El fallido farol de Vox
Tras las elecciones de mayo, Vox no va a tener otra gente con la que sentarse que no sean los mismos con los que ha pactado en Andaluc¨ªa
Revertir la pol¨ªtica contra la violencia de g¨¦nero. Acabar de facto con la autonom¨ªa andaluza. Deportaciones masivas de inmigrantes. Las demandas de Vox en la negociaci¨®n por el Gobierno de Andaluc¨ªa eran de tono indudablemente elevado. El list¨®n estaba alto, muy alto. Y cuando lleg¨® el momento de saltarlo, lo lograron a medias.
El acuerdo para darle al PP la presidencia de la Junta dej¨® una difusa impresi¨®n de decepci¨®n en el ambiente. Habiendo movido (a¨²n m¨¢s) a la derecha un Gobierno que ya iba a serlo, el resultado final quedaba algo lejos de los objetivos que ellos mismos se hab¨ªan marcado. Y ese fue probablemente su primer error: crear expectativas que no pod¨ªan cumplir.
En contra del folklore, la primera regla de la negociaci¨®n no es siempre la misma: empezar fuerte e ir bajando. Uno puede hacerlo, claro. A veces tiene sentido. Como en el p¨®ker, uno puede comenzar la mano aparentando m¨¢s baza de la que realmente tiene. Pero si quien est¨¢ sentado enfrente es consciente del farol, si conoce o intuye tus cartas, lo normal es que te lo cacen.
PP y Ciudadanos entendieron que Vox se encuentra en un extremo del espectro, y ni cerca siquiera de ser el partido m¨¢s votado en su bloque. As¨ª que no ten¨ªa amenaza cre¨ªble: ni acuerdos alternativos, ni segundos comicios. Una repetici¨®n electoral provocada por Vox habr¨ªa favorecido a los populares, pues el voto se habr¨ªa coordinado en torno a la alternativa de derecha m¨¢s viable. Es la situaci¨®n contraria a la de Podemos en 2016: por la izquierda, ellos tambi¨¦n se encontraban negociando desde un extremo, pero al menos para los de Iglesias las segundas elecciones constitu¨ªan una oportunidad cre¨ªble. Acariciaban el sorpasso, y con ello pod¨ªan convencer a la izquierda de unirse bajo su paraguas. Pero si ni siquiera ellos lo lograron partiendo de una base del 20%, ?c¨®mo iba a conseguirlo Vox, desde un 11%?
Esa era la visi¨®n que ten¨ªan los negociadores sobre las cartas de Vox, As¨ª, es normal que esperasen una cesi¨®n tarde o temprano. Si, alternativamente, la extrema derecha hubiese puesto sobre la mesa demandas m¨¢s cercanas al acuerdo resultante, quiz¨¢s habr¨ªa perdido alg¨²n que otro punto. Pero a cambio, sus socios presentes y futuros no les mirar¨ªan ahora de manera complaciente.
Porque, tras las elecciones de mayo (y salvo se¨ªsmo electoral de caracter¨ªsticas italianas en Espa?a), Vox no va a tener otra gente con la que sentarse que no sean los mismos con los que ha pactado en Andaluc¨ªa: PP y Ciudadanos. A los que, hoy por hoy, no puede superar electoralmente. Y que, de ahora en adelante, ser¨¢n plenamente conscientes de que los faroles de la extrema derecha no van demasiado lejos.
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