Muros y contramuros
?Qu¨¦ significa que Am¨¦rica es lo primero? Que si alguien gana fuera de sus fronteras, Am¨¦rica pierde
Que Trump miente lo sabemos todos, hasta sus seguidores. Pero da igual. En ellos ha prendido el mensaje que lanz¨® desde el principio: soy el l¨ªder de un movimiento ¡°como el mundo jam¨¢s ha conocido¡±. La m¨¢xima era exagerada, sin duda, pero no erraba el tiro. Trump entendi¨® bien la naturaleza de los movimientos con tintes autoritarios, la inexplicable lealtad que generan en sus seguidores hasta el punto de hacerlos negar las evidencias m¨¢s elementales, los puros datos, como aquella sesi¨®n de investidura falsamente m¨¢s numerosa que la de Obama.
Entonces, ?hay truco? Claro que s¨ª: lo que genera esa adscripci¨®n insobornable no son las mentiras, sino el dise?o de una cosmovisi¨®n concreta. No importa que esa explicaci¨®n del mundo se alimente de fantas¨ªas, falsedades o delirios: aunque prescinda de cualquier arraigo con la realidad, tiene coherencia interna. Porque lo cierto es que une a sus seguidores ofreci¨¦ndoles una explicaci¨®n para su ira y enfado, y les promete un salvador. Esa realidad alternativa construida con las piezas de cada tuit da congruencia a su c¨¦lebre m¨¢xima: America First.
?Y qu¨¦ significa que Am¨¦rica es lo primero? Pues que el juego es de suma cero; que si alguien gana fuera de sus fronteras, Am¨¦rica pierde. Ese es el mensaje que atraviesa la l¨®gica de las relaciones internacionales y llega hasta la econom¨ªa, basado en la competici¨®n antes que en la cooperaci¨®n. Explica tambi¨¦n su pol¨ªtica migratoria y su fascinante fetichismo del muro, un s¨ªmbolo arrollador que ha convertido en un icono generador de identidades. Porque el muro es la condici¨®n para que los que est¨¢n dentro compartan una identidad total que construye la comunidad, pero tambi¨¦n irradia identidad hacia fuera, cohesionando a quienes esperan agazapados en la frontera. Trump lo cree y lo refuerza: si ellos ganan, Am¨¦rica pierde.
Pero hay algo que falla en la ecuaci¨®n del presidente. No hallaremos la grieta en su Twitter, donde el mundo sigue girando en torno a su Am¨¦rica First, sino en la nueva C¨¢mara de Representantes, que ha detenido su proyecto de ¡°un muro m¨¢s alto¡± desafi¨¢ndolo con argumentos. Nos encontramos as¨ª ante este interminable cierre parcial del Gobierno, un aut¨¦ntico s¨ªmbolo de la resistencia ante sus dislates, e impulsado por un contrapoder institucional que se niega a malgastar dinero en un proyecto absurdo. Y resulta que ese poder es tan leg¨ªtimo como el del presidente, pues es expresi¨®n de la voluntad popular, conform¨¢ndose as¨ª otro elemento nuclear del sistema, aquel que permite su resiliencia y fortaleza: una oposici¨®n salida leg¨ªtimamente de las urnas. Y a esto, felizmente, se le llama democracia liberal.
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