Marruecos acierta
Las peticiones de Rabat al Gobierno espa?ol a cambio de frenar el flujo migratorio merecen tomarse en cuenta
La lista de peticiones que ha enviado Marruecos al Gobierno espa?ol a cambio de intensificar la vigilancia de sus fronteras contiene propuestas que no deber¨ªan caer en saco roto. Pueden servir para articular programas a largo plazo que incrementen la colaboraci¨®n entre ambos pa¨ªses y potenciar el desarrollo de una zona, la del norte de ?frica, donde son parcas las expectativas laborales y donde no siempre se vislumbran planes para superar la pesadilla de la pobreza. El pa¨ªs magreb¨ª reclama ayudas para formar a trabajadores en dos sectores esenciales, los del turismo y la sanidad, y propone crear un programa para que sus universitarios puedan enriquecer sus estudios en Espa?a en una especie particular de Erasmus marroqu¨ª.Otra de sus reclamaciones tiene que ver con la batalla de la comunicaci¨®n. Cada vez corren m¨¢s bulos al otro lado del Estrecho sobre lo f¨¢cil que resulta trasladarse a Espa?a, y a Europa, encontrar un trabajo y dejar atr¨¢s un pasado de carencias. Las redes sociales llegaron a agitar con tanta insistencia semejante falsedad que, en septiembre, cientos de marroqu¨ªes se congregaron en las playas de Alhucemas para coger ese viaje gratuito que se les hab¨ªa prometido y que los iba a conducir al sue?o de la abundancia. Marruecos pide tambi¨¦n colaboraci¨®n para contrarrestar esa catarata de publicidad enga?osa, seguramente interesada.
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A Espa?a le corresponde presionar a la Uni¨®n Europea para que esos requerimientos se conviertan cuanto antes en programas viables respaldados econ¨®micamente. Nunca m¨¢s que ahora, cuando la ultraderecha avanza y los discursos xen¨®fobos crecen como setas en Europa para demonizar al extranjero, la idea de poner en marcha proyectos comunes tiene tanto sentido. La sanidad y el turismo son sectores en los que la capacidad espa?ola est¨¢ fuera de discusi¨®n y donde la efectividad de la formaci¨®n de los trabajadores marroqu¨ªes est¨¢ garantizada. Pero, acaso por su car¨¢cter simb¨®lico, es ese particular Erasmus ¡ªque podr¨ªa trasladarse al resto del Magreb¡ª el que est¨¢ m¨¢s lleno de posibilidades. La f¨®rmula ha servido antes para acercar y familiarizar a los j¨®venes de distintos pa¨ªses de Europa y ha aumentado los lazos mutuos y permitido que puedan profundizar en formas distintas de ver el mundo. Compartir estudios es, adem¨¢s, una de las mejores maneras de dinamitar los prejuicios y revertir tantas posiciones irresponsables que agitan el fantasma de la inmigraci¨®n como la mayor y m¨¢s temible amenaza.
La Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones inform¨® hace unos d¨ªas de que en 2018 hab¨ªan llegado a Espa?a m¨¢s de 57.000 personas en patera, el doble que en 2017. Antes que dramatizar, el ¨²nico camino ante esas cifras es buscar salidas. Las propuestas de Marruecos no van descaminadas.
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