalto por algunos de los mejores artistas espa?oles vivos. La principal responsable de ello fue una norteamericana, Margit Rowell, quien entre 1978 y 1980 recorri¨® Espa?a de punta a punta para seleccionar lo mejor de nuestros j¨®venes creadores y presentarlos en bandeja al p¨²blico neoyorquino.
A finales de los a?os 70 del pasado siglo, nuestro pa¨ªs acababa de despedir una dictadura nacionalcat¨®lica de cuatro d¨¦cadas y se dispon¨ªa a abrazar, casi sin transici¨®n, la modernidad m¨¢s radical. Aquel caldo de cultivo en pleno burbujeo deb¨ªa forzosamente despertar el inter¨¦s entre los cazadores de tendencias culturales m¨¢s avispados.
Margit Rowell (1937), comisaria del Museo Solomon R. Guggenheim, recibi¨® de la instituci¨®n el encargo de seleccionar un grupo de nuevos creadores espa?oles para montar una exposici¨®n dedicada a la actualidad de nuestra escena art¨ªstica. As¨ª que se plant¨® en Madrid en 1978, decidida a cumplir su misi¨®n con la ayuda de una f¨¦rrea agenda: en los siguientes dos a?os lleg¨® a visitar hasta 90 estudios de artistas.
Bienvenida, Mrs. Rowell
"Margit debi¨® de hacer unos tres o cuatro viajes a Espa?a", recuerda el creador Jos¨¦ Luis Alexanco, el ¨²ltimo en entrar en la selecci¨®n. "Contact¨® con varias galer¨ªas, y pronto se corri¨® la voz de cu¨¢les eran sus intenciones, con lo que todo el mundo se puso como loco". ?Un poco al estilo Bienvenido, Mr. Marshall? "No es mala comparaci¨®n, en efecto", admite entre risas. "Pero enseguida dio con la galer¨ªa Vandr¨¦s, con la que hubo especial entendimiento y que puso a su disposici¨®n a una de sus empleadas, Blanca S¨¢nchez, que la acompa?aba en sus viajes sirvi¨¦ndole de gu¨ªa".
Vandr¨¦s era un proyecto conjunto de Fernando Vijande y su socia y pareja, la rica norteamericana Gloria Kirby. Vijande, 'golden boy' turbulento y seductor vocacional, hab¨ªa tra¨ªdo aire fresco al galerismo espa?ol con sus maneras cosmopolitas y unas pr¨¢cticas empresariales que inclu¨ªan mantener a los artistas en n¨®mina. Como sugiere Alexanco, el encuentro entre Vijande y Rowell result¨® sumamente fruct¨ªfero.
La selecci¨®n final abarc¨® un grupo de 10 nombres: Jordi Teixidor, Dar¨ªo Villalba, Zush, Guillermo P¨¦rez Villalta, Jos¨¦ Luis Alexanco, Sergi Aguilar, Carmen Calvo, Teresa Gancedo, Muntadas/Gin¨¦s Serr¨¢n-Pag¨¢n y Miquel Navarro. Originalmente, "solo" los cinco primeros pertenec¨ªan a la escuadra de Vandr¨¦s. Pero pronto Vijande ampli¨® el n¨²mero hasta un total de siete, y el d¨ªa de la inauguraci¨®n en el Guggenheim ¨¦l mismo cobrar¨ªa tanto o m¨¢s protagonismo que cualquiera de ellos.
Chillida habla de t¨² a t¨² a Wright
Solo hay que ver las fotos de aquella noche del 20 de marzo de 1980 para atestiguarlo. La ocasi¨®n era hist¨®rica, pues no se hab¨ªa registrado con anterioridad semejante 'asalto' espa?ol a la capital art¨ªstica mundial. Adem¨¢s de ascender por el pasillo helicoidal del museo, la exposici¨®n, de casi un centenar de piezas, se extend¨ªa a una segunda sede, la Hastings Gallery del Spanish Institute.
Se daba la coincidencia de que adem¨¢s Teixidor expon¨ªa en el PS1 del MoMA. The Kitchen, un espacio experimental dedicado a la performance, presentaba trabajos registrados en v¨ªdeo de Alexanco y Muntadas. Y, sobre todo, en el piso inferior del propio Guggenheim se abr¨ªa tambi¨¦n una antol¨®gica de Eduardo Chillida. Del artista vasco era una imponente escultura de varias toneladas de peso que se ubic¨® frente al edificio, hablando de t¨² a t¨² a la obra arquitect¨®nica de Frank L. Wright, de manera que sirviera como anticipo de lo que aguardaba en su interior.
