Se?ales para el futuro
El Gobierno pretende modernizar la econom¨ªa pero le falta concretar su plan
Nunca un Gobierno tuvo un apoyo parlamentario tan precario para hacer viables sus propuestas. La principal, los esperados Presupuestos Generales del Estado, ser¨¢n tramitados en el mejor de los casos con el endeble y heterog¨¦neo respaldo con el que Pedro S¨¢nchez llego a la presidencia del Gobierno. A ese complicado prop¨®sito por agotar la legislatura se une ahora un conjunto de medidas, muchas de ellas econ¨®micas, agrupadas bajo el ambicioso enunciado de Agenda del cambio.
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De la informaci¨®n disponible puede deducirse que se tratan de decenas de medidas, algunas de ellas de alcance, de aplicaci¨®n durante varios a?os, que tienen en com¨²n una voluntad modernizadora. Una suerte de plan estrat¨¦gico, amparado en un diagn¨®stico en el que se podr¨ªan convenir las fortalezas y debilidades de la econom¨ªa espa?ola, y algunas de las decisiones que ser¨ªan necesarias para avanzar en ese prop¨®sito gen¨¦rico de eliminaci¨®n de las fuentes de desigualdad existentes en nuestro pa¨ªs: entre el medio rural y el urbano, entre el hombre y la mujer, y la generacional. La reducci¨®n de los desequilibrios macroecon¨®micos y el aumento del crecimiento potencial de la econom¨ªa forman parte tambi¨¦n de los enunciados de la agenda.
Se trata, al menos hasta el momento, de un plan de intenciones, sin detalle suficiente en decisiones concretas, que pretende se?alizar y acentuar los mensajes electorales del partido socialista. Una oferta que a?ade a la ret¨®rica convencional sobre la necesaria estabilidad macroecon¨®mica, esa diferenciaci¨®n que atiende a las pol¨ªticas medioambientales y, desde luego, a la necesaria cohesi¨®n social. Pero tambi¨¦n se insin¨²an actuaciones que ir¨ªan m¨¢s all¨¢ del completo desmantelamiento de la reforma laboral.
Aparte de esas pretensiones sociales, merece la pena la atenci¨®n prestada al aumento del crecimiento potencial de la econom¨ªa. Esta es una condici¨®n necesaria para garantizar mayor bienestar y la reducci¨®n de desequilibrios macroecon¨®micos, como el excesivo endeudamiento p¨²blico y, desde luego, el desempleo. Pero para que la econom¨ªa espa?ola pueda crecer m¨¢s a largo plazo de forma sostenida es necesario que crezca mejor. Que la producci¨®n de sus empresas incorporen m¨¢s valor a?adido y esto exige mejorar la productividad de la econom¨ªa, no fundament¨¢ndola en bajos salarios y desprotecci¨®n, sino en mejoras de las dotaciones de capital, tecnol¨®gico y humano. Fortaleciendo las competencias de los trabajadores, de la calidad de las instituciones e incluso de la de los que gobiernan las empresas. Avanzando hacia una completa asimilaci¨®n de las tecnolog¨ªas digitales.
La elaboraci¨®n de esa agenda es un ejercicio respetable, aun cuando sus enunciados vayan cargados de intencionalidad electoral. Esas pretensiones modernizadoras ser¨¢n manejadas junto a las decisiones adoptadas de elevaci¨®n del salario m¨ªnimo, del sueldo de los funcionarios y la de las pensiones, para fortalecer el ¨¢nimo de sus electores potenciales, demarcando un espacio de centro izquierda frente a los intentos de alianza de los partidos de derecha.
Aunque se concretaran algunas de ellas, lo que esta por ver, esas propuestas no impedir¨ªan que la econom¨ªa espa?ola se sustrajera de la senda de desaceleraci¨®n en la que ya est¨¢ inmersa el conjunto de la econom¨ªa mundial y, m¨¢s intensamente, la eurozona. En cualquier caso, algunas de esas medidas habr¨¢n de ser adoptadas por quien gobierne si se quiere reducir la vulnerabilidad de la econom¨ªa y defender la creaci¨®n de empleo en una mayor competitividad. En el fondo, el Gobierno, que conoce su escasa fuerza parlamentaria, se est¨¢ limitando a se?alizar objetivos, pero aunque solo sirviera para fomentar el debate sobre la modernizaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs, ya ser¨ªa algo positivo. Desde luego, algo m¨¢s ¨²til que otros focos de atenci¨®n que no ayudan en nada a garantizar el bienestar de la mayor¨ªa.
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