Mineros
Desde ayer, los rostros de los mineros de la Brigada de Salvamento de Hunosa est¨¢n en todos los peri¨®dicos, pero tras ellos est¨¢n los de todos sus compa?eros, de hoy de ayer, de Asturias y de cualquier lugar de Espa?a

Escrib¨ªa hace un mes en esta misma columna el epitafio de la miner¨ªa espa?ola coincidiendo con el cierre de la ¨²ltima mina de carb¨®n leonesa, una tierra, como las de Teruel y Asturias, para la que la miner¨ªa era algo m¨¢s que una fuente econ¨®mica. Lamentaba en ese epitafio la indiferencia con la que la sociedad espa?ola asist¨ªa al final de un sector tan decisivo para el progreso del pa¨ªs en su ¨²ltimo siglo y medio de historia, as¨ª como su insensibilidad hacia todos esos miles de personas que con el fin del carb¨®n ve¨ªan llegar tambi¨¦n el de sus comarcas y el de su futuro mismo. Con el carb¨®n se acababa no solo su modo de supervivencia sino tambi¨¦n una forma de vida que los molde¨® y form¨®.
Un mes despu¨¦s de aquella columna, los mineros han vuelto a la actualidad espa?ola, pero no por su situaci¨®n laboral y social. Un tr¨¢gico accidente que desde hace unos cuantos d¨ªas tiene pendiente a todo el pa¨ªs de su desenlace ha sacado de repente a los mineros del olvido al que este los hab¨ªa relegado para siempre y convertido en h¨¦roes involuntarios de un drama, el de un ni?o ca¨ªdo en un pozo y un pueblo entero que asiste con la respiraci¨®n contenida a su b¨²squeda, para cuya soluci¨®n han sido reclamados por las autoridades. Trasladados en un avi¨®n del Ej¨¦rcito desde su Asturias de origen hasta los montes de M¨¢laga, a mil kil¨®metros de distancia, los ocho mineros de la Brigada de Salvamento de Hunosa, hoy ya casi inoperante por el cierre de las minas espa?olas, han visto c¨®mo se convert¨ªan de la noche a la ma?ana en h¨¦roes, incluso antes de entrar en acci¨®n. La sociedad y los medios de comunicaci¨®n los necesitan ahora despu¨¦s de abandonarlos a su suerte sin preocuparse por cu¨¢l ser¨ªa esta. Es la sociedad espectacular de la que habl¨® el franc¨¦s Guy Debord la que condiciona la realidad y no al rev¨¦s, que ser¨ªa lo l¨®gico.
Ignoro si los mineros lograr¨¢n su objetivo de rescatar al ni?o ca¨ªdo en el pozo (mientras escribo este art¨ªculo pican en la oscuridad), pero su aut¨¦ntica heroicidad ya la han conseguido, que es la de rescatar del olvido a todo un sector que despu¨¦s de contribuir al progreso econ¨®mico de un pa¨ªs ha visto c¨®mo la historia lo arrinconaba sin miramientos en el ba¨²l de los trastos viejos sin reparar en las consecuencias que para miles de personas esa postergaci¨®n supon¨ªa. Como los componentes de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa saben por propia experiencia (la mayor¨ªa son descendientes de mineros, algunos muertos en accidente en la mina), la heroicidad no consiste tanto en hacer cosas extraordinarias como en bajar cada d¨ªa a la mina a picar carb¨®n, como en cualquier otra profesi¨®n sucede. Es la sociedad la que necesita h¨¦roes y los fabrica para que el espect¨¢culo contin¨²e.
Desde ayer, los rostros de los mineros de la Brigada de Salvamento de Hunosa est¨¢n en todos los peri¨®dicos, pero tras ellos est¨¢n los de todos sus compa?eros, de hoy, de ayer, de Asturias y de cualquier lugar de Espa?a, los verdaderos protagonistas de una heroicidad que trasciende a la de esos ocho que, mientras yo escribo este art¨ªculo, pican bajo la tierra en busca de un ni?o al que sin conocer de nada consideran uno de los suyos. El viejo lema de los mineros de no dejar a un compa?ero tirado jam¨¢s no se ha cumplido con ellos, pero eso no ha sido obst¨¢culo para que ellos sigan cumpli¨¦ndolo, d¨¢ndonos una lecci¨®n a todos, m¨¢s que de heroicidad, de normalidad. Esa que tanto escasea en la sociedad de hoy.
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