La escuadra espa?ola de pleno viaj¨® a Nueva York para la vernissage, en la que cundi¨® un ambiente de euforia generalizada: las im¨¢genes nos muestran a los asistentes sonriendo con arrebato, y las peanas dedicadas a sostener las esculturas sirviendo como apoyo de copas vac¨ªas y platos de comida. Aquella fue solo una de las muchas fiestas que se organizaron durante esos d¨ªas.
'Pap¨¢ Vijande', el galerista celoso
El valenciano Miquel Navarro, otro de los artistas seleccionados, lo recuerda con nostalgia no exenta de vitriolo: "Hubo muchos c¨®cteles y conocimos a much¨ªsima gente, y Vijande hac¨ªa el papel de pap¨¢ de todos nosotros. Y como todo pap¨¢ tambi¨¦n era un poco celoso, porque cuando ven¨ªa un galerista americano y nos daba su tarjeta, ¨¦l nos la arrancaba de las manos y¡". ?La hac¨ªa pedacitos? Navarro r¨ªe enigm¨¢tico: "Bueno, no puedo decir lo que hac¨ªa con ella. Pero vamos, no le gustaba nada. De todos modos aquello fue important¨ªsimo para nuestras carreras. A m¨ª, por ejemplo, me seleccionaron como uno de los mejores escultores espa?oles del momento para otra exposici¨®n en Washington".
Apenas un a?o despu¨¦s de todo aquello, la pareja personal y profesional que formaban Vijande y Kirby se romper¨ªa, y el primero abrir¨ªa su propio espacio, ya con su nombre, en un garaje de la madrile?a calle N¨²?ez de Balboa. Del mismo modo que antes hab¨ªa operado como agitador cultural del Madrid de los confusos a?os de la Transici¨®n, Vijande se las arregl¨® para situarse con su nueva galer¨ªa en el epicentro de la Movida que acababa de estallar con eventos como la exposici¨®n inaugural dedicada a los Costus o la m¨ªtica de Andy Warhol por la que el rey del pop-art viaj¨® hasta nuestro pa¨ªs. Al parecer, el galerista albergaba ambiciosos planes de futuro, pero no pudo materializarlos por su prematura muerte, en 1986. En cuanto a Margit Rowell, abandon¨® el Guggenheim tres a?os m¨¢s tarde para proseguir su carrera en prestigiosas instituciones como el MNAM de Par¨ªs o la Fundaci¨® Joan Mir¨® de Barcelona.
La muestra de la memoria, en Jos¨¦ de la Mano
Casi 40 a?os despu¨¦s, la galer¨ªa madrile?a Jos¨¦ de la Mano rescata aquel momento dorado de nuestra historia cultural. La muestra que all¨ª comisar¨ªa Alfonso de la Torre incluye una treintena de las obras que en su d¨ªa recalaron en Nueva York ¡ªmuchas de ellas guardadas desde entonces en sus cajas originales¡ª, y documentos visuales tan valiosos como la grabaci¨®n en v¨ªdeo de Soledad Interrumpida, la performance de Alexanco con m¨²sica de Luis de Pablos, que entonces pudo verse en The Kitchen.
En conjunto, y pese a las limitaciones impuestas por el espacio, se trata de una exposici¨®n ins¨®lita para una galer¨ªa privada, y se encuadra m¨¢s en la l¨ªnea que puede esperarse de un museo de arte contempor¨¢neo. Adem¨¢s reivindica la importante labor realizada por Margit Rowell, quien pretend¨ªa alejarse de los t¨®picos asociados a lo poco que hasta entonces se conoc¨ªa internacionalmente del arte espa?ol de vanguardia ¡ªel informalismo expresionista heredero de la "beta brava" rom¨¢ntica¡ª con una apuesta m¨¢s cercana a lo minimal, lo conceptual, lo l¨ªrico y lo objetual.
"A posteriori, casi todos los artistas seleccionados han pasado el filtro del tiempo", destaca el galerista Jos¨¦ de la Mano. "Y estamos especialmente satisfechos de volver a dar luz a alguien un poco olvidado como es Zush". Alberto Porta, luego conocido como Zush y actualmente como Evru, es uno de los artistas espa?oles m¨¢s inclasificables del pasado siglo, de car¨¢cter tan escurridizo como su propia obra, y presenta en la muestra un lienzo de gran formato (casi dos por tres metros) de sereno y meticuloso lirismo.
Los dibujos y esculturas de Sergi Aguilar o Miquel Navarro, los collages de Alexanco o Gancedo y los ya cl¨¢sicos "encapsulados" de Dar¨ªo Villalba nos deparan otros de los mejores momentos de la muestra.
Aparte de una excelente exposici¨®n, esta New Images from Spain de Jos¨¦ de la Mano es la prueba material de que, en efecto, hace unos cuantos a?os el arte contempor¨¢neo espa?ol arras¨® en Nueva York. Ah, los buenos tiempos perdidos.
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