Cincuentonas

El mejor programa de flora y fauna ib¨¦rica se llama First Dates, y no salen ni flores ni bichos, sino hombres y mujeres interpretando la ceremonia del cortejo ante la audiencia. Ser¨¢ el efecto espejo, pero me fascinan las parejas heterosexuales en torno al medio siglo. Qu¨¦ espect¨¢culo de la naturaleza. Cincuentones y cincuentonas con m¨¢s de media vida y milagros a la chepa y la jeta desplegando sus plumas a ver si culminan. Ellas suelen lucir m¨¢s lozanas, pero menos seguras. Y eso que van alicatadas hasta el cuello. La hora de la verdad es la terror¨ªfica. Pasados ciertos umbrales, quitarte la ropa, las pr¨®tesis y las m¨¢scaras y ofrecer tus carnes mortales a un nuevo amante es un hito para la autoestima y el amor propio, que no siempre son lo mismo. No habla una solo de s¨ª misma. Amigas y conocidas, mujeres bell¨ªsimas, list¨ªsimas y solvent¨ªsimas, me dicen lo mismo. Podemos culpar al machismo, al bombardeo de la cosm¨¦tica, al culto a la juventud, pero hoy parece que si te arrugas o se te caen los pechos al ombligo es por tu culpa. Por dejada, por cobarde, por taca?a. Por vieja. Y vamos nosotras y nos lo creemos.

Yann Moix, un escritor franc¨¦s de medio pelo, ha confesado ser incapaz de amar a una mujer de 50 a?os por ser vieja, y preferir a las de 25. Un se?or a quien le gustan j¨®venes, lo nunca visto. La noticia no es esa. Lo inaudito es que nos sigue afectando. Porque una cosa es lo que decimos y otra lo que ¨ªntima, dolorosa, vergonzantemente sentimos. Ante las cr¨ªticas, por cierto, Moix ha dicho no estar orgulloso, pero que no va a pedir disculpas por sus gustos. Totalmente de acuerdo. A m¨ª tampoco me ponen los mis¨®ginos, sobre todo si no se les caen medio metro m¨¢s de la verg¨¹enza los test¨ªculos que ya les cuelgan por las rodillas. La gravedad es unisex, querido, y muchas de las viejas cincuentonas a las que repudias no te tocar¨ªamos ni con un puntero l¨¢ser. ?A que no das cr¨¦dito?